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De la banca de proximidad a las redes del fisco de EEUU

Reuters

Al menos dos bancos cantonales están en el punto de mira de Washington por haber ayudado a clientes estadunidenses a evadir impuestos. En Suiza, se multiplican las voces para que se suprima la garantía estatal de la que gozan actualmente la mayoría de estas entidades.

“Capital fresco para expandirse, prioridades de mercado enfocadas en el extranjero, servicios de banca privada para clientes acaudalados, programas de bonos para los directivos, y premios de eficiencia para el resto de los empleados: el Banco Cantonal de Zúrich (BCZ) está haciendo todo lo necesario para convertirse en un gran banco”. Así sintetizaba en enero el diario Neue Zürcher Zeitung las ambiciones del principal banco cantonal del país.

Hoy, el artículo parece haber quedado superado por la actualidad. Los bancos cantonales de Zúrich y Basilea son parte de una lista de 14 instituciones financieras que el Departamento de Justicia de Estados Unidos sigue de cerca, acusándolas de haber apoyado a ciudadanos estadounidenses a evadir impuestos, lo que ha generado daños de varios cientos de millones de dólares al fisco de este país.

  

Algunos de estos bancos cantonales tienen la circunstancia agravante de haberlo hecho después de 2009, cuando los sinsabores del UBS en Estados Unidos ya eran de dominio público. Desde hace unos meses aumentan las especulaciones sobre otros bancos cantonales que pueden enfrentar en el futuro a la justicia norteamericana.

¿Cómo se las apañaron algunos bancos cantonales suizos –fundados en el siglo XIX con el fin de asegurar la financiación de sus regiones- para colocarse bajo la lupa de Estados Unidos, de modo que hoy se ven amenazados por la perspectiva de onerosas multas o, incluso, de una quiebra potencial?


El profesor de Economía Territorial de la Universidad de Neuchâtel, Olivier Crevoisier, considera que todo comenzó en 1992, cuando el sector financiero suizo hizo un viraje para desregular a los bancos como lo había hecho ya el sector financiero anglosajón. “Algunos de los grandes bancos cantonales comenzaron a invertir en los mercados financieros internacionales, donde podían obtener significativas ganancias. Entre 1992 y 2007 era posible multiplicar por nueve el valor de una cartera sin riesgos”.


Así, el rol tradicional del banquero que recibía los ahorros de sus clientes y los otorgaba como créditos a una región determinada comenzó a desdibujarse, al tiempo que los grandes corporativos internacionales compraban muchas pequeñas y medianas empresas, dice Crevoisier.

A esto se sumó que el mercado tradicional de las hipotecas –que explicaba entre el 75 y el 90% de los ingresos de los bancos cantonales- perdió interés para numerosos banqueros. “En el seno de las grandes instituciones financieras de cobertura cantonal, muchos se sintieron tentados a probar con actividades más lucrativas y generadoras de bonos para los directivos, como la gestión de fortunas o la banca de inversión”, explica el profesor.

En una respuesta escrita a swissinfo.ch, el Banco Cantonal de Basilea (BCB) niega que haya cometido cualquier acción encaminada a facilitar el fraude fiscal, y detalla que, a partir de marzo de 2009, incluso dejó de aceptar clientes con residencia en EEUU. El BCB explica también que los antiguos clientes del UBS que tocaron a su puerta “eran fundamentalmente personas que querían depositar sus haberes declarados en un banco que les ofreciera la seguridad que deseaban (con garantía del Estado)”.

“Vestigios del pasado”

La mayoría de los bancos cantonales gozan de una garantía ilimitada por parte del Estado, lo que ofrece al inversor la certidumbre de que sus ahorros estarán cubiertos al 100% si la institución quiebra. Las únicas excepciones son los bancos cantonales de Ginebra y de Vaud (garantía parcial), y el de Berna (carece de garantía), que debieron ser recapitalizados por varios miles de millones de francos -con recursos del contribuyente- tras la crisis inmobiliaria de los años 90.

Muchos expertos denuncian en la actualidad que se trata de una garantía anacrónica, “un vestigio del pasado que no tiene razón de ser en la banca universal moderna”, sostiene el abogado ginebrino Carlo Lombardini.

Es un problema señalado en 2011 por el profesor de la Universidad de Zúrich, Hans Geiger. En declaraciones a Le Temps, dijo que esta garantía generaba problemas de cara la expansión de los bancos cantonales en el extranjero, ya que “no es una misión del servicio público ofrecer  servicios de gestión de fortuna a clientes extranjeros”.

Para Carlo Lombardini, el apoyo de prestamista de última instancia que ofrece el Estado es casi peligroso: “Mientras el cantón, que es el principal accionista, goza de una reputación de actor sólido y solvente, un banco cantonal puede sentir la tentación permanente de aceptar aventuras riesgosas”.

Los bancos cantonales de Zúrich y Basilea no son los únicos que se han dejado seducir por la expansión extraterritorial.

El Banco Cantonal de Ginebra, por ejemplo, tiene sucursales en Dubái y Hong Kong. Un portavoz de esta institución explica a swissinfo.ch a título institucional que su objetivo es acompañar a sus clientes ginebrinos en las inversiones que realizan en el extranjero.

