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Los bancos suizos en busca de activos en Panamá

La competencia es realmente intensa para entrar exitosamente en el mercado de Panamá. Paula Dupraz-Dobias

Sol generoso, un bajo costo de la vida y una carga fiscal reducida impulsaron a Michel*, un banquero ginebrino jubilado, a establecerse en Panamá el año pasado. Pero no es el único interesado en el país latinoamericano, los bancos suizos también están echando sus redes.

“Estoy harto de las elevadas cargas tributarias en Europa”, explica el ginebrino pulcramente vestido y entrevistado en una vivienda de un rascacielos del centro un día en un día cálido y soleado.

Panamá es reputada por su atractivo sistema impositivo, que exenta a los extranjeros del pago de impuestos cuando han generado su patrimonio fuera del territorio panameño. Sin embargo, son otras las razones que atraen a la banca suiza hacia este sitio, entre ellas, la creciente presión que ejercen las autoridades fiscales internacionales, las necesidades de los clientes europeos y la feroz competencia entre las distintas plazas financieras del mundo.

En febrero, el BSI de Lugano obtuvo una licencia para operar en Panamá. UBS, Credit Suisse y Lombard Odier, entre otros, cuentan con oficinas consultoras para enlazar sus bancos con sus clientes. Y desde noviembre pasado Julius Baer está a cargo en este país del negocio de gestión patrimonial que le compró a Merrill Lynch.

Pero el banco suizo que abrió brecha fue el PKB Privatbank, entidad que comenzó a operar en Panamá en 2012. “Queríamos diversificar los canales disponibles para nuestros clientes y expandirnos en Latinoamérica”, dice a swissinfo.ch Francesco Catanzaro, director del banco en el país centroamericano.

Un portavoz de Lombard Odier explica vía correo electrónico la motivación de su entidad: “Establecimos una oficina en Panamá hace un año para estar más cerca de nuestra base de clientes y porque (este país) es y será, históricamente, un centro clave para los servicios financieros de la región”.

Los banqueros y los administradores de activos estiman que “hay un gran crecimiento económico en esta región y que el mercado es muy prometedor”, explica Giuseppe A Marca, propietario de la agencia de gestión de patrimonio multifamiliar, GaMFOs, organización independiente que asesora a múltiples familias sobre las estrategias de inversión para maximizar la rentabilidad de sus patrimonios.

A Marca advierte, no obstante, que la competencia en este lucrativo mercado será cada vez más dura porque crece el número de administradores establecidos en la región, pero tendrán oportunidades reales solo los que llegaron hace tiempo. “Para los otros será más difícil entrar”, afirma.

Por su parte, Catanzaro mira las cosas ligeramente distinto. El director del PKB Privatbank asegura que los bancos estadounidenses son dueños de “la mayor parte del negocio” panameño, pero aclara que no han mantenido una presencia física importante en este territorio. Y esto puede traducirse en oportunidades para otros.

“El mercado de la banca privada aún está poco desarrollado”, insiste.

Catanzaro recuerda que, actualmente, la plaza financiera panameña gestiona activos por exclusivamente 80.000 millones de dólares. Un dato muy lejano a los 2 billones de dólares que administra Suiza.

Y se espera que la importancia de Panamá en la escena financiera internacional crezca exponencialmente.

De acuerdo con el Informe sobre la Riqueza Mundial 2013 publicado por la consultora Knight Frank, el número de individuos con patrimonios elevados (conocidos como UHNWI en inglés) aumentó un 146% durante la última década y se espera que repunte otro 46% en los próximos 10 años.

Y según reporte del Boston Consulting Group publicado en 2013, a riqueza privada latinoamericana ascenderá a 5,9 billones de dólares para el año 2017.

La riqueza privada global sumó 135,5 billones de dólares en 2012. De este total, unos 8,5 billones son activos financieros invertidos en el extranjero.

El diario español El País estimó que en 2013, Panamá albergaba 115 fortunas individuales con un valor conjunto de 160.000 millones de dólares.

A finales del año pasado, Naciones Unidas estimaba que Panamá fue el país de Latinoamérica que más creció con una tasa de evolución del PIB de 7,5%. El Canal que actualmente está en expansión permitirá a este país aumentar sus ingresos anuales en el equivalente a 1.000 millones de dólares.

Fuera del alcance de los reguladores

En Suiza, las cosas se han vuelto complicadas debido a los casos de evasión que han protagonizados los bancos y a las nuevas reglas encaminadas a eliminar el secreto bancario, refiere Roberto Alemán, socio de Icaza, González-Ruiz & Alemán.

Es una de las compañías más antiguas de Panamá que dedica desde hace décadas a ayudar a cientos de empresas de ciudadanos extranjeros –suizos entre ellos– a establecerse en este país para gozar de  confidencialidad y bajas tasas impositivas.

Este grupo, que cuenta con oficinas en diversas circunscripciones consideradas como paraísos fiscales –como Panamá o la propia Ginebra– da sus servicios a empresas, pero también a entidades públicas y clientes privados.

