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Cinco siglos al servicio del Papa

Sólo los oficiales y suboficiales llevan un arma de fuego. gardesuisse.org

El 22 de enero de 1506 se fundó en Roma la Guardia Suiza Pontificia, que es el ejército más antiguo y pequeño del mundo.

Su historia está marcada por actos heroicos, pero también por episodios sombríos y dolorosos.

Al pasar delante de la entrada del Vaticano es imposible no percatarse de los guardias suizos. Su llamativo uniforme de gala – diseñado, según cuenta la leyenda, por Miguel Ángel – acapara inmediatamente nuestra atención.

Los suizos, que llevan un casco de acero adornado con una pluma de avestruz y en las manos una antigua alabarda, parecen salidos de una película histórica sobre el Renacimiento.

Y, sin embargo, en este año 2006 que marca su quinto centenario, la guardia sigue teniendo un papel crucial en la defensa del Pontífice.

Fieles mercenarios

El minúsculo ‘ejército del Vaticano’ es el primer vestigio de la larga tradición de la emigración militar helvética.

Obligados a abandonar su país debido a la pobreza, muchos suizos decidían alistarse como mercenarios al servicio de las grandes potencias, una actividad que suponía una importante fuente de ingresos.

En los campos de batalla se forjaron una sólida reputación de soldados fieles e invencibles. Hasta tal punto que el Papa Julio II los eligió para su defensa personal.

Los primeros 150 soldados suizos se entregaron con abnegación al servicio del jefe de la Iglesia Católica, sin escatimar ningún peligro. Así lo demostraron cuando se produjo el Saqueo de Roma, el 6 de mayo de 1527: unos 147 guardias suizos murieron por defender al Papa Clemente VII de los ataques de ‘lansquenetes’ (mercenarios) al servicio del emperador Carlos V de Alemania y I de España.

La guardia conmemora todavía hoy el 6 de mayo, fecha heroica y trágica a la vez. Es el día en que los nuevos reclutas juran fidelidad al Santo Padre.

Obligaciones actuales

La guardia suiza pontificia estuvo a punto de desaparecer en 1970, cuando Pablo VI decidió suprimir todos los cuerpos militares del Vaticano. Pero el Pontífice hizo una excepción en el caso de la pequeña tropa helvética.

Según el reglamento, revisado por Juan Pablo II en 1979, la guardia cuenta hoy con 110 soldados. Además de cumplir el servicio militar y de honor, sus miembros controlan los accesos a la Ciudad del Vaticano, vigilan el Palacio Apostólico y aseguran la protección del Papa.

Durante el papado de Juan Pablo II – quien amaba las grandes muchedumbres – la guardia demostró coraje para protegerlo de las muestras de afecto a veces excesivas por parte de los feligreses. Pero también para protegerlo de quienes quisieron atentar contra su vida, como el turco Ali Agca, el 13 de mayo de 1981.

Nuevas perspectivas profesionales

La historia reciente de la Guardia Suiza estuvo marcada por un acontecimiento todavía no del todo esclarecido: en 1998, el cabo segundo Cédric Tornay abatía a tiros al comandante Alois Estermann y su esposa y, posteriormente, se quitaba la vida.

La magistratura de la Santa Sede procedió inmediatamente a clausurar la investigación. En su opinión, los hechos se debieron a un acto de locura. Pero para muchos no se han despejado las dudas sobre lo ocurrido.

Quizá este trágico suceso contribuyó a la ligera disminución del número de voluntarios que se han adherido a la guardia desde el inicio de este decenio. Por ello se han llevado a cabo algunas reformas con el fin de incentivar a los jóvenes a adherirse a la guardia.

Así, se ha incrementado la calidad del servicio, con el fin de abrir nuevas perspectivas profesionales a los reclutas, que reciben una formación en informática, adquieren nociones de comunicación y aprenden inglés e italiano.

Además, cada guardia puede acceder a un diploma de experto en seguridad, que constituye una base útil para una futura carrera en el seno de la policía o en el ámbito de la defensa.

Los esfuerzos emprendidos han dado frutos. Desde el año pasado se observa que aumenta el número de voluntarios. El pequeño ejército ya puede mirar al futuro y seguir montando guardia.

swissinfo, Anna Passera
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)

Guardia Suiza Pontificia: 110 hombres

Requisitos de admisión: ser varón, tener nacionalidad suiza, entre 19 y 30 años de edad, una estatura mínima de 174 cm, ser de religión católica-romana, haber efectuado el servicio militar en Suiza, poseer un certificado federal de capacidad profesional o título de Matura.

En el momento del reclutamiento deben estar solteros, pero pueden contraer matrimonio posteriormente.

Duración mínima del servicio: 2 años

Salario: 1.800 francos mensuales libres de impuestos. El alojamiento está incluido.

Según la legislación vaticana, la Guardia Suiza es una formación militar.

Suiza, sin embargo, prohíbe a sus ciudadanos cumplir servicio en un ejército extranjero.

La Confederación no considera a la Guardia Suiza Pontificia como un ejército, sino como un cuerpo privado de policía.

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