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“Se requiere un debate sobre los valores de Suiza”

Originario de Neuchâtel, el actual presidente, Didier Burkhalter, es aclamado por jóvenes de ese cantón. Keystone

El ministro suizo de Exteriores, Didier Burkhalter, asume desde este miércoles, 1º. de enero, la presidencia rotativa helvética. En entrevista con swissinfo.ch aborda los temas principales de la agenda 2014: el futuro de la vía bilateral con la Unión Europea, la presidencia de la OSCE y una votación crucial, en febrero, sobre la inmigración.

El nuevo presidente del gobierno colegiado, que sucede al ministro de Defensa, Ueli Maurer, insiste también en la necesidad de mantener buenas relaciones con los países vecinos, pese a los diferendos fiscales.

swissinfo.ch: Su predecesor presentaba a Suiza como un pequeño país enfrentado a una gran presión extranjera; una suerte de David contra Goliat… ¿Usted qué imagen desea transmitir a escala internacional de la nación que representa?

Didier Burkhalter: Me gustaría indicar que me entiendo muy bien con Ueli Maurer. Tenemos concepciones y visiones distintas, pero logramos comprendernos en la mayoría de los casos. El milagro suizo del gobierno colegiado permite reunir personalidades diversas e interactuar de modo positivo para buscar la mejor solución en beneficio de todos.

Hemos definido con claridad la visión de la presidencia. Deseamos que haya un debate sobre la posición y los valores de Suiza en el mundo. Pero un debate concreto y no ideológico, que se base en discusiones en torno a tres asuntos esenciales: juventud, trabajo y apertura.

Nacido en 1960, Didier Burkhalter es originario del cantón de Neuchâtel.

Al término de sus estudios de economía política, ingresó en el mundo de la política en la década de 1990 como militante del Partido Liberal Democrático, actualmente conocido bajo el nombre del Partido Liberal Radical (PLR / derecha).

El ministro ha recorrido todos los peldaños de la política: ha sido miembro del gobierno de la ciudad de Neuchâtel, del parlamento cantonal de Neuchâtel, del Consejo Nacional (cámara baja del Legislativo helvético) y del Consejo de los Estados (senado).

Fue electo miembro del gobierno federal el 16 de septiembre de 2009. Primero ocupó la cartera del Interior, y desde 2011 ocupa la de Exteriores.

Es la primera vez que accede a la presidencia de Suiza.

swissinfo.ch: Este año usted es ministro de Exteriores, presidente de la Confederación y presidente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). ¿Cómo organizará sus prioridades?

D. B.: La actividad gubernamental implica saber dirigirse a lo esencial y colocar las prioridades donde deben estar. Evidentemente, esas prioridades están claramente delimitadas por las necesidades y las grandes líneas de la presidencia de la Confederación.

En realidad, la presidencia de la OSCE solo se suma a esto. Lo positivo de ello es que esto logra conjuntar varios puntos de interés. El hecho de ser presidente de Suiza permite, por ejemplo, un contacto más fácil a nivel de jefes de Estado.  

swissinfo.ch: Los medios a veces lo describen como un político falto de relevancia, de contacto con el pueblo. ¿Aprovechará este año presidencial para cambiar esta visión sobre su imagen?

D. B.: La presidencia implica más tareas y responsabilidades. Estaré un poco más presente, tanto en Suiza como en el extranjero; pero quiero seguir siendo yo mismo. No cambiaré porque soy presidente. Tengo una línea definida y la mantengo.

swissinfo.ch: Las relaciones con la UE constituyen este año también uno de los grandes temas de la política suiza. ¿Cómo ve la evolución de este asunto?

D. B.: Se trata de arreglar ciertas cuestiones institucionales, entre ellas, la aplicación del derecho europeo en los acuerdos bilaterales, de modo que los actores suizos que juegan un papel en el mercado interior de la Unión Europea (UE) tengan las mismas posibilidades que los otros participantes.

Hemos hecho algunas proposiciones para resolver esas cuestiones con dos objetivos en la mira: que Suiza pueda mantener su nivel de prosperidad conservando su soberanía. Estas propuestas fueron muy bien recibidas por los cantones y las comisiones parlamentarias. El gobierno, además, aprobó el mandato de negociación el 18 de diciembre pasado. Esperamos ahora el mandato de negociaciones de la UE para poder iniciarlas. Al final será el Parlamento y, tal vez, el pueblo que tendrán la última palabra.

