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‘Mediterráneo’: un pedazo familiar para el ocaso

Los ancianos participan activamente, si lo desean, en la preparación de algún postre. swissinfo.ch

Los ancianos que habitan este espacio hablan italiano, español o portugués; escuchan la música de sus raíces, ven la televisión que les distraiga y, sobre todo, son entendidos.

Este proyecto pionero nacido en la residencia Erlenhof, de Zúrich, hace escuela. Basilea y Berna seguirán el ejemplo.

A todos les une el mismo guión que la vida les impuso: ser inmigrante. Los puentes afectivos con su tierra fueron cayendo con el paso del tiempo y casi sin percatarse quedaron insertos en otro sitio, en otro país con idiomas y culturas distintas.

En 1997 eran 67.000 los jubilados migrantes y para el año 2010 se calcula que sumarán 123.000. Un tercio de ellos opta por el retorno, el otro por la fórmula de ir y venir, y el último por echar anclas en este suelo.

Los 20 huéspedes en la sección ‘Mediterráneo’ de Erlenhof integran esa tercera parte de trabajadores extranjeros que al término de su vida activa en Suiza no pueden (por razones financieras) o no quieren (por lazos familiares) volver a su tierra de origen.

“Pedimos mano de obra…y llegaron personas”

La célebre frase pronunciada en 1965 por el escritor suizo Max Frisch ha ido abriendo los ojos de quienes veían al trabajador extranjero como mera mano de obra: económica, fuerte, productiva, estoica y casi anónima.

No hay carreteras, túneles, edificios, vías ferroviarias, hoteles, restaurantes ni servicios domésticos o de limpieza que no tengan el aporte del temporero de antes o del inmigrante de hoy .

En la medida de ese reconocimiento cambia, gradualmente, la política de integración del extranjero en Suiza. Pero los mayores de la primera generación, aquellos que llegaron en los años 50, 60 y 70, ni siquiera tuvieron tiempo para pensar en la palabra integración ni de aprender otro idioma.

Idea acertada y oportuna

Enterado de que en Zúrich viven hoy más de 1.000 jubilados italianos y unos 100 españoles, además de los de otras nacionalidades, el médico Alfred Wettstein, propuso hace cuatro años, crear una sección especial para reunir allí a todas las personas mayores del sur que por falta de idioma y sensibilidad de vida diferente se sentían fuera de lugar en residencias mayoritariamente habitadas por suizos.

La iniciativa tuvo eco y en mayo de 2003 nació ‘Mediterráneo’, un espacio atendido por personal especializado que puede comunicarse en el idioma de los residentes. Ocupa uno de los cinco pisos de la residencia para la tercera edad Erlenhof, situada en el popular distrito cuatro de la ciudad de Zúrich, la misma zona que hace 70 años fuera conocida como la ‘Pícola Italia’.

“Lo bello de esta sección es que la gente está reunida con otros que hablan su lengua. Pueden comprenderse, contarse sobre sus vidas, sus penas y alegrías. Así todo es mucho menos grave de lo que fuera si estuvieran en un sitio donde no se les entiende”, resume Caterina Scuderi, responsable de ‘Mediterráneo’.

Hija de inmigrantes italianos, esta enfermera especializada en psiquiatría sostiene que su deseo es “transmitir a sus pensionistas el sentimiento de estar rodeados de un poco de patria en la última etapa de su vida”.

Tal afirmación coincide con la imagen que uno cree captar si ve a Pasquale, Elisade María, Rogelia o Antonio en su relación diaria de grupo o por su trato familiar con el personal.

La perspectiva de sentirse como en casa sin interferir la vida de sus hijos y parientes eleva el número de la lista de espera.

“Hay que arrimar el hombro”

El cónsul de España en Berna, Juan Ramón Remacha Tejada elogia la iniciativa porque si es “gente que quisiera volver a España pero que al mismo tiempo tiene parte de su corazón aquí, en Suiza, hay que ayudarles, tanto entre las autoridades españolas como también las autoridades helvéticas”.

El diplomático señala que en el caso particular de sus compatriotas “son los testigos de todo lo que ha sido durante 40 años la aportación de la mano de obra de España al desarrollo económico y social de Suiza”.

Más aún, expresa la disposición de respaldar iniciativas similares porque “gracias a Dios la España de hoy cuenta con más medios, pero tampoco queremos ir por ahí introduciéndonos, metiéndonos donde no nos llaman. Es decir que si ahora hay una idea de las autoridades cantonales o de las comunas pues es perfectamente factible sacar adelante algunos proyectos”.

Basilea y Berna se aprestan a seguir el ejemplo

La política de la Vejez es competencia de los cantones, y éstos suelen delegar esa tarea en las comunas (municipios). En ese contexto se prevé el funcionamiento gradual de reparticiones adecuadas a las necesidades de los ancianos extranjeros. Es decir espacios integrados en las casas de residencia existentes en el país, porque la finalidad no es crear guetos.

“Veo que uno de cada 26 españoles que están en esta zona de Berna y Basilea es mayor de 65 años, de manera que es un colectivo que está esperando que se les eche una mano. Cuente con todo lo que se pueda hacer desde el consulado”, precisa el diplomático Juan Ramón Remacha Tejada al tiempo de desear que Berna y Basilea sigan los pasos de Zúrich.

La ciudad suiza a orillas del Rin ya tiene previsto abrir en otoño una sección ‘Mediterráneo’ y Berna planea hacerlo hasta el año 2008. Un poco de Capri o un trozo de Galicia en las residencias para la tercera edad comulgan sin duda con el espíritu multicultural de Suiza.

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swissinfo, Juan Espinoza

‘Mediterráneo’ es la primera sección concebida para ancianas y ancianos extranjeros. Es parte de la residencia Erlenhof de Zúrich.
1 médico, 8 enfermeras y 8 ayudantes (de 7 nacionalidades)les cuidan en tres turnos a los residentes. El costo de esa atención es de 150 francos diarios que son cubiertos por cada uno o, si no puede, por los mecanismos de asistencia social.
Basilea y Berna preparan secciones similares.

Los cantones son responsables en Suiza de la política de Vejez, pero suelen delegar esa tarea en las comunas.

Un 6,6% de los 1,4 millones de extranjeros residentes en el país han llegado a la edad de jubilación (65 años para varones y 64 para las mujeres).

Según la Oficina Federal de Estadísticas, el número de ancianos sin pasaporte suizo llegará a 123.000 en el año 2010, el doble de los 67.000 en 1997.

37.063 italianos, 4.655 espáñoles, otros tantos ex yugoslavos, 1569 turcos y 698 portugueses en Suiza tienen más de 65 años.

En Zúrich hay más de 1.000 italianos jubilados y 100 españoles en la misma condición.

Pro Senectute, la Comisión Federal de Extranjeros, la Cruz Roja suiza y Caritas Suiza tematizan regularmente el futuro de las personas de la tercera edad.

Diversas organizaciones ofrecen además información en varios idiomas, entre ellos en español.

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