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“Nuestros programas en Nicaragua, casi paralizados”

Manifestante nicaragüense con una máscara
Un opositor expresa su descontento durante una manifestación contra el presidente Daniel Ortega, el 18 de agosto 2018, en Managua. Keystone

Luego de meses de protestas y violencia, el pueblo de Nicaragua está profundamente dividido. Los observadores evocan una atmósfera polarizada y “tóxica” en ese país, considerado alguna vez como uno de los más estables de Centroamérica. La situación afecta los programas de cooperación de Suiza.

Tras las manifestaciones en favor y contra el presidente Daniel Ortega en los últimos meses, los equipos de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) en Managua y de la ONG suiza ComundoEnlace externo tuvieron que adaptar sus métodos de trabajo y sus programas. La COSUDE y el consulado suizo establecieron una unidad de crisis en la que participa una docena de organizaciones helvéticas con sede en Nicaragua.

“El conflicto es estresante para todos los nicaragüenses y nuestros 35 empleados también se ven afectados”, señala Edita Vokral, directora de la Oficina de COSUDE en Managua. “Prestamos mucha atención a las entrevistas individuales con los empleados y a un análisis común de la situación”.

Comundo tiene dos oficinas en las afueras de la capital, Managua. La sede suiza de la ONG en Lucerna ofreció a los empleados un apoyo personalizado a través de Skype para superar situaciones de estrés extremo. En todas las organizaciones, los horarios de trabajo se han adaptado y muchos empleados trabajan desde casa.

Reunión cotidiana

Todos los empleados de Comundo deben adherirse al “principio de imparcialidad”. “Está estrictamente prohibido hablar en público o participar en manifestaciones”, declara Frederic Coppens, coordinador nacional de la ONG con sede en Estelí, norte de Nicaragua.

Comundo, que recibe apoyo financiero de la COSUDE, trabaja principalmente con ONG locales y movimientos sociales, como sindicatos de agricultores y asociaciones de mujeres: organizaciones ahora divididas, lo mismo que la sociedad. “Hasta el mes abril promovimos espacios para mantener un diálogo abierto y respetuoso. Pero dudo que puedan continuar”, dice Coppens.

Los tres programas de Comundo están “casi paralizados”, precisa el coordinador. “Tuvimos que cancelar todas las actividades planificadas desde el 18 de abril. Manejamos la situación de crisis día con día”.

Proyectos “congelados”

A mediados de mayo, el Ministerio suizo de Exteriores (DFAEEnlace externo) indicó que debía posponer el lanzamiento del programa de cooperación 2018-2021 “hasta nuevo aviso” debido a la crisis. Contactado, el DFAE precisó que había informado al gobierno del país centroamericano que Suiza quería reconsiderar su colaboración.

Ya se han adoptado medidas. Las asignaciones a los socios gubernamentales han sido suspendidas temporalmente y los proyectos en fase de planificación, “congelados”. La oficina de cooperación, por otra parte, ha recuperado fondos. Se realizan otros ajustes sustanciales para todo el programa.

“Un compromiso con Nicaragua solamente tiene sentido si hay espacio para el desarrollo de las organizaciones no gubernamentales y es posible trabajar en temas como los derechos humanos y el Estado de derecho”, subraya Vokral. Además del diálogo con el gobierno, se requiere la oportunidad de colaborar con la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones internacionales de derechos humanos. Es todavía el caso, subraya la directora de la oficina de cooperación.

Cooperación en países frágiles

El compromiso de COSUDE en Nicaragua, un país que durante mucho tiempo fue considerado estable y seguro, se remonta a principios de la década de 1980. El Índice de Estados FrágilesEnlace externo es una clasificación de 178 países con 12 indicadores de los riesgos y debilidades a que están expuestos. En los últimos cinco años, Nicaragua ha mejorado su clasificación y ahora ocupa el puesto 75, mientras que Sudán del Sur y Afganistán, donde también está activa COSUDE, ocupan el primer y el noveno lugar, respectivamente.

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua en celebración del 39 aniversario de la Revolución Sandinista
El presidente Daniel Ortega participa en la celebración del 39 aniversario de la Revolución Sandinista, el 19 de julio del 2018 en Managua. Keystone

Según Coppens, Nicaragua es “un muy buen ejemplo de la vulnerabilidad del desarrollo insostenible”. En el plano económico, el país ha disfrutado de un crecimiento envidiable en la última década. Pero, año tras año, el balance sobre derechos humanos y el medio ambiente ha resultado cada vez más negativo”.

Vokral explica la fragilidad latente de países como Nicaragua por la ausencia de legitimidad democrática de las instituciones, “que no son apoyadas por la población en general ni a su servicio”. Este problema hace muy vulnerables a Estados como Nicaragua”, afirma. “Incluso si parecen muy estables desde el exterior”.

En los últimos años ha aumentado la presión política sobre la cooperación suiza al desarrollo para que fortalezca su participación en los llamados contextos “frágiles”. En esas áreas de intervención, COSUDE debe anticipar eventuales cambios para poder hacer frente de manera flexible. “Eso es lo que hicimos en Nicaragua”, dice Edita Vokral. “La incertidumbre también ofrece la oportunidad de redefinir nuestra cooperación y pensar de manera innovadora”.

Una peligrosa dicotomía

Varios cientos de muertos y más de 1 000 heridos han dejado las protestas en Nicaragua desencadenadas en abril por un intento de reforma de las pensiones.

Hoy, representantes de la sociedad civil piden la renuncia del presidente sandinista Daniel Ortega. Otros mantienen su apoyo al exlíder revolucionario.

“Esta repentina crisis ha sorprendido a muchos”, dice Alice Froidevaux, coordinadora del Centro de América Latina de la Universidad de Zúrich. Debido a las tendencias autoritarias de Daniel Ortega y la creciente insatisfacción de la población, era, sin embargo, predecible.

Alice Froidevaux ha dedicado su tesis doctoral al movimiento campesino en América Central. Sabe, gracias a sus contactos en Nicaragua y las redes sociales, hasta qué punto la atmósfera está “cargada” y “contrastadas” las opiniones. Los nicaragüenses deben pronunciarse a favor o en contra de Ortega. “Es difícil para la gente salir de esta dicotomía: todos quieren saber de qué lado está el otro. La emoción es muy fuerte”.

Una prolongación del estado de emergencia podría agravar la situación social del país. “Nicaragua es un Estado muy pobre, donde la gente tiene poco apoyo. Tengo amigos que no pueden ir a trabajar debido a los problemas de seguridad y las barreras. Estas dificultades conducirán rápidamente a una crisis humanitaria”.

Traducido del francés por M.Aguila

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