En opinión de Roberto Alemán, los banqueros suizos se han visto motivados a venir a Panamá, porque quizás “consideren que aquí pueden proteger mejor la confidencialidad de sus clientes”, dice a swissinfo.ch.

Pero Catanzaro, del PKB Privatbank, advierte de que las reformas de regulación bancaria dirigidas a divulgar regularmente la información sobre los clientes también ganan terreno en Panamá. “El ritmo puede ser un poco más lento, pero la tendencia a cumplir con los estándares de la OCDE también está presente aquí”.

Alemán considera que Washington –vía su Ley para el Cumplimiento Fiscal de las Cuentas del Extranjero (FATCA en inglés)– no desplegará esfuerzos extraordinarios para rastrear contribuyentes estadounidenses con cuentas en Panamá abiertas a través de bancos suizos. “No creo que lleguen tan lejos”, apunta.

Los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) exigen a las distintas jurisdicciones obtener información sobre sus entidades financieras e intercambiarla de forma automática con otros países anualmente.

Los lineamientos precisan el tipo de información financiera que debe transmitirse a otros gobiernos, las entidades que deben reportarla, el tipo de cuentas que están incluidas y las medidas de debida diligencia que deben tomar los bancos frente a sus clientes.

En palabras del secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, las nuevas disposiciones ayudarán a los gobiernos a evitar la evasión de impuestos e “incorporan esfuerzos para fortalecer la lucha global contra el lavado de dinero”.

La OCDE, con sede en París, reconoce que la nueva FATCA ha operado como catalizador de los avances del G20 en materia de intercambio automático de información entre gobiernos.

Durante el encuentro de ministros financieros del G20 en septiembre próximo, la OCDE deberá detallar la aplicación de los nuevos estándares y aportar algunas soluciones técnicas para que este esquema sea factible este esquema para todo tipo de gobiernos.

Suiza apoya formalmente los nuevos principios de intercambio automático de información bancaria que enarbola la OCDE y ha manifestado también su disposición para aplicar la FATCA a partir del verano de 2014.

Fuente: OCDE

No obstante, el abogado coincide con el banquero en que en Panamá las cosas cambian y la apertura de una cuenta bancaria se vuelve cada vez más estricta. Los bancos están aplicando ya las reglas de conocer a su cliente (know your client, KYC) que exigen que al menos un beneficiario de la cuenta bancaria esté presente durante la apertura de la misma y sea entrevistado por la institución financiera.

Asimismo, en 2013 fue instrumentado un nuevo régimen que exige que las acciones al portador de las sociedades anónimas panameñas sean inmovilizadas y resguardadas por un custodio. Esto significa que una tercera entidad deberá contar siempre con un registro de los beneficiarios de las acciones. Hasta hace poco, las acciones al portador eran simplemente títulos que podían ser negociados libremente sin registro alguno sobre el nombre de sus propietarios.

Alemán reconoce que, de forma natural, las “acciones al portador ya estaban más o menos en vías de extinción”, aunque aún resultaban útiles para la llamada planificación patrimonial de algunas compañías.

Compañías suizas en Panamá

Un pirata informático creó un sitio que ofrece información sobre compañas panameñas inscritas en el registro mercantil del país, referencias que hacen constar que existen docenas de corporativos dirigidos por banqueros o abogados suizos.

En abril pasado, el proyecto Offshore Leaks, encabezado por decenas de periodistas internacionales, reveló la identidad de personas vinculadas a cuentas en el extranjero. Según los diarios helvéticos Matin Dimanche y SonntagsZeitung, entre 200 y 300 abogados suizos están presuntamente implicados en ayudar a sus clientes a evadir impuestos a través de cuentas en otros países, entre ellos Panamá.

Cuando el nombre de un banquero o abogado suizo aparece registrado en numerosas compañías, “significa que están proporcionando un servicio a diversos clientes”, asegura Alemán. Y también es posible que “algunos de ellos tengan sus propias compañías”, añade.

Como un “importante porcentaje” de los negocios de Alemán consistía, justamente, en crear compañías para sus clientes helvéticos, la desaparición del secreto bancario en Suiza ha repercutido significativamente en la empresa. “Hay muchas disoluciones de empresas incluidas en el registro público de Panamá; la gente está abandonando las compañías y también las cuentas bancarias que tenía en nombre de dichas firmas”.

¿Cuáles alternativas legales tienen hoy los clientes que buscan confidencialidad?  “Cada vez es más y más difícil. Avanzamos hacia una situación en la que la confidencialidad dejará de existir”, responde Alemán.

“Si la gente quiere tener dinero fuera de su país deberá declararlo. Tal vez utilicen una empresa para tener una cuenta, pero el dinero será declarado en el país de origen”, dice el panameño.

“En la actualidad, hay que aplicar las reglas de debida diligencia. Nos encontramos frente a reglas de juego completamente nuevas”.

*nombre ficticio

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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