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La otra cara de los billetes de 1.000 francos

Poca gente ha tenido en sus manos un fajo de billetes de 1.000 francos suizos. Keystone

En Suiza, aumenta el número de unidades de 1.000 francos en circulación. Varios expertos en blanqueo de capitales temen que esos billetes sirvan exclusivamente para actividades criminales o fraude fiscal. El Banco Nacional Suizo (BNS) se defiende.

Solamente Japón tiene más papel moneda en circulación que Suiza. La proporción es, por ejemplo, dos veces menor en Estados Unidos o en la zona euro. Según la portavoz del Banco Nacional Suizo (BNS), Silvia Oppliger, esta particularidad se debe a que pagar en efectivo es una costumbre muy extendida en Suiza y que mucha gente suele retirar dinero de su cuenta, antes de saldar sus facturas en la ventanilla de Correos.

“Consideran que los billetes bancarios son un medio de pago muy práctico. Además, los suizos son muy dados a proteger su vida privada. Y los desembolsos en efectivo son un ejemplo de ello”, precisa Silvia Oppliger.

Los de 1.000 francos son billetes muy codiciados. El año pasado, su valor alcanzó los 35.000 millones de francos, o sea, cerca del 60% del importe total de papel moneda en circulación. Fue un 10% más que en 2011. A título de comparación, las unidades de 500 euros (613 francos) representan solamente un tercio del valor total de los billetes de la zona euro.

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Toma el dinero y corre

Este contenido fue publicado en swissinfo.ch le ofrece una selección de secuencias que han entrado en los anales de la historia del cine. (Fotos: AFP/Kobal Collection, cinetext.de)

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Fácil de transportar

El billete violeta que muestra el retrato de Jacob Burckhardt, historiador del arte del siglo XIX, es el de mayor valor en el mundo, después del billete de 10.000 dólares de Singapur (7.355 francos suizos) y delante del billete de 500 euros. Oficialmente, el valor y la gran cantidad de papel moneda en circulación en Suiza no constituyen un problema. La Oficina de Comunicación en Materia de Blanqueo de Dinero (MROS) y la Oficina Federal de Policía (fedpol) dicen no conocer el monto de los billetes utilizados en las transacciones que vigilan.

“De vez en cuando se notifican transacciones en efectivo a la MROS. Los intermediarios financieros indican la suma total, pero no el valor de los billetes”, anota Alexander Rechsteiner, portavoz de fedpol. “A la Policía Federal le preocupa la economía sumergida; el valor de los billetes implicados no tiene importancia”.

Teóricamente, la fuerte cotización del franco suizo permite esconder –o transportar– grandes cantidades de dinero en pequeños manojos. Un fajo de billetes de 1.000 francos de 10 centímetros suma un millón de francos, pesa un kilo y su volumen corresponde a 1,3 litros, es decir, la mitad menos que si fueran unidades de 500 euros, asegura la web 1’000’000-euro.de. En comparación, un millón de dólares en billetes de 100 ronda los 10 kilos.

Conforme a la ley antiblanqueo de 2010, los bancos suizos deben comprobar la veracidad de la información que aporta el cliente cuando una transacción supera los 25.000 francos. En el caso de que sea sospechoso de estar involucrado en una actividad criminal, se abre una investigación para determinar si procede una imputación por fraude fiscal, delito de información privilegiada o financiación del terrorismo.

En 2012, la Oficina de Comunicación en Materia de Blanqueo de Dinero (MROS), que depende de la policía federal, recibió notificaciones sobre actividades sospechosas por un valor superior a los 3.200 millones de francos. Las operaciones dudosas se identificaron principalmente en Zúrich, Ginebra y el Tesino.

Las transacciones secretas se suelen efectuar preferentemente en efectivo, porque dejan menos rastros que débito directo) y las tarjetas de crédito.

Con fines criminales

En 2010, el banco central británico decidió suspender la venta de billetes de 500 euros, tras una investigación de la Agencia Contra el Crimen Organizado (SOCA), según la cual nueve de cada diez en circulación en Gran Bretaña eran utilizados con fines ilegales, como la corrupción, la evasión fiscal, el blanqueo de dinero o el terrorismo.

“No cabe la menor duda de que la gran demanda de unidades de 500 euros en Gran Bretaña proviene del crimen organizado”, afirmaba entonces Ian Cruxton, director adjunto de la SOCA. El pasado 25 de abril, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Vitor Constancio, declaraba ante los diputados comunitarios que “valía la pena discutir” la eliminación de los billetes de 500 euros. Los billetes de 1.000 dólares canadienses se retiraron de la circulación en mayo de 2000, en el marco de la lucha contra el crimen organizado y por recomendación de la policía canadiense, según la cual servían principalmente para blanquear dinero.

