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Ahorro de horas para una vejez tranquila

El número de personas mayores en Suiza tiende a aumentar. Keystone

San Gall puede ser la primera ciudad suiza que cree un “banco de tiempo”. Allí el ahorrador deposita horas de trabajo ayudando a los ancianos o a personas necesitadas en su día a día. La fortuna virtual puede ser descontada posteriormente para comprar su propia ayuda.

Una idea simple, pero brillante, que puede ayudar al gobierno a reducir los gastos sociales que plantea el desafío demográfico además de promover la solidaridad entre la población.

La bomba de tiempo demográfica es un desafío urgente. Si en 1960 solo uno de cada diez habitantes de Suiza tenía más de 65 años, cinco décadas después, la proporción es de uno a seis. El sistema de pensiones sufre esta evolución: según la Oficina Federal de Estadísticas, en la actualidad, cuatro personas activas financian la jubilación de un pensionista; dentro de 40 años, esta proporción se reducirá casi a dos por cada jubilado.

La creciente población de ancianos, especialmente aquellos que necesitan ayuda, es un problema importante junto a las autoridades locales. ¿Cómo financiar los hospitales, hogares de ancianos y la atención domiciliaria frente a la perspectiva de los ingresos limitados? “Necesitamos llevar el pueblo a la ciudad y volver a los días en que la gente se ocupaba más de sus seres más cercanos, sus vecinos, familiares o amigos”, dice Katja Meierhans.

La funcionaria de la ciudad de San Gall no apela a las tradiciones para hacer frente al reto demográfico, sino a un proyecto titulado ‘Cartilla del Tiempo’, desarrollado por expertos de la Oficina Federal de Seguridad Social. En ella, participan recién jubilados con buena salud y disponibles ayudan a mayores necesitados. Cada hora de trabajo está “depositada” en una cuenta personal, que más tarde puede ser “descontada” para pagar las horas trabajadas de otro voluntario, cuando ellos, a su vez, necesiten ayuda en su vejez.

La idea surge de las autoridades ante el nuevo contexto social en el país. “No observamos una reducción de la solidaridad en Suiza. Sin embargo, debido a una mayor movilidad y las nuevas estructuras familiares, las redes de lazos familiares ya no son resistentes como en el pasado. Por tanto, es importante fomentar la ayuda fuera del contexto familiar”, apunta Ludwig Gärtner, subdirector de la OFAS.

Experiencias positivas

San Gall es una ciudad situada en el noreste de Suiza, cerca de la frontera con Alemania. Con una población oficial de 72.522 habitantes, fue elegida por el Gobierno Federal para implementar el proyecto piloto, debido a la buena experiencia con otros programas de voluntariado. “Desde 2008 tenemos en el cantón una especie de bolsa de tiempo, donde la gente puede intercambiar ayuda. El proyecto de la Cruz Roja de San Gall está funcionando muy bien. Así que fuimos llamados por el gobierno para implementar la Cartilla del Tiempo”, explica Meierhans.

El nuevo proyecto no tiene la intención de crear una competencia a los servicios tradicionales de apoyo a la tercera edad, tales como hogares de ancianos o servicios ambulantes. “La mayor deficiencia de la tercera edad es la ayuda cotidiana, ya sea la compra, la solución de problemas, la administración o limpieza”, describe el director del proyecto que agregó que el objetivo principal es permitir que las personas mayores vivan más independientes en su propia casa. “Después de todo, una plaza en una residencia de ancianos es más cara para el sistema social y es menos satisfactoria para estas personas”.

El público potencial de voluntarios y beneficiarios ya está definido, según las estadísticas: en San Gall viven 12.000 personas mayores de 65 años de edad. El éxito del programa depende del nivel de participación. Los iniciadores esperan que 300 personas se animen a participar en el programa, y ayuden a los ancianos sobre la base de dos a tres horas por semana durante un período de 42 semanas. Esto ascendería a un total de 25.000 horas de trabajo. “Si esta base se alcanza estaríamos encantados”, dice Meierhans. Y para que nadie exagere, el límite máximo de trabajo acumulado está limitado a 750 horas por voluntario.

Aunque está basado en la solidaridad, el proyecto no está libre de costes. Para financiar la creación de la plataforma de Internet que permitirá a los voluntarios encontrar personas mayores que necesiten ayuda, así como cubrir otros gastos fijos, tales como el apoyo administrativo y cursos, las autoridades de San Gall propusieron la creación de una fundación, cuyo presupuesto será de 150.000 francos al año. El dinero también servirá como una garantía, porque si la Cartilla del Tiempo falla, los voluntarios con horas acumuladas en el “banco” deberán ser compensados con la ayuda pagada.

Aprobación política

El proyecto aún debe ser votado por la ciudad de San Gall en la sesión de primavera. Si se aprueba, la aplicación comenzará ya en verano. Por lo menos, el apoyo de los grupos interesados ya​ ​está garantizado. “Acogemos muy bien esta propuesta. Es una manera de aprovechar los recursos disponibles en la sociedad y restaurar las estructuras sociales que se fueron perdiendo con el tiempo”, surgiere Thomas Diener.

Preguntado sobre si el proyecto tiene posibilidades de éxito, el director de Pro Senectute, la mayor organización profesional de apoyo a las personas de edad en Suiza, es optimista. “Cada vez más jubilados creen que no vale la pena gastar el tiempo, no solo de forma unilateral, pero haciendo algo que de sentido a sus vidas. Son personas con una situación económica buena, pero tratan de ser activos. No es solo el altruismo sino la búsqueda de la felicidad ayudando a los demás”.

La Comisión Europea eligió 2012 como el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional con el fin de concienciar sobre los distintos problemas y las mejores maneras de abordarlos.

Una ocasión para todos de reflexionar sobre el hecho de que los europeos viven ahora más y con más salud que nunca y de asumir las oportunidades que eso representa.

Según las últimas cifras de la Oficina Federal de Estadísticas, la población permanente en Suiza aumentó a finales de 2010 hasta los 7,9 millones de habitantes, un 1,1% más que en el año anterior. De la población total, el 22,4% es extranjera.

El proceso de envejecimiento continúa en 2010. El número de personas mayores de 65 años se incrementó en 1,6%, para llegar a los 1,3 millones. Este grupo representa el 16,9% de la población total.

Más y más personas mayores. La cuota de los jóvenes en la sociedad suiza se ha reducido drásticamente desde 1900. En el primer año del recuento, había 76 jóvenes menores de 20 años de cada 100 personas en edad activa (entre 20 y 64).

En 2010 esta proporción se redujo a la mitad: 100 personas en edad de trabajar para 34 jóvenes menores de 20 años.

La proporción de personas mayores también ha aumentado: si en 1900 había 100 personas en edad de trabajar por solo 10 con más de 65 años, en 2010 las personas mayores ya eran 27.

(Adaptación: Iván Turmo Ferrer)

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