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“La justicia internacional requiere más visibilidad”

Con frecuencia presentado como el cerebro del genocidio, Théoneste Bagosora (der) fue condenado en 2008 a prisión perpetua. AFP

Durante 15 años, la Fundación Hirondelle de Lausana ha narrado cotidianamente los trabajos del Tribunal Penal Internacional para Ruanda. Una experiencia única que servirá como trampolín para lanzar un portal de información dedicado exclusivamente al seguimiento de la justicia internacional.

Implementado tras el genocidio por el Consejo de Seguridad de la ONU, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) concluyó el conjunto de ese proceso de primera instancia. Aún debe juzgar una quincena de casos en recurso de apelación antes de cerrar, a finales de 2014.

Los periodistas de Hirondelle News han seguido desde el año 1997, día tras día, el conjunto de los procesos que tuvieron lugar en Arusha, al norte de Tanzania. Un largo trabajo que ha dado frutos, como explica Jean-Marie Etter, director general de la Fundación Hirondelle, entrevistado con ocasión del XIX aniversario del genocidio.

Cuestionados a través de Facebook, las y los ruandeses son severos con el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR). Muchos hablan de “fracaso”, al estimar que el organismo no ha efectuado las investigaciones necesarias para esclarecer el genocidio de 1994.

“El tribunal gastó mucho dinero para finalmente juzgar a un número ridículo de personas”, estima un lector de swissinfo.ch. La justicia internacional ha fracasado en su misión de brindar justicia a las víctimas, opina otro:  “Algunos genocidas reconocidos fueron absueltos sin razones claras, no hubo ninguna compensación ni reparación para las víctimas”.

La teoría del doble genocidio circula ampliamente entre las personas que denuncian una “ justicia internacional que se ha comportado como la de los ganadores”. El vencedor juzgó al vencido para defender sus intereses  personales y preservar su poder, se puede leer en otra contribución.

Por último, casi 20 años después del genocidio, muchos sostienen que la tragedia de Ruanda mantiene muchas zonas grises. “¿Por qué no se investigó sobre aquellos que dispararon contra el avión presidencial, hecho que detonó el genocidio?”, interroga un internauta.

swissinfo.ch: ¿Cuál es su evaluación de los 15 años de cobertura del TPIR por la agencia de noticias Hirondelle News?

Jean-Marie Etter: Nuestro objetivo era hacer accesibles y comprensibles los trabajos de la justicia internacional al pueblo de Ruanda, al que le ha sido difícil admitir que los responsables del genocidio sean juzgados en el extranjero por extranjeros. Un reto más difícil aún por el muy importante control del gobierno de Ruanda sobre toda la información respecto al genocidio.

Dadas las circunstancias, los resultados son notables. La Radio Nacional, pero  también los periódicos, las radios ruandesas privadas y los medios de comunicación en los países vecinos han difundido ampliamente los despachos que la agencia de prensa Hirondelle ha publicado todos los días durante 15 años.

swissinfo.ch: ¿Qué tan difícil fue superar la brecha entre ganadores y perdedores, dicho de manera más prosaica, entre hutus y tutsis, que divide aún a Ruanda casi 20 años después del genocidio?

JM.E.: Pudimos contar con un equipo de periodistas altamente calificados, compuesto de tutsis y de hutus. Con la conciencia de que la mínima coma podía tener enormes consecuencias, abordaron los trabajos del TPIR de manera extremadamente rigurosa y factual, a veces hasta la obsesión. Esto fue lo que permitió a la agencia trascender esa brecha y ser reconocida y apreciada universalmente por la comunidad diplomática y científica internacional, parcialmente dividida ella misma en dos campos.

Radio Okapi

swissinfo.ch: ¿Sus periodistas sufrieron presiones o actos de censura por parte de las autoridades de Ruanda?

JM.E.: Las autoridades ruandesas han solicitado a veces algunas rectificaciones, que hemos aceptado cuando han sido justificados, pero a menudo se rechazaron.  Insisto, a sabiendas de que estaban siendo vigilados de cerca, nuestros periodistas han mostrado una vigilancia en todo momento.

