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“Los vecinos queremos una nueva democracia en la comuna”

En un país poco acostumbrado a consultas populares surgidas desde la propia ciudadanía, la iniciativa de ‘Plebiscito por la Reina’ marca un valioso referente en Santiago de Chile. “Demuestra que cuando la gente se organiza y participa en forma activa, se pueden lograr cambios”, comenta Regula Ochsenbein, una suiza que desde hace más de 30 años es vecina de esta comuna.

Los encontramos muy entusiasmados en el recuento de votos de la primera consulta ciudadana celebrada a iniciativa de los vecinos de esta comuna, ubicada en el sector oriente del Gran Santiago. Considerada un “verdadero pulmón verde”, La Reina es un distrito apacible y residencial, con zonas típicas, donde aún se hace vida de barrio. Unas cualidades que hoy se ven amenazadas por la industria inmobiliaria, señalan los integrantes del movimiento ‘Plebiscito por la ReinaEnlace externo’.  

Moisés Schermann, miembro del comité coordinador, explica que esta iniciativa “surgió de los vecinos y organizaciones sociales de la comuna, ante la necesidad de detener su destrucción, debido al Plan Regulador vigente, que es el que ha permitido que se arrase con las áreas verdes, se construyan edificios enormes y se genere congestión vial, entre otros perjuicios”.

Resultados de la consulta (6 preguntas)

1) Edificación en Altura. El 70% cree que se debe elaborar una nueva regulación respecto a la edificación en altura de la comuna. El 25,8% prefieren mantener la regulación actual.

2) Calles, autopistas y transporte. El 77,5% estima que el problema de congestión vehicular debe priorizar soluciones enfocadas en el uso del transporte público comunal y transporte alternativo como bicicletas. El 16,6% prefiere soluciones enfocadas en el transporte privado y construir nuevos corredores urbanos [grandes avenidas para los automóviles].

3) Espacios públicos y áreas verdes. El 93,2% considera que los terrenos disponibles de la comuna se deben definir mediante intervención municipal, adquiriendo terrenos para aumentar las áreas verdes y los espacios públicos destinados a recreación (parques, plazas centros culturales, canchas, comercio local, etc.). El 2,7% sostiene que esto debe definirse mediante el mercado.

4) Uso de terrenos para viviendas sociales y mixtas. El 81,3% opta por privilegiar la integración de familias de distinta condición socioeconómica en la comuna. El 13,3% prefiere que los terrenos se dejen a libre disposición de las empresas inmobiliarias y de quienes puedan pagar esas viviendas.

5) Patrimonio comunal: El 91% apoya la idea de generar un proceso participativo para definir los lugares considerados zonas patrimoniales y generar políticas para su protección. El 4,2% prefiere que esto se haga mediante programas del gobierno central, sin intervención comunitaria.

6) Plebiscito comunal: El 92,8% está de acuerdo con convocar a un plebiscito para cambiar aspectos importantes del Plan Regulador Comunal.

Fernando Encina, coordinador de Plebiscito por la Reina, agrega que “el movimiento se gestó a partir de distintas luchas que se estaban dando de manera parcelada en la comuna; gente luchando para que no ensanchen las calles y se eliminen áreas verdes, otros buscando evitar la construcción de un gigantesco centro comercial en una zona típica, con gran impacto vial –que finalmente se construyó– y otros, que querían preservar terrenos para viviendas sociales. Finalmente, hicimos coincidir estas y otras demandas en esta plataforma unitaria democrática”.

“Yo vivo hace treinta años aquí y el cambio ha sido grande”, cuenta Coral Pey, también integrante del movimiento. “Si bien la comuna sigue siendo residencial, las malls y los edificios a gran altura están atentando contra la identidad local de la Reina. Esto se acentúa en lugares como Villa La Reina, (donde viven personas de escasos recursos) y cuyos terrenos anhelan las inmobiliarias para construir edificios”.

