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El futuro: refrigeradora solar, móvil y multicolor

Esta silla flotante de Diana Chang es uno de los objetos en exposición. Tonatiuh Ambrosetti/Daniela Droz

La exposición "Sunny Memories" o "Memorias soleadas“, combina la innovación tecnológica – células solares de materiales multicolores – con el diseño creativo, y muestra nuevas visiones para el empleo de la energía solar.

La muestra en la Universidad de Harvard, en Cambridge (Massachusetts), se prolonga hasta fin de mes.

Quien escucha hoy la palabra ‘células solares‘ piensa inmediatamente en las instalaciones poco estéticas sobre los techos. Pero en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) se ha desarrollado una nueva generación de células solares de colores, más delgadas, transparentes y flexibles.

El prototipo se remonta a los años 1990. La exposición presenta ideas sobre posibles usos de las nuevas células: como aparato para recargar baterías o como refrigeradora, también como trampa para insectos e incluso banco de parque.

Las plantas como modelo

Las nuevas células de colores no necesitan silicio, sino que producen energía en tanto imitan la fotosíntesis de las plantas. Dicho de manera simple: un colorante y la luz producen energía.

Una ventaja de las células solares desarrolladas por Michael Grätzel es que su producción cuesta menos, además de que son más eficientes que las células de silicio en caso de luz débil o difusa. Ya que por añadidura son flexibles, pueden integrarse sobre diferentes bases como telas para vestimentas o mochilas.

Vislumbrar nuevas opciones

Las células solares de colores abren opciones totalmente nuevas para el empleo de la energía solar. Para sondear las opciones de empleo, estudiantes de diseño de renombradas escuelas de arte de Lausana, París, Londres y San Francisco se ocupan de estas nuevas tecnologías en un taller.

La exposición ‘Memorias soleadas‘ presenta una selección de las ideas surgidas en ese taller, que se realiza por iniciativa de Nicolas Henchoz, director del Laboratorio EPFL + ECAL. En colaboración con la Escuela Cantonal de Arte de Lausana (ECAL), este instituto de la EPFL promueve innovaciones en la Interfaz de Tecnología, Diseño y Arquitectura.

“Los proyectos aplicados para exposición corresponden a tres categorías: diseños que pueden emplearse de inmediato en la producción, aquellos que potencialmente pueden fabricarse en dos o tres años, y aquellos en los que se desarrollaron ideas apoyadas en la suposición de cuán lejos avanzará la tecnología en los próximos 10 años”, explicó Henchoz en la inauguración de la exposición en Lab@Harvard.

En relación al nombre ‘Memorias soleadas’, Henchoz agregó que se dijo a los estudiantes que deberían tomar en consideración como punto de partida las relaciones que prevalecen entre el sol y la memoria. Que debían pensar que la energía es útil no solamente para el confort , sino que “la necesitamos para conservar nuestra historia en la memoria, nuestra herencia, para apropiarnos del conocimiento”.

Proyectos de lo más diferentes

A la inauguración asistió mucha gente. La muestra atrajo gran interés de jóvenes y adultos.

Incluyó proyectos muy diferentes. Por ejemplo un asiento que durante el día capta la luz solar y se ilumina de noche, lo que podría proporcionar mayor seguridad en un parque por las noches, como se explica en el catálogo.

Dentro de tres años podría producirse ya un buzón de correo que anuncia la llegada de una carta o de un paquete a través de un correo electrónico o un mensaje de texto, previa instalación de un programa en el buzón.

Algo que llamó mucho la atención fue un prototipo de refrigeradora móvil: este aparato podría prestar un gran servicio en países en desarrollo, sea en las casas o allí donde la médica o la enfermera visitan a pacientes en pueblos alejados y llevan medicamentos consigo.

La refrigeradora puede emplearse también luego de catástrofes, cuando se ha cortado la energía eléctrica. O simplemente puede llevarse para un día en el mar.

Un separador de ambientes en la oficina proporciona cierta protección, al mismo tiempo produce energía. Los ‘pies’ de esta pared son elementos de cajas de enchufe. O una célula solar como radio en el que la célula es al mismo tiempo pantalla táctil y altavoz

Y en vez sombrillas en un lugar, una ‘nube solar‘: una estructura inflable, que ofrece sombra y paralelamente podría producir gran cantidad de energía.

Ideas desde Suiza

Entre las ideas de Suiza figura un aparato-batería para recargar que puede ser colgado en todas partes, por ejemplo en el coche de compra del supermercado.

Igualmente de Suiza proviene una idea de una lámpara de pared para la ventana. Esta estructura capta luz solar durante el día, y cuando oscurece se pliega en forma de un paraguas y provee luz.

Y un objeto que recuerda a tiempos muy antiguos, a rollos de de papiro o a pergaminos: la variante nueva sirve como proveedor de energía para los portadores de información de los tiempos actuales como teléfonos celulares, IPods y muchos otros.

En el proyecto “Sunny Memories” tomaron parte profesores y estudiantes de cuatro renombradas escuelas de arte y diseño: la Escuela Cantonal de Arte de Lausana (ECAL), la Escuela Nacional Superior de Creación Industrial (ENSCI) de París, el Colegio Real de Artes (RCA) de Londres y el Colegio de Artes de California, San Francisco.

La exposición se exhibió anteriormente en Renens, París, Londres, San Francisco y Nueva York.

Hay planes para que la muestra se exhiba el próximo año en Washington.

Las exposiciones en San Francisco y Cambridge se realizaron en colaboración con swissnex, la red de instituciones científicas suizas.

En la inauguración de la exposición, el Consejero Federal responsable de investigación y arte, Didier Burkhalter, dio un discurso. Después de Massachusetts visitó California.

Michael Grätzel, el inventor de las células solares multicolores, nació en Alemania en 1944 y estudió en Berlín.

Desde 1977 es profesor de química en la Escuela Politécnica Federal de Lausana y entretanto es ciudadano suizo.

En 1992 hizo patentar su invento de la célula solar de colores. Desde entonces ha sido constantemente perfeccionada y ya está en el mercado.

Las células solares de colores funcionan de manera similar que las hojas de las plantas. imitan la fotosíntesis. En este proceso, la clorofila colorante de la planta almacena la luz y capta energía de los electrones liberados.

En las células de Grätzel, colorantes orgánicos emplean moléculas que transforman la luz solar en fluido eléctrico.

Michael Grätzel es uno de los diez científicos más citados a escala internacional. Ha ganado sinnúmero de reconocimientos, entre ellos el Premio Balzan 2009 y el World Technology Award 2010, otorgado por el gobierno y el sector económico de Finlandia.

(Traducido del alemán, Rosa Amelia Fierro)

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