Además de la cobertura del TPIR en Arusha, la agencia de noticias Hirondelle ha sido la única en el mundo en efectuar un seguimiento preciso y completo de los Gacaca (tribunales populares creados en Ruanda para juzgar a casi dos millones de hutus acusados de participación en el genocidio y, que terminaron de rendir sus veredictos en junio de 2012). Nos prestaron ayuda en esta tarea las autoridades, lo que consideramos como un reconocimiento a la calidad del trabajo efectuado.

swissinfo.ch: ¿Aun así, tiene algo que lamentar?

JM.E.: Mi mayor decepción tiene que ver con la prensa occidental, que siguió muy poco los trabajos del TPIR. En la lógica periodística actual, un genocidio, que además se produjo en el continente africano, no se vende más de un mes. Los tiempos de la justicia no eran los tiempos de los medios, quince años de proceso parecen una eternidad.

Como anécdota: en la gran sala de prensa del TPIR en Arusha, los periodistas difícilmente podían encontrar un lugar en el primer juicio. Hoy en día, nuestros periodistas están ahí solos.

swissinfo.ch: ¿Estos 15 años de trabajo caerán ahora en el olvido?

J-M.E:. ¡Por supuesto que no! Miles de despachos publicados, particularmente en kinyaruanda, la lengua nacional de Ruanda, constituyen un archivo único. Vamos a promoverlos para que los aprovechen las generaciones que no vivieron  el genocidio, así como la comunidad científica.

Además, desde el principio se consideró apoyar este proyecto con formaciones específicas sobre el funcionamiento de la justicia internacional. Periodistas de la región de los Grandes Lagos, Kenia, Sudán o Centroáfrica son ahora capaces de tratar esas complejas problemáticas.

Con esas habilidades y el apoyo de socios de la comunidad internacional, esperamos poner en marcha, antes de finales de año, un portal de Internet que sirva de referencia en el seguimiento de la justicia internacional. Este sitio en varios idiomas permitirá que los simples ciudadanos de países concernidos, pero también los profesionales, encuentren rápidamente toda la información sobre la Corte Penal Internacional (CPI) y los tribunales especiales, puesto que el trabajo de la justicia internacional requiere una mayor visibilidad para existir.

El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) fue creado por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 955, del 8 de noviembre de 1994. Es el segundo tribunal ad hoc establecido por las Naciones Unidas después de aquel para la otrora Yugoslavia (TPIY) en 1993.

En 1998, al condenar al ex primer ministro Jean Kambanda a cadena perpetua, el TPIR emitió la primera condena por genocidio en la historia de la justicia internacional, aplicando así por primera vez la Convención sobre la Prevención y la Represión del Genocidio de 1948.

En total, 65 personas han sido juzgadas por el TPIR desde 1994. El tribunal cerrará definitivamente sus puertas a finales de 2014, después de haber concluido el conjunto de los procesos en apelación. El TPIR ha absuelto hasta el momento a 12 personas, cinco pudieron encontrar países de acogida.

En virtud de un acuerdo entre las Naciones Unidas y el Gobierno de Tanzania, las personas condenadas o absueltas definitivamente deberán abandonar el territorio de Tanzania. Solo cuatro países, entre los cuales Suiza, han aceptado hasta ahora abrir sus puertas a personas absueltas.

Según estimaciones de la ONU, el genocidio de Ruanda dejó cerca de 800.000 víctimas entre el 6 de abril y el 4 de julio de 1994, en su mayoría tutsis.

Fuentes: Hirondelle News, Trial, AFP

La Fundación Hirondelle es una organización no gubernamental suiza de periodistas y profesionales de la acción humanitaria.

Desde 1995, crea o apoya programas de información general, independiente y ciudadana en zonas de guerra, de situaciones endémicas de crisis o de postconflicto.

La Fundación Hirondelle desarrolla medios de comunicación populares y  busca mayores audiencias.

La fundación atribuye la mayor importancia a la credibilidad de sus medios de comunicación, a través de un periodismo riguroso y factual. Se prohíbe cualquier comentario al aire. Solo los ciudadanos del país en que se encuentran los medios y que colaboran en ellos se expresan en la antena.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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