Este fenómeno implica la expulsión de las familias más pobres a la periferia, lo que promovería la segregación social.

Pablo González, reside aquí desde 2011: “Me vine a La Reina buscando un lugar que tuviera vida de barrio, áreas verdes, silencio, paisaje y no quiero que eso se siga perdiendo”. Al igual que los miembros de Plebiscito por la Reina, reconoce que el crecimiento demográfico de Santiago exige mayor disponibilidad de viviendas, pero recalca que esta debe hacerse de forma racional, con edificios que no superen los 4 o 6 pisos.

“Esta es una zona precordillerana y hay varios canales que traen agua desde la cordillera. Poner demasiado cemento aquí dificultaría la percolación (drenaje) de las aguas, es decir, se produciría un mayor flujo de aguas hacia las comunas que están más abajo”, indica.

Obstáculos para la democracia comunal

Con muy pocos recursos, pero mucha voluntad –destaca Regula Ochsenbein– se hizo un gran trabajo vecinal, a través de talleres y encuentros, para explicar a los residentes cómo esta comuna podía perder su identidad si la industria inmobiliaria prosigue con construcciones enormes, poco sustentables y que no toman en cuenta las características de La Reina.

A partir del trabajo vecinal de más de un año, los integrantes de Plebiscito por la Reina levantaron y desarrollaron una consulta ciudadana, que finalmente se llevó a cabo a mediados de noviembre, con mesas de votación instaladas en 12 puntos de la comuna.

“Buscábamos recoger las inquietudes de los habitantes, estudiantes y trabajadores de La Reina. Y desde allí, levantar un plebiscito comunal que nos permita modificar el actual Plan Regulador de La Reina”, señala Schermann.

El plebiscito comunal –precisa– es una instancia que la ley permite, siempre y cuando represente el 10% de las firmas de quienes votaron en la última elección comunal. “En ese sentido, la nueva ley de inscripción automática (2014) es una traba, ya que antes se exigía solo el 5% de las firmas y ahora se elevó al 10%, lo que equivale a 4 500 firmas dentro de la comuna”.

La legislación actual, acota Encina, exige quórums demasiado altos para los plebiscitos ciudadanos, tema que también pretende modificar, con la ayuda del parlamentario Hugo Gutiérrez, quien presentó un proyecto de ley para rebajar el quórum necesario para estos plebiscitos.

“El problema es que la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, promulgada por la dictadura militar, permite la nula participación de la ciudadanía en los gobiernos comunales y le entrega todo el poder al alcalde de turno”, critica Schermann.

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Esta situación se repite a escala nacional. “En Chile, la democracia es aún muy restringida. El poder es delegado de manera radical desde la ciudadanía hacia las autoridades electas, con sistemas electorales muchas veces antidemocráticos y una participación ciudadana muy acotada”, asegura Encina.

Democracia a nuestro modo

Mientras contabilizan los votos –1 582, más 764 obtenidos por vía electrónica– Schermann y Encina destacan que esta consulta marca un hito dentro de la comuna. “Hace un tiempo, la municipalidad llamó a votar una enmienda y obtuvo unos 500 votos presenciales. Es decir, los triplicamos, lo que demuestra que hay muchos vecinos que apoyan este proceso y quieren una nueva democracia en la comuna, que parta desde la propia comunidad”.

¿Suiza y su democracia directa es un sistema en el que les gustaría inspirarse?

“La idea de un plebiscito comunal se sostiene en múltiples experiencias internacionales y también en algunas nacionales. Por cierto que observamos las formas democráticas más avanzadas que operan en otras latitudes. Y sin duda, las formas directas de democracia vigentes en otros países son de alguna manera, referencias”, admite Encina.  Eso sí, aclara, “nosotros lo haremos a nuestro modo, en base a nuestra propia idiosincrasia, historia y a las necesidades actuales que tenemos como ciudadanos para transformar nuestra realidad”.

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