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¿Habrá elegido la FIFA a los peores anfitriones?

La FIFA ha admitido que el calor será un problema en Qatar. Keystone

Mientras las protestas en Brasil ensombrecen el gran espectáculo a venir, la instancia gobernante del fútbol, FIFA, recibe críticas duras por haber concedido las ediciones de la Copa del Mundo 2018 y 2022 a Rusia y Qatar.

El cuerpo rector del balompié mundial admite haber cometido un error programando el torneo 2022 durante los abrasadores meses de verano en Qatar. Además, la anexión de Crimea a Rusia y la intervención de Moscú en el este de Ucrania han provocado condenas y sanciones de las potencias occidentales.

Era el momento más inoportuno para los ejecutivos de la FIFA –presididos en sus oficinas de Zúrich por el suizo “Sepp Blatter”-, quien entonces estaba empeñado en detener la multiplicación de manifestaciones públicas violentas contrarias a la Copa del Mundo 2014 en Brasil.

El origen del malestar social que provoca la atribución de las sedes de las Copas del Mundo 2018 y 2022 a Rusia y Qatar, respectivamente, está en el nebuloso sistema de votación empleado hace cuatro años para elegir a esos países.

Políticos, celebridades y miembros de la realeza desplegaron labor de pasillo (lobby) entre los 24 integrantes de la comisión ejecutiva de la FIFA para asegurarse sus votos. La decisión final a favor de Rusia y Qatar, anunciada tras la votación secreta, fue recibida con abucheos de desaprobación y acusaciones de juego incorrecto y soborno.

“No podemos esperar que las sociedades intachables sean las únicas llamadas a organizar eventos de gran envergadura”, declara a swissinfo.ch Jens Andersen, director del grupo de presión internacional Play the Game. “Si queremos que solamente las democracias perfectas acojan la Copa del Mundo, tendremos que construir instalaciones en Islandia y tenerlas listas”.

“Es bastante razonable que Rusia y Qatar tengan la oportunidad de organizar la Copa del Mundo. Pero varias indicaciones dan a entender que el proceso de puja (competencia) fue corrupto y la atribución del torneo a esos dos países no ha sido hecho con todas las de la ley”.

“Lo que está claro es que la atribución del evento a dos países con  los informes técnicos más pobres, es sospechoso”.

En diciembre de 2010, la FIFA anuncia que Rusia sería sede de la Copa del Mundo 2018 y en el año 2022, Qatar.

La prensa, sobre todo la británica, recibe la noticia con acusaciones de sobornos ofrecidos a los votantes.

La revista France Football publica un artículo detallando reuniones entre el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, el actual presidente de la UEFA, Michel Platini y acaudalados qataríes, días de antes de la concesión a Qatar.

Las acusaciones son suficientemente fuertes para que el presidente de la Federación Alemana de Fútbol, Theo Zwaniziger, pida a la FIFA reconsiderar la designación de la Copa del Mundo 2022 a Qatar.

Sin embargo, la FIFA se opone con firmeza a esa crítica y mantiene que ambos torneos se llevarán a cabo tal como se ha planeado, en ambos países.

En una entrevista reciente con la televisión pública suiza, Sepp Blatter admitió que fue un error otorgar la Copa del Mundo 2022, durante el verano, a Qatar.

“Los informes técnicos de Qatar indicaban que en verano hacía demasiado calor, pero el comité ejecutivo de la FIFA decidió –por gran mayoría-, que fuera jugado en Qatar”, dijo.

La FIFA emitió un comunicado de prensa posterior a la entrevista para señalar que las declaraciones de Blatter no significan que haya sido un error confiar la organización del torneo a Qatar, sino que lo erróneo fue programar su desarrollo en temperaturas tan altas.

Blatter negó en la entrevista que los torneos de la Copa del Mundo sean comprados por los países.

Cultura, no dinero

La FIFA ha negado siempre las acusaciones de corrupción y mantenido que la concesión de las Copas del Mundo 2018 y 2022 han sido hechas simple y llanamente por razones futbolísticas. Reitera, además, su compromiso de realizar el prestigioso torneo en todas partes del globo, para fomentar el fútbol a escala mundial.

“La Copa del Mundo descubre nuevas culturas en nuevas regiones, y eso me alegra”, decía Blatter en una entrevista publicada por el portal de la FIFA en el año 2010, poco después de haberse otorgado la organización de las Copas del Mundo de 2018 y 2022.

