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Hacienda persigue el dinero suizo en Galicia

El colectivo de Morrazo se sumó a las manifestaciones de los preferentistas y otros grupos para expresar su malestar. Gentileza: colectivo del Morrazo

La Agencia Tributaria española reclama miles de euros a los emigrantes retornados que no han declarado al fisco las pensiones de jubilación que cobran por los años trabajados en el extranjero. Muchos de ellos perciben ingresos de Suiza.

Cuando Juan Antonio Pichel dejó la ciudad suiza de La Chaux-de-Fonds en 2005, pensaba que nunca más tendría que apretarse el cinturón.

Había padecido dos infartos y regresaba a casa, después de trabajar 25 años en Suiza, con una renta que debía permitirle vivir sin apuros en su pueblo, cerca de Carballo, una comarca de La Coruña que registró una fuerte emigración a partir de los años 1960.

Pero a principios del pasado mes de junio, casi le dio un tercer ataque al corazón al abrir la carta certificada que recibió de la Agencia Tributaria. Disponía de diez días hábiles para pagar a Hacienda nada más y nada menos que 8.200 euros de impuestos atrasados.

Los emigrantes retornados tienen un arma para defenderse: disponen del derecho a voto, un argumento de mucho peso, sobre todo en los ayuntamientos.

Las movilizaciones empezaron a escala municipal y lograron convencer a varios políticos locales y miembros del Parlamento gallego que observan como una parte importante de su electorado se está rebelando. El problema para los retornados es que su voz sea oída en Madrid.

La Agencia Tributaria reconoció este otoño que tenía que mejorar la información proporcionada a los exemigrantes. Pero el Ministerio de Hacienda hizo saber que no renunciaba a multar a los que no habían declarado su renta.

Aun así, los jubilados retornados no arrojan la toalla. En octubre se concentraron en Santiago, la capital gallega, y a fines de mes manifestaron su disconformidad en las calles de Madrid.

Los retornados se movilizan

“Ahora estoy a la espera de que me envíen la multa que podría elevarse a unos 1.300 euros suplementarios”, lamenta. Pichel tuvo que pedir ayuda al banco para saldar la deuda con Hacienda: “Tener que andar con créditos bancarios a estas alturas, después de toda una vida trabajando…”

Junto con su amigo José María Rocha, que también trabajó en La Chaux-de-Fonds, Pichel lanzó este verano una campaña de movilización de los retornados en la Costa da Morte, donde cientos de residentes recibieron en la primavera la carta fatídica de Hacienda.

El pasado 14 agosto, después de distribuir folletos por los bares de la región, lograron reunir a más de 200 personas en Carballo. Desde entonces, un afectado les puso a disposición gratuitamente un local en la vecina ciudad de Vimianzo y los exemigrantes someten a una creciente presión a los políticos municipales y regionales.

“¡Qué le den trabajo a los jóvenes!”

“Las cajas del Estado están vacías porque el dinero se fue para Suiza y ahora Hacienda lo busca donde lo hay”, se queja una jubilada indignada que acaba de recibir un folleto de José María Rocha, mientras toma un café en una terraza de una ciudad de la Costa da Morte. Prefiere guardar el anonimato porque la Agencia Tributaria todavía no le mandó “la carta negra”.

Su marido, en cambio, sí la recibió y, al igual que Pichel, casi le da un síncope cuando se enteró de que el Estado le reclamaba 8.000 euros. “Padeció cinco infartos y casi tuvo otro cuando leyó la carta”, asegura su esposa. El matrimonio vivió durante veinte años en Zúrich.

“Trabajábamos más de 14 horas al día y habíamos dejado a nuestros niños en Galicia. En Suiza ni íbamos al cine ni salíamos de fiesta. Así ahorramos nuestro dinero”, confiesa esta retornada. En su opinión, el Estado no trata de la misma manera a los evasores fiscales que depositaron su dinero en los bancos suizos.

swissinfo.ch/Antonio Rodríguez

“Le pido al Gobierno que tenga un poco de piedad con nosotros y que le saque el dinero a quienes lo tengan”. Y agrega que gracias a las rentas suizas pueden ayudar a sus nietos desempleados. “Están todos en el paro y los estamos apoyando. ¡Qué les den trabajo!”, exclama a gritos, llamando la atención de los transeúntes.

Al lanzar su campaña centrada en los emigrantes retornados que no habían declarado sus rentas extranjeras, los funcionarios de Hacienda quizás no se imaginaban hasta qué punto este sector de la población era capaz de movilizarse.

Los jubilados suelen expresar raramente su disconformidad en la calle. Pero los que regresaron de diferentes países europeos se coordinaron enseguida y se sumaron a las manifestaciones en las que suelen participar otros grupos afectados por la crisis, como los preferentistas.

Colectivos para dar asesoría legal

En la comarca del Morrazo, en la provincia de Pontevedra, muchos de los cientos de retornados que recibieron la notificación de Hacienda salieron a la calle en julio y agosto para protestar y crearon un colectivo, cuya portavoz, la sindicalista Maruchi Álvarez, es hija de una retornada de Alemania.

“Esto es un auténtico caos provocado por la falta de información”, explica esta consejera municipal de Cangas, que no duda en denunciar “una discriminación”. Es cierto que la mayoría de los retornados no recibieron información alguna al regresar a España, ni cuando se dieron de baja en el Consulado en Suiza ni cuando se dieron de alta en su municipio.

“Si no estás contento, vuelve a Suiza”, le espetó un funcionario de Hacienda a Juan Antonio Pichel cuando acudió a La Coruña para quejarse del trato recibido. “Que nos traten así es lo que más duele”, asevera su amigo José María Rocha.

Muchos de sus vecinos y la administración les consideran “unos privilegiados” en una España en plena depresión económica por recibir una renta extranjera, y más todavía si es suiza.

“Confunden a los emigrantes con millonarios”, añade Maruchi Álvarez. Los emigrantes recuerdan que tuvieron que abandonar España para trabajar durante años en un país que desconocían antes de emprender su primer viaje.

“Hemos trabajado toda nuestra vida, hemos enviado dinero a la familia, hemos invertido dinero aquí para construir una casa. Todo esto para que nos hagan sentir ahora que no somos bienvenidos aquí”. Así expresa Pichel un sentimiento que comparten muchos retornados.

Además, sus conocidos e incluso a veces políticos les aseguraban que no tenían que declarar sus rentas, porque ya habían pagado los impuestos correspondientes cuando trabajaban en el extranjero. Aun así, algunos optaron por declarar las pensiones y tributaron por ellas. Los que recibieron la carta esta primavera no lo habían hecho, en muchos casos por ignorancia.

“Pero también hay casos de doble tributación que figuran en los acuerdos bilaterales entre España y los otros países europeos que los eximen de pagar impuestos sobre ciertas rentas”, explica Maruchi Álvarez. La sindicalista insiste en que el dinero reclamado por Hacienda no debe ser pagado necesariamente.

Su colectivo pone a disposición de los miembros a asesores legales que conocen los tratados bilaterales y que pueden averiguar si deben tributar por las rentas extranjeras. Su objetivo principal es que la Agencia Tributaria renuncie a multar a los afectados.

Como recuerda Pichel, su equipo, el Deportivo de A Coruña, debe decenas de millones de euros a Hacienda y “está negociando. Pero a nosotros, no se nos permite hacerlo”. Un sentimiento que comparten muchos de los afectados. “Somos nosotros los que tenemos que pagar todo este defalco”, los platos rotos de la crisis, deplora.

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