En Suiza, “la MROS y la policía federal también deberían examinar detenidamente a quién van destinados las unidades de 1.000 francos y con qué fines”, señala Mark van Thiel, ex adjunto del jefe de la Oficina de Comunicación en Materia de Blanqueo de Dinero. “Tarde o temprano, las autoridades tendrán que afrontar este problema. Los billetes de mayor valor son instrumentos que pueden facilitar a los delincuentes la transferencia de haberes de un punto A a un punto B”.

Suiza es uno de los escasos países que tienen en circulación billetes bancarios de un valor tan elevado. Los de mayor valor en el Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, son los de 50 libras esterlinas (72 francos) y 100 dólares (93 francos), respectivamente.

Las reservas en papel moneda, un auténtico valor refugio en los tiempos de crisis que corren, es un bien preciado. También lo son los lingotes de oro o las piedras preciosas. Son valores que se pueden cobrar rápidamente.

Los billetes bancarios suizos son prácticamente imposibles de falsificar. En 2012, solo se confiscaron 134 billetes falsos de 1.000 francos. La mayoría eran falsificación de poca calidad, según la Policía Federal: 11 eran meras copias en color y 123 obtenidas con impresoras de chorro de tinta.

Bajo cuerda

En opinión de Mark van Thiel, que hoy dirige la consultoría TvT en Zúrich, tampoco hay que olvidar el fraude fiscal. “El dinero en efectivo permite pagar clandestinamente una parte de los gastos. Hace unos años, cuando se empezó a controlar con mayor rigor las transacciones bancarias, los delincuentes y defraudadores se vieron obligados a elegir otros canales más difíciles de comprobar, como el dinero en efectivo, y en especial los billetes de mayor valor”.

En el marco de sus investigaciones, la policía logra recuperar la mayoría de las unidades de 200 francos, reconoce Marc Besson, portavoz de la policía cantonal de Zúrich. “Solemos encontrar unidades de 1.000 únicamente en casos de estafa a personas mayores” agrega. Su homólogo bernés Christoph Gnägi lo confirma: “Estas incautaciones son extremadamente raras”.

Mark van Thiel no se muestra sorprendido: “No son tanto los pequeños truhanes al final de la cadena quienes las utilizan, sino más bien quienes mueven los hilos”. Suiza no prevé, por el momento, investigar la utilización de estos billetes, y aún menos retirarlos de la circulación.

En un informe, el BNS subraya que “el gran número de billetes de gran valor es un indicio de que se utilizan no solo como un medio de pago, sino también como valor reserva y en una proporción considerable”.

En otras palabras, la gente opta por el papel moneda para conservar dinero en las cajas fuertes, el banco o en casa -por no decir debajo del colchón-, especialmente en estos tiempos de incertidumbre, y no necesariamente con fines criminales, según el BNS.

En 2011, el Banco Central Europeo (BCE) investigó la utilización de los billetes de euros. Más de la mitad de los encuestados indicó no haber tenido jamás en las manos un billete de 500 euros. Cerca de la mitad, tampoco había visto nunca qué color tiene la unidad de 200 euros. La mayoría de los ciudadanos suelen abonar en efectivo únicamente cantidades inferiores a los 100 euros.

¿Qué ocurre pues con los 33 millones de billetes de 1.000 francos en circulación en Suiza? Aunque los negocios están obligados a aceptarlos, los pequeños comercios y las tiendas de comestibles suelen resistirse, como demostró la encuesta de swissinfo.ch en Berna. “Pero nuestros clientes siguen retirando y depositando billetes de 1.000 francos en nuestras sucursales. Los utilizan, sobre todo, para adquisiciones importantes, como la de un coche”.

Un fenómeno que observa también el Banco Nacional Suizo (BNS). Contrariamente al BCE, el banco central suizo no investiga sistemáticamente la utilización de los billetes que emite. El BNS indica a swissinfo.ch que las unidades de 1.000 francos sirven, por ejemplo, para las “ventas de vehículos de segunda mano y de ganado”. El BNS, que decide el número y el valor de los billetes en circulación, confirma asimismo que la nueva serie que se introducirá a partir de 2015 incluirá un billete de 1.000 francos.

En Suiza, la gente paga cada vez más con tarjeta y a través de la banca electrónica.

Según Andrea Bauer, portavoz del segundo minorista del país, Migros, más de la mitad de los productos de consumo y servicios en las filiales de la región de Berna se abonan de esta forma. El débito directo representa cerca del 50% de las transacciones y el pago con tarjeta de crédito alrededor del 7%.

El banco central no controla sistemáticamente la utilización de los billetes bancarios.

Desde la primera emisión en 1907, los billetes en circulación han ganado casi un 62% en valor.

Como consecuencia de la incertidumbre durante la Primera Guerra Mundial, la deflación al inicio de los años 1920 y la gran depresión en la década de 1930, el BNS atesora divisas en francos.

Desde la Segunda Guerra Mundial, se han multiplicado las transacciones sin efectivo, gracias a la innovación en las tecnologías de pago.

(Traducción: Belén Couceiro)

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