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Disidentes cubanos piden a la Eurocámara su ‘no’ al acuerdo UE-Cuba

El disidente cubano Guillermo Fariñas (c) interviene ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo el 12 de octubre de 2016 en Bruselas afp_tickers

Disidentes cubanos, entre ellos Guillermo Fariñas, “El Coco”, pidieron este miércoles a los parlamentarios europeos que voten ‘no’ al acuerdo de Diálogo Político entre la UE y Cuba, al considerar que su actual texto redactado “legitima” al régimen comunista.

“La Unión Europea (UE) es un actor esencial, especialmente en esta hora confusa de la historia de Cuba, para el régimen cubano, porque necesita de sus recursos y legitimación (…) ahora que ve finalizar la subvención venezolana”, dijo Fariñas, ante la subcomisión de Derechos Humanos de la Eurocámara.

Minutos antes de su intervención, el galardonado en 2010 con el premio Sájarov de la cámara europea por su lucha por las libertades en la isla, explicó en declaraciones a la AFP que advertiría a los europarlamentarios de las consecuencias del acuerdo bilateral.

Su firma significaría que Cuba “tiene que prepararse para 50 años más de dictadura”, aseguró el líder del ilegal Foro Antitotalitario Unido (FANTU), en referencia al régimen instaurado tras la revolución cubana de 1959 con Fidel Castro, y actualmente su hermano Raúl Castro, al frente.

“Los países de Europa dicen que con los terroristas no se negocia y yo les digo que con los bandidos hay que negociar con cuidado”, subraya este cubano nacido en Santa Clara hace 54 años, para quien las ayudas e inversiones de la UE podrían acabar entre las manos de las élites que controlan al país.

Tras casi dos años de intensas negociaciones, el gobierno cubano y el ejecutivo europeo sellaron en marzo un nuevo marco diplomático, cuya eventual entrada en vigor implicará también la derogación de la llamada Posición Común, que condicionaba la cooperación a avances en materia de derechos fundamentales.

Para allanar el camino hacia este pacto, que busca además mejorar los intercambios de la isla con la UE, su segundo socio comercial después de Venezuela, los negociadores decidieron abordar en un diálogo separado la delicada cuestión de la situación de los derechos humanos en la isla.

“Para la cuna de la democracia [Europa], esto es inadmisible. Hacer negocios sin derechos humanos es esclavitud”, dijo Fariñas, para quien es “normal desde el punto de vista de la economía de mercado” la carrera de las grandes potencias por lograr acuerdos comerciales con la isla tras el deshielo de sus relaciones con Estados Unidos.

Por su parte, el periodista cubano Alejandro González Raga reclamó que el pacto con la UE incluya disposiciones en materia de derechos humanos. “El acuerdo que tienen enfrente no es el acuerdo que nosotros, los cubanos, necesitamos”, dijo este miembro del Observatorio Cubano de Derechos Humanos exiliado en España desde 2008.

– El ‘no’ de ‘tres parlamentos’ nacionales –

Una gran parte de los europarlamentarios se mostraron receptivos a los llamados de los disidentes cubanos para la concreción de medidas en derechos humanos, como la diputada liberal Beatriz Becerra, que pidió fijar plazos específicos en el acuerdo y hacer constar la validez de los convenios internacionales.

La nota discordante vino de la parte del diputado de la izquierda unitaria europea Javier Couso, quien defendió la “buena dirección” de las conversaciones entre Cuba y la UE para alcanzar un pacto que respete la “soberanía de ambos”.

La UE y Cuba empezaron a negociar en abril de 2014 el nuevo acuerdo para sustituir la Posición Común, una de las exigencias de La Habana, con el objetivo de mejorar sus relaciones diplomáticas.

En base a las reglas europeas, este acuerdo, denominado de Diálogo Político y Cooperación, necesita para su entrada en vigor definitiva el visto bueno del ejecutivo europeo, del Consejo en representación de los 28 y de la Eurocámara, así como de algunos parlamentos nacionales.

En caso de que pase el filtro de las instituciones europeas, Fariñas reconoció a la AFP que cuenta “con la promesa de tres parlamentos [nacionales] de no aprobar este tipo de acuerdo”, aunque rechazó precisar cuáles eran.

Y, además, este psicólogo de formación, que a mediados de septiembre puso fin a su 25ª huelga de hambre, no descartó iniciar otra nueva en caso de que Bruselas y La Habana firmen finalmente el pacto.

“El pueblo de Cuba confía en la UE, en los países europeos y en todos los ciudadanos europeos para que los cubanos tengan los mismos derechos y libertades que gozan en Europa”, añadió.

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