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“Suiza es una pluralidad de identidades”

Annie Dutoit: Argentina es un país que adoro y que para mí tiene algo de mítico. ANNIE DUTOIT

Annie Catherine Dutoit es una actriz y profesora suiza. Nacida en Berna y residente en los Estados Unidos, ha participado del festival ‘Septiembre Musical’, en Montreux. Encuentro en Lausana con una artista que comienza a dar que hablar.

No es una actriz como todas, sino que puede decirse que “cayó en la marmita siendo pequeña”. Y es que Annie Dutoit es la hija de la legendaria pianista argentina Martha Argerich y del gran director de orquesta suizo Charles Dutoit. 

swissinfo.ch: Usted está en plena transición de carrera. Del mundo académico al del espectáculo. ¿Está siendo fácil?

A.D.: Me siento en medio de una transformación, es cierto. Pero, en realidad, la escena no es tan distinta de mi trabajo como profesora en la universidad. Yo pienso que ser un buen profesor implica ser un buen actor.

swissinfo.ch: Es inevitable hablar de sus padres.

A.D.: Tener padres como los míos fue el mayor freno a la hora de intentar una carrera escénica. Dado que son dos verdaderas estrellas, yo no me atrevía a mostrar mi trabajo. Como si yo no tuviera derecho a subir también a un escenario. Pero en Lugano ambos vinieron a ver mi concierto, lo que es el mundo al revés dado que siempre soy yo la que va a verles. Quedaron contentos y entendí que si puedo actuar ante mis padres, puedo actuar ante cualquiera. Fue una experiencia muy liberadora.

Annie Dutoit

Nace en Berna en una familia de músicos de fama internacional. Su madre es la pianista argentina Martha Argerich y su padre el renombrado director de orquesta suizo Charles Dutoit.

Tras pasar su infancia en Suiza viajó a los Estados Unidos, donde se graduó en Literatura y Periodismo por la Universidad de Princeton, antes de doctorarse en francés y Filología Románica en la Universidad de Columbia.

El foco de su interés académico reside en las relaciones entre Francia y la Alemania nazi. Hoy es profesora en la Universidad del Estado de Arizona, donde enseña francés e Historia de las Ideas.

Como actriz ha participado en puestas en escena de obra de Stravinsky, Saint-Säens, Darius Milhaud y Ravel, entre otros. Se ha presentado en los Estados Unidos, Japón, Suiza, Francia y Polonia.

Para conmemorar el 70 Aniversario de la Segunda Guerra Mundial participó en un evento en memoria de las víctimas de Hiroshima, Nagasaki y la Shoah. Es madre de dos hijos y vive entre Ginebra, Bruselas y Arizona.

swissinfo.ch: ¿Tener los padres que tiene le sirve de ayuda o es una carga?

A.D.: Es un regalo y una cruz. Gracias a ellos pude crecer rodeada de gente extraordinaria. Pero, al mismo tiempo, es muy duro afirmarse como individuo y encontrar su propia voz con padres así. En parte es para encontrar mi camino que me fui a los Estados Unidos. Para probar que podía hacer mi vida lejos de su influencia.

swissinfo.ch: ¿Alguna anécdota familiar que quiera compartir con los lectores?

A.D.: Mis padres estuvieron casados cinco años, y gracias al casamiento mi madre es suiza. Pero no sé cómo hicieron para estar juntos, porque son tan diferentes. Mi padre es diurno, centrado en su carrera. Mi madre prefiere a sus amigos y largas charlas nocturnas, lo que demuestra su naturaleza argentina. Se conocieron cuando mi madre tenía 17 años, pero su relación nació más tarde. A veces pienso que fueron más amigos que amantes. Después de cinco años de matrimonio, no hubo rencor. Tras firmar el divorcio, para festejar se fueron al cine. (risas)

swissinfo.ch: No todos los días una mujer y madre de más de 40 años se lanza a un cambio de carrera. ¿Tiene vértigo?

A.D.: No puedo ni quiero hablar por todas las madres. Pero en mi opinión, cuando las mujeres tenemos hijos pequeños, puede decirse que nos “perdemos” dentro de la maternidad. Nos olvidamos de nosotras mismas. Aunque mis hijos han sido una verdadera revelación y los adoro, pero mi vida consistía en ser madre a 110 % y en un momento dado me he sentido asfixiada dentro de ese marco. Por tanto, el actual cambio de dirección surge de una necesidad vital profunda, que incluso llegó a provocar que me enfermara. Interpreté esa enfermedad como un mensaje de mi cuerpo, diciéndome que había llegado la hora de que hiciera lo que realmente quería hacer: actuar, subir a un escenario y evolucionar en un entorno creativo. Georges Bataille dijo: “Hay que ser capaces de llegar al extremo para revolverse”.

swissinfo.ch:Usted tiene una identidad múltiple: suiza por nacimiento, argentina por parte de madre y estadounidense por elección. ¿Cómo vive esta multiculturalidad?

