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Una ventana geológica al pasado

La fascinación de la línea mágica en el Tschingelhoren. swiss-image

El Área tectónica suiza de Sardona figura desde 2008 en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO. Constituye un testimonio excepcional del proceso de formación de las montañas y es considerada fundamental para la comprensión de las placas tectónicas.

La región de la Suiza oriental –ceñida entre el valle del Rin anterior, valle del Sernf y el Walensee-, resalta por la magnífica belleza del panorama alpino, los lagos de montaña y las numerosas leyendas que la acompañan.

Pero la zona atrajo asimismo el interés del mundo científico por la presencia de una formación rocosa singular -de 35 km de largo por 25 km de ancho-, que asciende hasta los 3.000 metros en la región de Hausstock-Sardona-Ringelspitz para descender y desaparecer luego en la vertiente norte.

Se trata del mayor corrimiento de tierra ocurrido en los Alpes centrales al finalizar el periodo posterior a la glaciación. Son masas rocosas de 250 a 300 millones que están superpuestas en rocas más recientes de 35-50 millones de años.

“Como muchas otros fallas geológicas, también la de Glarus es un resultado del empuje tectónico en las placas”, explica a swissinfo.ch Carlo Ossola, de la Oficina Federal del Medioambiente, quien contribuyó a la candidatura del sitio distinguido por la UNESCO. “Sólo que en este caso estamos ante un sitio cuya superposición de estratos es excepcional y tiene importancia única para el mundo”.

Superposición tectónica

Cuando los científicos comenzaron a interesarse en la formación de los Alpes, en el siglo pasado, no lograban entender por qué en esta región de Glarus se encontraba tan colosal masa de roca antigua encima de otra más reciente.

Recién en los años 1950 -gracias al adelanto de las investigaciones sobre la dinámica de fallas geológicas y a la elaboración de la teoría sobre las placas tectónicas-, los geólogos llegaron a la conclusión de que era una enorme superposición tectónica.

“Debemos imaginar que al colisionar la placa africana con la placa europea suspendió una masa rocosa de 10 km hasta colocarla sobre otro bloque de roca”, explica Kaspar Marti, responsable de GeoPark. “Todo ocurrió en una profundidad de 6 a 10 km, donde las temperaturas de entre 320° y 400° debilitaron la compactación de la roca e hicieron posible la superposición a lo largo de una falla de roca calcárea. Luego, la elevación de la capa terrestre hizo que esta zona saliera a la superficie

“La superposición tectónica no era conocida hasta hace 200 años, y el mundo no aceptaba semejante idea incluso hasta casi un siglo, porque era sencillamente inimaginable que una masa rocosa de 10 km de altura pudiera desplazarse 35 km. Hoy, el fenómeno es comúnmente aceptado y se explica por el empuje tectónico de las placas. De ahí su apelativo de ‘Área tectónica suiza de Sardona’ que ha permitido además elaborar esta teoría”, señala Marti.

La línea mágica

La falla tectónica de Glarus, que se extiende sobre un área de más de 300 km2, es fácilmente reconocible gracias a la diferencia de colores en los bloques rocosos: en la parte superior está la estratificación más antigua de rocas rojizas; debajo, la masa reciente cuyos colores varían entre el gris, marrón e incluso negro profundo (flysch). Los dos volúmenes están divididos por una acanaladura fina y continua que se ha formado a lo largo de la roca calcárea. Por este detalle la llaman ‘magic line’ (línea mágica).

“En resumen, se puede decir que esta línea recorre todo el área concernida, aunque en muchos puntos no se la ve por efecto de la erosión”, precisa Kaspar Marti.

La línea que uno puede tocar con la mano en Lochsite es la misma que pasa por Tschingelhoren, Foospass, Foostock, Piz Atlas o Piz Sardona. Se la puede ver bien desde Elm o desde Flims.

“No obstante, cabe señalar que esta línea es algo engañosa porque la superposición no se produjo exactamente sobre ella, sino a lo largo de toda la falla calcárea, que en Lochsite tiene un metro de altura y en otros puntos mayor alcance”, señala Marti. “Es probable que la línea se haya formado como consecuencia de un terremoto y de un desplazamiento del manto rocoso, pero emergió a la superficie después de la superposición.

Ejemplo excepcional de orogénesis

Las particularidades geomorfológicas de esta superposición rocosa se pueden distinguir en muchos puntos del sitio. La mayoría están en la parte alta, a donde sólo se llega caminando durante horas por senderos de montaña majestuosos. A muy pocos se accede con facilidad, entre ellos el Lochsite cerca de Sool-Schwanden.

“El Lochsite es uno de los sitios más bajos de esta zona protegida. Queda apenas por encima de los 500 metros s.n.m. y es bastante accesible por un sendero bien conservado”, precisa Carlo Ossola. “La idea es ofrecer una accesibilidad cada vez mayor, porque también tenemos el mandato de hacer conocer al público el sitio y la tectónica de placas”.

Geomorfología que destaca el paisaje

Vistos de lejos, los detalles geológicos desaparecen, no se distingue la falla calcárea y la división de las dos masas rocosas se nota únicamente por la ‘magic line’ que emerge entre los picos dibujando una fascinante línea inclinada.

Observándola desde Elm se ve que atraviesa la pendiente del Tschingelhoren y pasa sobre el Martinsloch (2.600 m): una ventana natural formada probablemente por el hundimiento de roca a raíz de la presión.

Pero los rasgos de la superposición tectónica de Glarus no están únicamente en lo alto. También se los ve en los valles o a lo largo de los arroyos diseminados en un mosaico de rocas rojas y verdes que con el gorgoteo de las aguas del río cuentan la historia de nuestros Alpes.

El área tectónica suiza del Sardona es considerada un ejemplo excepcional y espectacular de la orogénesis por colisión continental, ya que presenta una clara exposición tridimensional de la estructura y de los procesos típicos de este fenómeno.

En el sitio son visibles e incluso accesibles excelentes secciones geológicas que muestran el proceso por el cual las rocas antiguas y profundas emergieron hasta sobreponerse a rocas más jóvenes y menos profundas.

Reconocido a finales del siglo XVIII como un sitio fundamental para la ciencia geológica, el estudio de esta zona ha contribuido de manera determinante a la comprensión de la formación de las montañas y de las placas tectónicas. Sus características geológicas pueden ser apreciadas por todos los visitantes.

(Traducción: Juan Espinoza)

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