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Aumentan desplazamientos por cambio climático

Cientos de miles de personas perecieron o perdieron sus haberes tras el devastador tsunami del 26 de diciembre de 2004. Keystone

Al hablar de refugiados y expulsados se piensa, por regla general, en las víctimas de guerra y violencia. Hoy, en cambio, aumentan las cifras de desplazados por catástrofes naturales.

El cambio climático es un hecho, confirma en Nueva York el catedrático suizo de Derecho Internacional Walter Kälin, relator especial del Secretario General de la ONU para los Derechos Humanos y los Desplazados Internos.

“Uno de los impactos más visibles del cambio climático es el número creciente de personas que pierden sus haberes en catástrofes naturales”, señala a swissinfo Walter Kälin.

Además de su empeño por la defensa de los derechos humanos de personas desplazadas internamente en regiones de guerra y conflicto, la cuestión de la ayuda para desplazados por catástrofes naturales representa una de las prioridades en su actividad para la ONU en este año.

Después de desastres naturales, las infracciones contra los derechos humanos de los desplazados se producen más bien por indiferencia o falta de cuidado y no tanto por acciones planeadas, alega Kälin.

Se multiplican los riesgos climáticos

En los últimos veinte años se ha duplicado el número de catástrofes naturales registradas. Una parte del aumento se debe a una mejora en la concentración de los datos estadísticos disponibles, pero en general se han incrementado considerablemente los riesgos climáticos.

234 millones de personas han sido afectadas por más de 400 catástrofes naturales en el último año, según el representante especial suizo. Más de 16.000 personas perecieron, y millones de personas fueron desplazadas de sus hogares por un período más o menos largo.

Grandes catástrofes como el huracán Kathrina o el ciclón Nargis son aún la excepción. “Pero en países como Honduras, Mozambique o Madagascar, tempestades tropicales e inundaciones ya forman parte de la normalidad. Eso lo sé después de que he visitado esos países”, recalca Kälin.

La comunidad internacional no está lo suficientemente preparada para afrontar esos desafíos. “Tenemos que buscar respuestas humanitarias adecuadas para gestionar a largo plazo esa evolución.”

Mejorar la prevención, minimizar los riesgos

En colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), el profesor bernés ha elaborado una directiva para mejorar la protección de los derechos de víctimas de catástrofes naturales. “Desde la puesta en práctica de estas normas ya empezamos a notar los primeros éxitos.”

En primer lugar se trata de reducir el número de víctimas mediante una mejor prevención en las poblaciones de regiones de riesgo.

“En Mozambique, por ejemplo, se ha conseguido en los últimos años reducir de centenares a docenas el número de víctimas mortales de catástrofes gracias a la introducción de sistemas de alarma y ensayos de evacuación.”

Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, se ve a menudo azotado por graves inundaciones. La mayoría de las víctimas son agricultores. Las crecidas no destruyen sólo sus casas sino también sus cultivos.

Otra mejora en las medidas preventivas efectuadas por las autoridades es la facilitación puntual de medicamentos, alimentos y agua potable a la población afectada en el lugar del siniestro.

La prestación de ayuda de urgencia tras catástrofes se ejecuta en poco tiempo, en la mayoría de los casos y no en último lugar, gracias al Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas (CERF, por sus siglas en inglés), que también sustenta la Confederación Suiza.

Tras la mitigación de las primeras necesidades, cuando los socorristas ya se han retirado y el interés público y mediático se centra en otros temas, es cuando se suele complicar la situación para los desplazados.

Pocas inversiones, grandes efectos

Con frecuencia tienen que luchar en solitario por volver a construir una existencia. Para esta fase de apoyo —donde ya no se trata de salvar vidas y donde tampoco se deben aplicar los métodos clásicos de la colaboración para la ayuda al desarrollo—, falta el dinero, lamenta Kälin.

“Los desplazados se ven marginados. No tienen la perspectiva de un desarrollo económico porque les falta lo más necesario, como herramientas y semillas.”

En la mayoría de los casos, se trataría de inversiones pequeñas, pero que tendrían grandes repercusiones porque se ayudaría a la gente para que pudiera volver a ser independiente.

Por eso, Kälin considera pertinente la introducción, para esta fase temprana de la ayuda de urgencia, de un fondo parecido al del CERF, para facilitar a los desplazados el regreso a la normalidad.

La situación arriba mencionada se observa tanto en los desplazados internos que han perdido sus haberes en catástrofes naturales como en los desplazados por conflictos beligerantes.

La integración de las necesidades de esas personas en todos los esfuerzos que se hacen para la reconstrucción tras un conflicto violento o una catástrofe natural es, por consiguiente, de gran importancia.

swissinfo, Rita Emch, Nueva York
(Traducción del alemán: Antonio Suárez Varela)

La cifra actual de las personas internamente desplazadas en el mundo se estima en cerca de 26 millones.

En su función de relator especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y los Desplazados Internos, Walter Kälin lucha desde hace cuatro años para los derechos y la protección de esas personas.

Desplazados internos han perdido todos sus haberes tras huir de guerras, persecuciones o catástrofes naturales. No son considerados como refugiados porque no han cruzado ninguna frontera internacionalmente reconocida.

Para poder volver a casa después de un conflicto, tienen que franquear importantes impedimentos: en muchos casos no disponen de los alojamientos o las infraestructuras necesarias. Con frecuencia, no se puede garantizar su seguridad.

Para construir una sociedad pacífica es necesario involucrar a todas las personas, sino vuelven a surgir los conflictos en torno a disputas por propiedades y recursos.

Por eso, el relator suizo Kälin quiere que la Comisión de Consolidación de la Paz de la ONU incluya las necesidades de esas personas en sus esfuerzos humanitarios.

La Comisión de Consolidación de la Paz fue instituida en el curso de las reformas iniciadas por el antiguo secretario general de la ONU, Kofi Annan, y comenzó su labor en 2006.

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