A.D.: Yo he nacido en una familia de artistas. Por definición, los artistas son ciudadanos del mundo. Además, soy suiza. Y Suiza es una pluralidad de identidades. No creo que exista un “ser nacional” suizo único e indivisible.

swissinfo.ch:Le propongo un juego. Defina su relación con sus tres países. Empecemos con Suiza.

A.D.: He nacido en Berna y me he criado en las afueras de Lausana. Mi padre es suizo, al igual que todos sus ancestros hasta donde tenemos memoria. Con la excepción de un año en Londres, he pasado toda mi infancia y adolescencia en Suiza. Pero no he vivido como una verdadera suiza pues la casona de mi madre estaba abierta todo el día a las visitas de amigos y artistas. Ese ambiente no es muy convencional en Suiza, aunque por el lado de mis abuelos paternos he absorbido el gusto por la comida tradicional de Vaud. (risas)

swissinfo.ch: ¿Qué es Suiza para usted hoy?

A.D.: Es un ejemplo. Me fascina la estabilidad de nuestra democracia directa, sobre todo cuando la comparo con lo que veo en el resto del mundo. Creo que no conozco otro país con tantas lenguas, intereses y culturas diferentes capaz de funcionar unido con tanta eficacia. Mire lo que pasa en Bélgica o España. Parece que de pronto todo el mundo quiere separarse. Suiza es un país complejo y difícil de comprender desde el exterior. La caricatura del chocolate y los bancos no sirve para explicarnos.

swissinfo.ch:Sigamos con Argentina.

A.D.: Cuando era bebé me llevaron una vez, pero luego nunca hemos vuelto mientras duró el régimen militar. Es un país que adoro y que para mí tiene algo de mítico. Aunque soy consciente de que para los argentinos que deben vivir su realidad cada día las cosas deben ser menos idílicas. En Argentina me siento bien porque me ayuda a entender la naturaleza de mi madre, y en parte la mía. Cosas como quedarse arreglando el mundo hasta las cuatro de la mañana, o tener siempre la puerta abierta a los amigos. Además está esta cosa única de vivir en el diván del psicoanalista. Cosas que en Suiza no son en absoluto normales. (risas)

swissinfo.ch:Terminemos con Estados Unidos.

A.D.: Es una cultura que me gusta y me ha dado alas. Pueden ser ingenuos, pero eso es porque son una cultura joven. Mi cambio de carrera es mucho más fácil en ese contexto. Allí nadie se asusta porque alguien estudie una carrera pasados los 50 años. Gracias a ser una tierra de inmigración con pocas tradiciones, uno puede reconstruir su vida mucho más fácilmente que en Europa. Se viaja más ligero.

swissinfo.ch: ¿Qué proyectos la esperan?

A.D.: Trabajo en un documental sobre los “lugares olvidados del Holocausto”. Me ocupo de la narración y la investigación académica acerca de los lugares donde ocurrió la “Shoah” y que los nazis consiguieron hacer desaparecer del mapa.

swissinfo.ch: Al hablar de la “Shoah” se impone hablar de sus raíces judías.

A.D.: Mi abuela era judía, pero se convirtió al catolicismo en Buenos Aires dado que era complicado en esos tiempos vivir plenamente su judaísmo. Pero todos sabían que era judía, pues su padre era rabino. Me siento cercana al judaísmo, pero no en su aspecto religioso, sino cultural. Ese amor del conocimiento tan propio de los judíos. Aún recuerdo un momento conmovedor cuando estuve en Auschwitz con estudiantes y un superviviente del Holocausto nos mostraba el lugar en el que había visto a su madre por última vez, en al andén. Me siento responsable de la transmisión de esa Memoria.

swissinfo.ch: ¿Una reflexión para terminar?

A.D.: Hay que terminar con esta idea de que a los 40 años somos viejos y que ya no podemos cambiar. Puede que suene a optimismo americano, pero creo que es verdad. No me siento cómoda siendo una sola cosa. Pienso que las identidades múltiples corresponden a la sociedad moderna. El mundo de mis padres ya no existe. Casi nadie dedica su vida entera a una sola cosa. Creo en la diversidad, el nomadismo…tanto de las identidades culturales como profesionales, pues vivimos un tiempo de cambios.

Septiembre Musical y Neojiba Orchestra

Annie Dutoit ha participado el pasado domingo del concierto de clausura del ‘Septiembre Musical’ de Montreux. Este festival presenta conciertos de grandes intérpretes de la música clásica en el marco del imponente Auditorio Stravinski.

La actriz participó como recitante del ‘Carnaval de los Animales’, de Camille Saint Saëns. Lo hizo acompañada por la Joven Orquesta de Bahía, o Neojiba Orchestra. Esta institución brasileña se inscribe dentro del modelo de las famosas orquestas de El Sistema, de Venezuela. La Neojiba Orchestra fue dirigida por Ricardo Castro.

Esta es una formación sinfónica “de jóvenes de medios sociales muy desfavorecidos, que a través de la música logran salir de la espiral de pobreza y violencia”, según explica a swissinfo.ch la propia Annie Dutoit. “Buscan el instrumento más adecuado para cada niño, y les forman no solo musicalmente, sino también en materias escolares y diversos oficios.”

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