“Los medios de comunicación del deporte no suelen destacar la importancia social y cultural que reviste dar a un país la organización de la Copa del Mundo. Se concentran más en los penaltis, saques de esquina, arbitraje y dinero. Yo he dicho siempre que la decisión no fue la de hacer dinero”.

Pero la naturaleza de puertas cerradas en la elección de Rusia y Qatar para organizar la máxima cita del balompié mundial en 2018 y 2022 ha desencadenado una serie de críticas a los dos países sede.

Ambos han sido ampliamente criticados por las políticas homofóbicas con respaldo estatal, mientras los trabajadores mueren debido a las condiciones aparentemente malas en la construcción de infraestructura en Qatar.

Incluso dos senadores estadounidenses intervinieron pidiendo que la FIFA retire a Rusia la Copa del Mundo por la escalada de la violencia en Ucrania y la anexión de Crimea.

“La Copa del Mundo 2018 tendrá lugar en Rusia como se ha anunciado. La FIFA no ha considerado nada contrario al respecto”, declaró el funcionario de prensa de la FIFA a swissinfo.ch.

 

“La FIFA da a entender que la escandalosa  mala conducta de sus Estados miembros no importa, porque esas decisiones son irrelevantes para el fútbol”, recalca el senador Dan Coates tras recibir de la FIFA una respuesta negativa a su carta que pedía retirar a Rusia la realización de la Copa del Mundo”.

Problemas a pedir de boca

La FIFA y los países anfitriones escogidos son los que deben reprocharse por la expansión de sentimientos negativos, según Andersen.

“Si estos países hubieran sido realmente meticulosos en el proceso de selección, no habría sido injusto que esperaran una reacción pública negativa”, dijo a swissinfo.ch. Los malos antecedentes de la FIFA en cuanto a transparencia se han añadido a ese negativismo”.

“Cuando la luz global de los proyectores dan brillo a las festividades del torneo, la nación anfitriona debe también aceptar un diálogo global sobre los aspectos menos aceptables”.

La creciente crítica al órgano rector de la FIFA no es únicamente por la forma de escoger las sedes organizadoras de la copa del Mundo, sino también por su método para elegir a sus presidentes. Las elecciones presidenciales recientes han sido recibidas por los medios con acusaciones de presunto soborno.

El organismo gobernante del fútbol mundial responde señalando que ha creado un grupo de trabajo ético, incluyendo el Comité Independiente de Gobierno (CIG), encabezado por el ex investigador del FBI Michael García. El CIG está investigando las candidaturas a las Copas del Mundo 2018 y 2022, y está previsto que el informe de sus averiguaciones sea presentado a finales de este año.

“Si la FIFA resurge de los escándalos citados en los últimos años, debe dar  respuesta convincente y transparente a todos los asuntos relacionados con la concesión de sedes; incluso para confirmar que las sospechas son, lamentablemente, bien fundadas, o demostrar que son infundadas”, señala el profesor en Leyes Mark Pieth en un estudio publicado en abril por encargo de la FIFA.

“Si se confirman las acusaciones, la FIFA deberá asegurar que las consecuencias son significativas”.

¿Pasar página?

Además de crear nuevos comités para poner énfasis en el carácter ético de sus operaciones, la FIFA ha modificado en 2011 su sistema de voto para la concesión de las sedes de la Copa del Mundo. De ese modo se propone que, teóricamente, sea más difícil influir apelando a medios ilícitos. A partir de ahora, el comité ejecutivo entregará una lista breve de sedes al Congreso de 208 miembros con derecho a voto. 

Ese sistema haría más difícil que alguien pudiera influir en la decisión recurriendo al dinero para sobornar a tan numeroso electorado.

El Parlamento suizo quiere debatir este año sobre nuevas leyes que puedan anular la exención penal a organizaciones envueltas en casos de soborno.

Pero Andersen no está convencido de que la FIFA pueda borrar sus manchas y clarificar sus actos de la noche a la mañana.

“No estoy muy optimista de que eso ocurra, pero un verdadero diálogo público y político sobre la corrupción en el deporte me da cierta esperanza a largo plazo. Ante este tipo de presión sostenida, la FIFA podría decidir finalmente que es demasiado arriesgado realizar eventos en la forma actual”, precisa.

Traducido del inglés, Juan Espinoza

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