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El temor al espionaje favorece a los centros de datos

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Los muros de granito gris del centro de datos de Swisscom, a las afueras de Berna, protegen los datos más importantes de sus clientes de bombas, sismos y atentados aéreos. Es solo una de las razones que explica el creciente interés en este tipo de centros.

Las austeras bóvedas de hormigón de este centro protegen también información delicada de bancos y otros clientes de las miradas indiscretas del gobierno y los espías económicos. Fiabilidad es la consigna de esta floreciente industria suiza que silenciosamente gana terreno en un nicho global altamente lucrativo.

Las recientes revelaciones sobre presuntos actos de espionaje encabezados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos contra Suiza y China podrían concienciar a la opinión pública sobre los riesgos del manejo de datos que la industria tiene claros desde hace años.

El centro de Swisscom, en Zollikofen, no escatima esfuerzos en proteger la valiosa información que le ha sido confiada. Ante una potencial falla integral de energía, sus instalaciones cuentan con seis poderosos generadores diésel permanentemente listos para activarse en menos de 15 segundos y suministrar toda la energía que requiere la operación integral de este centro.

Adicionalmente, miles de cámaras de video, sensores de calor y de rayos infrarrojos, son capaces de detectar de inmediato a cualquiera que haya sido capaz de escabullirse a los estrictos controles de seguridad en la entrada. Dada la delicada misión que tiene este centro, el equipo humano que trabaja en él es muy reducido, permitiendo con ello que los servidores operen sin intromisiones.

A cada pregunta sobre las técnicas que utiliza para codificar la información o las medidas de seguridad que aplica para evitar invasiones cibernéticas, el centro responde sistemáticamente con un cortés pero firme “Sin comentarios”.

No obstante, rasgos como la estabilidad política, la tradición de fiabilidad o la existencia de sólidas leyes de protección de datos están confiriendo a Suiza una reputación creciente en la industria del almacenaje de datos comprometidos. A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, incluso el gobierno suizo necesita la autorización de un tribunal para solicitar información a cualquiera de estos centros.

“Los clientes aprecian crecientemente que sus datos sean protegidos por jurisdicciones que ofrecen una verdadera certidumbre legal. Esta será una de las principales fortalezas de Suiza de cara al futuro”, dice a swissinfo.ch Bruno Messmer, jefe de la consultoría en abastecimiento de Swisscom.

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Donde Google resguarda nuestros datos

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Expansión

Algunos proveedores del almacenaje de datos han decidido llevar al extremo sus medidas de seguridad ubicando sus servidores en antiguos búnkeres militares de la región alpina.

Uno de ellos es la empresa Siag, que opera el Fuerte Knox, el denominado “banco privado suizo de los activos digitales”. Dados los estándares de seguridad que ofrece, la firma se ha negado a tratar con clientes de EEUU.

“Hace 10 años decidimos no recibir datos de EEUU porque sabíamos que era imposible hacerlo sin otorgar simultáneamente (a las agencias de inteligencia estadounidenses) un acceso por la puerta trasera”, señala a swissinfo.ch Christoph Oschwald, director ejecutivo de Siag.

Actualmente, Suiza es un jugador relativamente pequeño en esta industria comparado con EEUU o Gran Bretaña, pese a lo cual para finales de 2013 contará con 160.000 m2 destinados a este tipo de servicios. Superficie que aumentará a 200.000 m2 en 2016, según estimaciones de la consultora de mercado Broadgroup.

Esto convierte a Suiza en el segundo país europeo con mayor capacidad de almacenamiento de datos por habitante, solo superado por Irlanda. Comparar a los países no es fortuito, ya que en el presente ambos compiten por atraer a sus dominios a la multinacional HQs.

En opinión de Steve Wallage, director ejecutivo de Broadgroup, “los múltiples beneficios que ofrece Suiza a las empresas, como su localización, su política fiscal, su personal altamente cualificado, una economía estable y una situación legal fiable, también son factores que atraen el almacenaje de datos”.

Por otra parte, Wallage refiere a swissinfo.ch la importancia de la ubicación. “Frecuentemente las compañías están interesadas en que sus centrales de almacenamiento de datos se encuentren a menos de una hora de camino de sus oficinas”.

