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Los portugueses vuelven a emigrar a Suiza

Muchos inmigrantes portugueses en Suiza trabajan en la hostelería. Keystone

Miles de portugueses se ven obligados a salir de su tierra debido a la maltrecha situación de la economía lusa. Muchos buscan empleo en Suiza, aunque esto suponga a veces sacrificar la vida familiar.

Medidas de austeridad, recortes salariales, recesión, desempleo. La masiva emigración es consecuencia de la grave crisis que atraviesa el país.

“En Portugal, cada día me hundía más. No me quedaba más remedio que salir del país”, explica José Rabacal, quien llegó a la zona de Gruyère en abril pasado.

Este portugués, de 46 años, conoce muy bien la pintoresca región -famosa por el queso que lleva su nombre- de la Suiza occidental, donde trabajó 15 años durante una primera estancia en el país alpino. Volvió a Portugal en 2004, cuando su tío político le ofreció un empleo de taxista en Moncorvo, al norte del país.

A su retorno, Rabacal contrajo un crédito para comprar el taxi, pero al cabo de solamente dos años las cosas se torcieron.

“La facturación de muchas empresas bajó”, explica. “Y lo que es peor, los impuestos y precios de los productos de consumo subieron. Respecto a antes, ganaba 200 euros (244 francos suizos) menos al mes por la subida del precio del diésel”.

Y también aumentó la hipoteca de su casa “en la que se iba casi la mitad del sueldo”.

“Llegábamos a fin de mes con lo justo. Así que dejamos de salir”. La familia tuvo que apretarse el cinturón para vivir con solamente 700 a 1.000 euros mensuales.

“En Portugal se dice que uno necesita un cinturón con muchos agujeros para poder estrecharlo cada vez más”.

Después de trabajar seis años por su cuenta, Rabacal decidió regresar a Suiza, dejando atrás a esposa e hijos. Cambió el taxi por la furgoneta y ahora entrega a domicilio los pedidos de una empresa de bebidas en Bulle (cantón Friburgo). Primero se alojó en casa de su hermano en Vevey (cerca de Lausana). Hoy vive solo.

Sacrificar la vida familiar

Los salarios en Suiza son “más altos que en Portugal” y José Rabacal piensa quedarse en este país hasta poder cubrir las necesidades de su familia. “Los echo mucho de menos, pero he venido para poder costear los estudios de mi hija de 17 años. No sé cuánto tiempo voy a aguantar aquí sin ellos”.

Un sacrificio que también conoce Manuel Leitâo. La pasada primavera, este albañil de 39 años dejó a su familia en Oporto. Tiene previsto permanecer en Suiza hasta que sus dos hijos cumplan los 18 años – le quedan por lo menos seis.

En Portugal, le era imposible llegar a fin de mes con los 600 euros que ganaba. Además, carecía de unos ingresos regulares, por lo que aceptó trabajar los fines de semana en un bar por 90 euros. “No conseguía pagar el alquiler y tampoco tenía trabajo todos los días. La situación en Portugal está fatal. Me produce tristeza, pero también rabia”.

Los políticos, “unos inútiles”

Manuel Leitão decidió emigrar a Suiza. Con la ayuda de un amigo consiguió un empleo en una empresa de embaldosado en Bulle. Unas semanas después, su hermano Henrique, de 38 años, se lió la manta a la cabeza y le siguió.

Se inscribió en una agencia de empleo temporal y encontró un puesto en la construcción, que nada tiene que ver con su antiguo trabajo. En Portugal era codirector de una empresa que se fue a pique con la crisis. “Nuestros políticos no cumplieron sus promesas. Son todos iguales, unos inútiles”.

Fuga de cerebros

Adriana Atanasio, de 25 años, oriunda de Pombal, pertenece a esa “generación sin dinero” que desde marzo protagoniza manifestaciones de protesta. Es licenciada en Topografía y Catastro, pero “no consigo trabajo desde julio. Una pesadilla. No hay empleo ni en la construcción ni en la administración”, dice.

En lugar de inscribirse en el paro y recibir 360 euros mensuales, al igual que el 10,6% de los portugueses de su edad -entre ellos su novio-, prefirió buscarse la vida en Suiza. “Muchos de mis amigos cualificados han emigrado”, explica.

La suerte de Adriana fue un conocido en Friburgo que le ofreció un trabajo en una empresa de limpieza y un techo temporal. “Quiero ejercer mi profesión, de lo contrario voy a olvidar lo que aprendí”. ¿Se plantea regresar a Portugal? “Si la situación mejora, tal vez dentro de veinte años”.

Desde el inicio de la crisis, son entre 50.000 y 100.000 los portugueses que emigran al año. Aburridos de buscar y no encontrar trabajo, enfermeras, psicólogos, albañiles, pintores deciden salir del país.

Los principales destinos son las antiguas colonias (Angola, Brasil, Mozambique). Suiza, aunque menos exótica, reúne condiciones favorables: salarios altos, una buena calidad de vida y una comunidad portuguesa establecida en el país desde los años 1980.

“El número de portugueses que buscan trabajo ha aumentado desde mediados de 2010”, confirma Bruno Gonçalves, jefe de la filial de Manpower en Friburgo.

“Representan la mitad de las 70 a 100 personas que nos visitan diariamente”. En su mayoría son hombres, en edades comprendidos entre los 20 y los 45 años, que buscan un empleo en industria, básicamente de la construcción, sectores en los que trabajan muchos compatriotas y el idioma no supone una barrera. Y los portugueses con grados superiores de formación (enfermeras, arquitectos, etc.) suelen pasar por las agencias de empleo.

“Por regla general, cuando vienen solamente se proponen encontrar trabajo. Ese primer empleo en Suiza les da derecho a un permiso de estancia. Es su primer objetivo”, afirma Jacques Menetrey, responsable administrativo de la agencia New Work Human Ressources SA.

Y el boca a boca funciona bien entre los portugueses que vuelven a casa de vacaciones. “Algunos están muy bien informados cuando llegan a Suiza en busca de empleo”, afirma Bruno Gonçalves. Y si no lo encuentran, vuelven al cabo de tres o cuatro semanas. “Pero el porcentaje de éxito es elevado”, según Jean-Paul Remy. La portuguesa “es una mano de obra muy apreciada y versátil que sabe trabajar”.

La colonia portuguesa en Suiza sumaba 200.000 personas a finales de 2009.

Los lusitanos representan el 12% de la población extranjera en Suiza.

Los primeros llegaron a mediados del siglo XX. Eran estudiantes, intelectuales y refugiados políticos, que se asentaron mayoritariamente en Ginebra.

Hoy, la mayoría emigra en busca de trabajo.

Población suiza: 7.780.100 personas

Población extranjera: 1.766.300 personas, un 22,4% de la población total

Nacionalidades: La italiana (16,3%), alemana (14,9%), portuguesa (12%) serbia (6,9%), francesa (5,4%) son las colonias más numerosas.

Los españoles representan el 3,6% de la población extranjera.

Fuente: Oficina Federal de Estadística, datos correspondientes a 2010

(Adaptación: Belén Couceiro)

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