La meta gubernamental es mostrar que el objetivo está claramente definido: renovar la vía bilateral y que este sendero es el único que tiene un futuro en Suiza; en todo caso, en lo que a las próximas décadas se refiere. Esta renovación es necesaria si se quiere conservar la vía bilateral. Ahora bien, todos tenemos interés en mantener una relación fuerte entre Suiza y la UE.

swissinfo.ch: En febrero, los ciudadanos acudirán a las urnas para pronunciarse sobre una iniciativa popular que busca limitar la inmigración en Suiza. De ser aceptada, podría afectar las relaciones con la UE. ¿Cómo convencer a la ciudadanía de rechazarla?

D. B.: La respuesta se sustenta en tres puntos: Primero, hay que hacer pasar con claridad el mensaje de que Suiza se encuentra en una situación más bien favorable desde hace 15 años, especialmente gracias a los acuerdos bilaterales y, particularmente, a la libre circulación de personas. El sistema  suizo de inmigración y de integración, como también el de los acuerdos bilaterales, han demostrado su efectividad.

Seguidamente, es necesario reconocer que existen problemas, como la competencia salarial desleal. Pero el Consejo Federal (Ejecutivo suizo) toma con seriedad esos problemas. Se decidieron medidas de acompañamiento y controles más sistemáticos. En lo que respecta a los otros problemas evocados con frecuencia, como el de las infraestructuras, no están únicamente relacionados con la libre circulación de personas y en este caso también el gobierno toma medidas. El 9 de febrero, se votará, por ejemplo, la orden permanente para  financiar mejoras en la red ferroviaria.

En fin, hay que insistir en que la iniciativa en sí misma no resolverá nada. El sistema de contingentes que propone es extremadamente pesado, burocrático y muy caro para las empresas. Suiza se volvería así económicamente menos atractiva. Recordemos también que en el pasado, Suiza conoció un sistema de contingentes que no detuvo al flujo inmigratorio; en la década de 1960 era dos veces mayor que el actual.

swissinfo.ch: Cuando llegó al Ministerio de Exteriores, hace dos años, situó al frente de sus prioridades las relaciones con los países vecinos. Pero ahora no son muy buenas, especialmente en el caso del expediente fiscal.

D. B.: Esto se mantiene realmente como una de las grandes prioridades de nuestra política extranjera. Pienso que hay que hacer más esfuerzos en este sector.

Subrayemos que ha habido con nuestros vecinos un cierto número de aspectos positivos. Con Francia, logramos, por ejemplo, abrir un diálogo fiscal estructurado que querríamos continuar. Suiza también fue la primera en lanzarse en el proyecto de la Expo Universal de 2015 que tendrá lugar en Milán, y las cosas marchan muy bien con Italia. También emprendimos con nuestros vecinos iniciativas contra la pena de muerte y para la protección de la esfera privada.

Entonces, insisto, muchos asuntos van bien. Pero es cierto que en el sector fiscal, o también en el de transportes, aún se requiere abrir camino. Esperamos lograr avances gracias a la intensificación de nuestros contactos con los países vecinos durante este y los siguientes años.

swissinfo.ch: Los suizos en el extranjero no están muy satisfechos con la reorganización de consulados de su Ministerio. ¿Cuál es su mensaje al respecto?

D. B.: Creo que Suiza tiene mucha suerte de tener a los suizos del extranjero. Todos son, en cierto modo, nuestros embajadores. Somos perfectamente conscientes de la importancia de la Quinta Suiza.

En lo que respecta a los consulados, decidimos utilizar al máximo las nuevas formas de trabajar con el objetivo de mantener la calidad de los servicios. De este modo, con los consulados móviles es posible ir a regiones en donde jamás había sido posible y en donde hay suizos instalados. Están también todas las herramientas relacionadas con las nuevas tecnologías. Casi todos los asuntos consulares pueden ser arreglados hoy día a través del correo electrónico o el teléfono. El solicitante solo debe desplazarse raramente a la representación. Otro ejemplo, el Ministerio de Exteriores estableció una línea telefónica de ayuda para responder a las preguntas de los suizos en el exterior. Desde el 1o  de mayo de 2012 funciona las 24 horas del día, los 365 días del año.

Desde nuestro punto de vista, más que disminuir, las prestaciones aumentaron. Estamos convencidos que la reorganización es necesaria, ya que los medios destinados a la red diplomática -400 millones de francos anuales- no han aumentado en el curso de los últimos años.

Suiza dispone actualmente de 170 representaciones en el extranjero, incluidos 103 embajadas y 31 consulados. Comparada la red diplomática suiza a la de otros países de la misma dimensión, la nuestra es una de las más densas.

Traduccción del francés, Patricia Islas

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