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“La relojería no puede recurrir a viejas recetas”

Patrick le Quément, padre del célebre automóvil Twingo, considera que la misión de un diseñador es insuflar alma a los productos sin vida que salen de las máquinas. JIMH/P.-W. Henry

Calidad y originalidad en el diseño son dos factores esenciales del éxito de los relojes suizos. Hoy se necesita asumir más riesgos para atraer a nuevos consumidores, opinan algunos pequeños actores del sector. ¿Atenderán a este llamado los grupos que dominan la industria?

“En un mercado saturado es imprescindible que el consumidor comprenda a primera vista el posicionamiento de un reloj. Y el diseño es el elemento que concede sentido al objeto”, afirmó Claire-Lise Ackermann, profesora ayudante doctora de la Escuela Superior de Comercio de Rennes, en el marco de la 18º Jornada Internacional del Márquetin RelojerEnlace externoo.

El acto celebrado en diciembre en La Chaux-de-Fonds, la metrópoli relojera suiza en las montañas de Neuchâtel, eligió como tema central el diseño en los relojes.

La más reciente edición de este foro tuvo lugar en un contexto muy particular para el sector. Pese al auge que viven los relojes mecánicos desde el inicio del nuevo milenio, los años del crecimiento desorbitado han quedado atrás. Y la relojería, afectada por las turbulencias en el mercado asiático, busca un segundo aire. Los actores del sector buscan más que nunca nuevas tendencias que serán capaces (o no) de prolongar su éxito.

Hacia una mayor transparencia

Nicolas Babey, profesor en la Escuela Universitaria de Gestión Arc de Neuchâtel, identifica dos temas centrales sobre los que merece la pena reflexionar. Primero, lo que él denomina las convenciones estéticasEnlace externo, o el hecho de redescubrir funciones de los relojes que, con el paso de los años, han sido descalificadas en el plano técnico o que hoy son objeto de una utilización muy distinta a la que tenían cuando fueron creadas. Dos ejemplos: la función cronométrica, ya casi en desuso, y el famoso guardatiempo de Omega, que fue adaptado para el buceo submarino y hoy solo suele utilizarse para presumir en las grandes galas nocturnas. Quizás porque a ellas asisten muchos “tiburones”, ironiza el académico.

Hay despidos, pero no crisis

Varias empresas relojeras suizas han despedido personal en los últimos meses. En septiembre, TAG Heuer anunció la supresión de 26 puestos en las áreas de producción y administración. La marca de Neuchâtel ha decidido también enviar a otros 49 colaboradores al desempleo parcial. Cartier utilizó la misma estrategia con 230 empleados de Villars-sur-Glâne, en el cantón de Friburgo. El grupo Greubel Forsey, de La Chaux-de-Fonds, suprimió recientemente 10 de sus 115 empleos.

El presidente de Swatch, Nick Hayek, afirmó recientemente que no entendía por qué se había procedido a estos despidos totales y parciales. En su opinión, “el sector relojero suizo no está en absoluto en crisis”. Hayek no tiene nada en contra de que las compañías anuncien medidas de paro parcial si atraviesan una situación realmente problemática. “Pero en un contexto de crecimiento y ventas estables, esta estrategia envía un mensaje peligroso”, dijo.

De enero a noviembre de 2014, las exportaciones de la industria relojera registraron un crecimiento anual del 2,3%, y las ventas sumaron 20.440 millones de francos. El sector ha pasado de la bonanza al estancamiento en menos de un quinquenio. En 2010, las exportaciones relojeras aumentaron un 22,1%, acicateadas en gran medida por la demanda en Asia. En 2011, el repunte fue del 19,3%; en 2012, del 10,9% y en 2013, de apenas el 1,9%. La relojería es el tercer sector exportador más importante de Suiza, después del farmacéutico y el de la maquinaria. Actualmente, emplea a más de 55.000 personas dentro del país.

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Dotar de una mayor estética los movimientos mecánicos y utilizar nuevos materiales, es la segunda tendencia que observa Babey. El reloj y su caja son cada vez más transparentes, la mecánica del reloj pasa a un primer plano y se exhibe como una joya.

Antonio Terranova, director artístico de la CvstosEnlace externo, una  marca que ha ganado un sitio en el círculo muy restringido de la alta relojería suiza, está considerado como uno de los precursores de la nueva ‘desnudez’ de los relojes. Conocido también por tomar prestados materiales (metal, lubrificante, etc.) de otros campos de aplicación, como la industria aeroespacial o la telefonía móvil, Terranova quiso provocar deliberadamente a los 300 participantes en el foro de La Chaux-de-Fonds con mensajes como: “El revestimiento de un reloj es un mal necesario para venderlo”. O “La estrella no es la marca, sino el producto”.

Renovación necesaria

Su visión sobre el presente de la industria es implacable. “La relojería suiza vive de sus glorias pasadas; aplica viejas recetas conocidas. Hoy, se necesita una renovación. Pero muchas marcas no tienen la valentía de aplicar tecnologías de vanguardia”.

Su idea de volver al reloj mecánico completamente transparente nace de una frustración de su infancia. Terranova creció en La Chaux-de-Fonds y desde pequeño le apasionaron los guardatiempos. “Cuando se compra un Rolex, uno está obligado a creer en lo que se dice sobre él. Con una caja transparente, ya no es posible mentir”, asegura. Posteriormente, muchas marcas de prestigio retomaron la idea de poner al desnudo los movimientos mecánicos del reloj.

Antonio Terranova asegura que no le sorprende que hayan copiado su idea. “Tenemos la suerte de ser independientes y de sostener una relación directa con nuestros clientes, que son el punto de partida del 60% de nuestras creaciones; los grandes grupos relojeros, obnubilados por las ganancias a corto plazo, no tienen esta capacidad de cuestionarse rápidamente”.

Otros participantes en el foro destacaron que el arraigo en la tradición y la elegancia clásica son a la vez una necesidad y una baza para muchas casas relojeras, pero la pérdida de creatividad y la falta de innovación representan un riesgo real para el sector, especialmente para las marcas que dependen de solo uno o dos modelos emblemáticos.

Integrar las nuevas tecnologías

Como ha reiterado Patrick le Quément, padre del célebre automóvil Twingo de Renault, sin renegar la aportación del pasado, “en el campo de la creación, hay que mirar claramente al futuro y mostrar cierta valentía”. Una percepción con la que coincide Vincent Grégoire, cazador de tendencias de la agencia parisina NellyRodi. “No hay nada peor que lo consensual. Un producto icono es siempre afirmado”, dijo en La Chaux-de-Fonds. Los productos iconos siempre son radicales, reivindicativos y terminan por imponerse, y “los periodos de crisis suelen ser positivos porque despiertan la innovación”.

“No hay que tener miedo a las nuevas tecnologías, sino integrarlas de forma inteligente. Las marcas que triunfan son las que preservan su autenticidad”, afirmó, por su parte, Xavier PerrenoudEnlace externo, profesor en la Escuela Cantonal de Bellas Artes de Lausana (ECAL), en alusión, sobre todo, a la la llegada de los relojes inteligentes, sobre los que – dicho sea de paso – ha habido poco debate.

Y Steven Forsey, cofundador de la marca de lujo Greubel Forsey, hizo hincapié en el aspecto emocional que forzosamente debe estar asociado un reloj mecánico. “Los programas informáticos constituyen una aportación muy valiosa al proceso de modelización, pero tienden a esterilizar los objetos, a descuidar el aspecto táctil, algo que es fundamental en un reloj. Se corre el riesgo de perder una parte de humanidad”.

Traducción del francés: Andrea Ornelas

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