“No estamos en el punto de mira del fisco de EEUU, y no hay razón para que lo estemos en el futuro por el tipo de clientela que tenemos”, puntualiza.

Reconoce, no obstante, que en la actualidad ningún banco suizo, a excepción de los pequeños bancos regionales, está realmente exento de incurrir en este tipo de problemas.

Carlo Lombardini, abogado ginebrino.

Mientras el cantón, que es el principal accionista, goza de una reputación de actor sólido y solvente, un banco cantonal puede sentir la tentación permanente de aceptar aventuras riesgosas

“Distorsión de la competencia”

En una entrevista concedida a Le Temps, el profesor zuriqués Martin Janssen pone a todos los bancos suizos en el mismo saco: “Se trate de los dos bancos grandes, del PostFinance o los bancos cantonales, el problema de fondo es el mismo. Son instituciones que no pagan ninguna prima al Estado a cambio del apoyo, directo o indirecto, que les ofrece. (…) A este respecto, los bancos cantonales tendrían que vislumbrar un retiro gradual del Estado”.

Un hecho que, según Janssen, conduciría eventualmente a fusiones tras las cuales subsistirían solo dos o tres bancos cantonales en el país.

En el ámbito de la política, también son numerosos los cuestionamientos sobre las garantías estatales de las que disfrutan los bancos cantonales.  El diputado del Partido Demócrata Cristiano (PDC, centroderecha), Dominique de Buman, habló de una “distorsión de la competencia” en el programa Infrarouge de la televisión suiza de habla francesa.

En tanto, el Partido Liberal Radical emitió un comunicado que no deja sitio para ambigüedades: “La garantía del Estado, bajo su forma actual, carece de futuro”. Políticos de Zúrich y Basilea exigen que se otorgue cobertura exclusivamente a los negocios de clientes domiciliados en el cantón y solo para algunos tipos de actividad.

En Suiza, existen 24 bancos cantonales que operan como instituciones financieras autónomas de carácter estatal. Sus propietarios –dueños del 100% del capital o accionistas mayoritarios– son los cantones.  Salvo en el caso del Banco del Jura –creado en 1978-, todos los demás (o sus antecesores) iniciaron operaciones en el siglo XIX.

La misión central de un banco cantonal es asegurar la financiación y la defensa de las economías locales a través de créditos a tasas interesantes, y promover un mercado hipotecario sólido. Otra de sus prioridades es reforzar el ahorro a través de la oferta de inversiones seguras.

Con una cartera total superior a los 400.000 millones de francos, los bancos cantonales suizos administran hoy el 30% de los activos registrados en la plaza financiera helvética.

Debido a las características de sus cantones, suelen ser entidades muy heterogéneas. Por ejemplo, el balance contable del Banco Cantonal de Zúrich es 75 ves mayor que el de su homólogo de Uri.

En la actualidad, solo Appenzell Rodas Exteriores y Solothurn carecen de banco cantonal.

A favor del respaldo estatal

Otros expertos, como el profesor de Economía Territorial de Neuchâtel, Olivier Crevoisier, difieren de la visión anterior destacando la utilidad de los bancos cantonales y la conveniencia de que el Estado preserve su misión de prestamista de último recurso.

“Ciertamente, la garantía del Estado no debería ser válida para ciertas actividades en el extranjero. Pero en un sistema democrático centralizado, es indispensable contar con opciones disponibles de apalancamiento financiero, es decir, con bancos cantonales que apoyen las políticas locales”, dice.

Tras el paso de una crisis financiera que, en su opinión, debe ser llamada con todas las letras como quiebra del sistema financiero internacional, Crevoisier está convencido de que “la lógica de la proximidad ganará actualidad en los años por venir”.

Ya hay bancos cantonales que comienzan a dar pasos en esa dirección. El de San Gall (BCSG) anunció recientemente que se separa de Hyposwiss, su filial ginebrina especializada en la gestión de fortunas, “para centrarse nuevamente en su mercado de proximidad, en la Suiza oriental y en Alemania”.

Para dar sustento a su decisión, el BCSG evocó “las profundas transformaciones” que está observando el mercado helvético de la gestión de fortunas y la creciente regulación que enfrentan los bancos. “Una reorientación reducirá los riesgos en los que incurre la empresa”, argumenta la entidad, al tiempo que deja claro que la disputa fiscal que existe actualmente entre Washington y la banca suiza no influyó su decisión.

De acuerdo con un artículo de la Secretaría de Estado de Economía (Seco) publicado en La Vie économique el pasado 1 de mayo, los bancos cantonales no desempeñan un papel preponderante en la financiación de las empresas de sus regiones.

“La actividad de los bancos regionales, las cajas de ahorro y, en menor medida, de los bancos cantonales, se concentra casi exclusivamente en las hipotecas”, afirman Christian Busch y Christian Wipf, autores del texto.

El documento de Seco añade que en los grandes bancos, en contrapartida y a pesar de que el mercado hipotecario tiene un gran peso en la actividad cotidiana, las actividades están más diversificadas.

Por su parte, un estudio reciente del Instituto de Investigación Coyuntural de Zúrich (KOF) destaca que los grandes bancos siguen siendo la principal fuente de financiación de las empresas.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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