Estados Unidos es líder mundial en el almacenamiento de datos, con 8,5 millones de m2 destinados a las instalaciones de esta industria, según una investigación realizada por la consultora Broadgroup.

Canadá, por ejemplo, cuenta con 800.000 m2 para este tipo de empresas.

En Europa Occidental, cita el Broadgroup, Londres, Fráncfort, París y Ámsterdam son las principales sedes del almacenamiento de datos sensibles. Pero Dublín, Ginebra y Zúrich conforman la nueva generación de jugadores destacados.

En Suiza, la superficie física dedicada a esta actividad pasará de 123.000 m2 en 2011 a 160.000 m2 a finales de 2013. Y para el año 2016 se estima que se ubicará en 200.000 m2.

A fines de este año, Gran Bretaña dispondrá de 687.000 m2 para resguardar datos sensibles; Alemania, 600.000 m2; Francia, 380.000 m2; los Países Bajos, 320.000 m2; e Irlanda, 100.000 m2.

Credenciales ‘verdes’

El suministro energético fiable –y relativamente barato- que existe en Suiza, sumado a un sólido mercado de los bienes raíces que está animando a los inversionistas a construir, son factores adicionales que incrementan el interés de las empresas por resguardar su información importante suelo helvético.

Además, algunos jugadores del sector han atraído negocios presentando sus credenciales verdes. Una de las principales preocupaciones de estos centros de datos es su despilfarro energético.

El centro Swisscom, en Zollikofen, y su hermano gemelo en el barrio de Wankdorf (Berna) utilizan una energía equivalente a la que requiere una ciudad de 150.000 habitantes. Para mejorar su desempeño ecológico, el nuevo edificio de Swisscom en Wankdorf fue diseñado para reciclar la energía que consume y convertirla en calefacción para abastecer a las nuevas viviendas que se construyen en la ciudad.

En tanto, el Centro Ecológico de Datos de Lupfig, en el cantón de Aargau, emplea intercambiadores de calor que canalizan la energía perdida hacia otros edificios. Asimismo, utiliza tecnología punta en materia de ahorro energético de corriente continua (DC por sus siglas en inglés), y ofrece a sus clientes la posibilidad de utilizar solo energías renovables.

Este no es un montaje verde para ganar adeptos, las razones puramente sociales no son suficientes para atraer clientes, dice a swissinfo.ch Franz Grüter, presidente de green.ch, empresa matriz del centro ecológico de datos.

“Los clientes no están realmente interesados en la última tecnología limpia si no eres capaz de demostrarles que también les permitirá ahorrar dinero. Mientras menos energía se desperdicie, menos energía deberá utilizarse para enfriar los servidores. Las medidas que aplicamos actualmente nos han permitido reducir un 20% nuestro gasto energético”.

A principios de mes, Edward Snowden, ex empleado de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS), que pertenece a los servicios de inteligencia estadounidenses, reveló a la prensa las técnicas de espionaje que aplicaba EEUU para vigilar a países como Suiza.

Snowden denunció que la ANS tenía acuerdos con grandes firmas telefónicas y de servicios informáticos para acceder por la puerta trasera a la información personal de sus clientes que contienen sus archivos.

Reconoció también que en 2007 trabajó en Ginebra espía encubierto bajo un cargo diplomático.

Las revelaciones de Snowden han provocado una amplia condena internacional y Suiza no ha sido la excepción. El Gobierno helvético ha solicitado a Washington detalles sobre las operaciones que el país norteamericano supuestamente realizó en su territorio.

Los desafíos

Pese a los avances, la industria suiza del almacenamiento de datos tiene frente a sí diversos desafíos, no solo por sus límites de espacio y los complejos procedimientos de planeación, sino también por las dudas que despierta el futuro abastecimiento energético del país, que ha decidido cerrar paulatinamente sus centrales nucleares, y la entrega de datos bancarios a EEUU que afecta la reputada fiabilidad helvética.

Pero las recientes revelaciones sobre casos de espionaje protagonizados por los servicios de inteligencia de EEUU podrían compensar parcialmente todo lo anterior, según Steve Wallage, de Broadgroup.

“Varias empresas de Oriente Medio miran a Suiza porque desconfían de EEUU. Las recientes historias (de espionaje) de EEUU están erosionando la confianza de la gente, y esto podría traer buenas nuevas para el mercado suizo”.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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