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Multitudes exigen en las calles de Caracas revocatorio contra Maduro

Manifestación opositora en Caracas reclamando el referendo revocatorio contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el 1 de septiembre de 2016 afp_tickers

La oposición venezolana abrió una nueva etapa de presión en las calles para exigir un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, fortalecida por la multitudinaria marcha del jueves en la que dijo haber reunido más de un millón de personas.

“Mostramos al mundo el tamaño inmenso de la Venezuela que quiere cambio. Es una marcha histórica”, anunció desde una tarima el vocero de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, quien dijo a la AFP que se manifestaron “entre 950.000 y 1,1 millón” de opositores.

Al anunciar el “inicio de la etapa definitiva” de la lucha por el referendo, Torrealba precisó que el 7 de septiembre marcharán hacia la sede del poder electoral, y siete días después en las capitales de los estados.

En la noche, el sonido de ollas y cornetas irrumpió en Caracas y otras ciudades para cerrar la jornada de protesta con un cacerolazo.

Desde temprano, vestidos de blanco, ondeando banderas y gritando “revocatorio ya”, los opositores acudieron a lo que llamaron la “Toma de Caracas”. “Hay mucha hambre, desesperanza, amenazas. Queremos un cambio”, dijo a la AFP Alba Zárate, de 39 de años.

Maduro respondió a la oposición con una masiva concentración de seguidores ataviados de camisetas rojas en el centro de Caracas, en lo que bautizaron como la “Toma de Venezuela”.

“Hoy derrotamos un golpe de Estado (…) han fracasado una vez más”, dijo desde la tarima el presidente socialista, quien calculó entre “25.000 y 30.000” los participantes en la manifestación opositora.

Marcha y contramarcha transcurrieron en calma, pero en el cierre de la manifestación opositora hubo choques aislados entre manifestantes y agentes de seguridad en Caracas, con lanzamiento de gases lacrimógenos, así como episodios violentos en otras ciudades como Maracay (centro) y San Cristóbal (oeste), sin mayores consecuencias.

La MUD se deslindó de esos hechos y denunció “la presencia de infiltrados”. Al menos 60 personas fueron detenidas, según la ONG de derechos humanos Foro Penal.

La MUD reclama al Consejo Nacional Electoral (CNE) -al que acusa de chavista- la fecha de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar el referendo, pues considera que sólo cambiando al gobierno se acabará la crisis.

Ocho de cada 10 venezolanos quieren un cambio de gobierno, según la firma Datanálisis. Golpeada por la caída de los precios del petróleo, Venezuela sufre una escasez de alimentos y medicinas del 80% y una inflación que el FMI proyecta en 720% para este año.

– Termómetro opositor –

Pese al descontento popular, la oposición no había convocado multitudes desde 2014, según analistas en parte por miedo a la violencia de aquellas marchas que exigían la salida de Maduro y dejaron 43 muertos.

Pero esta vez, la MUD se tomó casi tres semanas para organizar la manifestación, con seguidores de todo el país.

Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit Country Risk, con sede en Londres, había considerado esta marcha como un “termómetro para medir la capacidad de convocatoria de la oposición”, en tanto que el analista venezolano Luis Vicente León consideró que el “éxito de la marcha es de articulación a futuro”.

La MUD busca que el referendo sea antes del 10 de enero, cuando se cumple el cuarto año de mandato presidencial, porque si Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha debe sustituirlo su vicepresidente, según la Constitución.

Con el rostro cubierto con una máscara fantasmagórica y el rótulo “empleado público” grabado en la frente, un caraqueño de 36 años dijo haber marchado porque el gobierno es culpable de la crisis.

De acuerdo con la firma Venebarómetro, 64% de los electores votaría por revocarlo. Maduro ordenó la remoción de los jefes de instituciones públicas que apoyan el referendo.

– Mano de hierro chavista –

Ante sus seguidores, Maduro, vestido de camisa roja, dijo tener listo un decreto para levantar la inmunidad parlamentaria, al acusar a la mayoría opositora del Legislativo de planificar un golpe de Estado con la ayuda de Estados Unidos.

“Voy con la mano de hierro que me dio (Hugo) Chávez. Que nadie se equivoque conmigo (…) que nadie utilice la inmunidad para conspirar, para complotarse”, advirtió Maduro, quien señaló directamente al presidente del parlamento Henry Ramos Allup de promover la violencia.

De inmediato, el líder opositor respondió: “No pierda el tiempo amenazándonos (…) nosotros no somos intimidables”.

“Presidente Maduro: vea el gentío que se volcó hoy a las calles de Caracas. Nunca se había producido en Venezuela una manifestación pacífica de este tamaño (…) sorteando emboscadas, provocaciones y agresiones”, declaró.

En vísperas de la marcha, las autoridades encarcelaron a tres dirigentes opositores a los que acusaron de planear actos violentos.

El Sindicato de Periodistas denunció que las autoridades rechazaron el ingreso de varios corresponsales extranjeros que iban a cubrir la marcha opositora.

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