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Un turista se convierte en alcalde

Pueblo de Sedrun en las montañas de los Grisones
Pueblo de Sedrun en las montañas de los Grisones: desde aquí gestiona el llanero Beat Röschlin los destinos del municipio de Tujetsch. Keystone


Por falta de aspirantes lugareños a la alcaldía municipal, los habitantes del municipio de Tujetsch en las montañas grisonas apostaron por un cazatalentos. Y este encuentra a Beat Röschlin, un exgerente de empresa que posee un apartamento turístico en el pueblo. Un caso que refleja la crisis del sistema de milicias helvético y una experiencia aleccionadora para el nuevo jefe del pueblo venido de las llanuras.

Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plataforma de swissinfo.ch para la democracia directa que recoge aportaciones de la redacción y de autores externos. Sus opiniones no necesariamente coinciden con las de swissinfo.ch.

“Cuando dije sí al cargo no tenía idea de lo que se me venía encima, ni la más remota, cero patatero”, recalca Beat Röschlin. Lleva un polo gris con cuello alto y está sentado en una sala con paredes enmaderadas del ayuntamiento de Sedrun, sede del extenso municipio de Tujetsch. 

Detrás de él hay una ventana grande con vistas a una ladera verde y a las altas montañas nevadas.

Un gestor, no un político

A diferencia de muchos políticos locales en Suiza, este hombre de 64 años no vacila ni titubea, al contrario, es vigoroso, sereno y ambicioso. Es poco habitual encontrarse con un tipo como él en la presidencia de un ayuntamiento. “Soy gestor, jamás seré político”, dice. Dirige el gobierno municipal según los principios de la gestión empresarial, y eso se nota.

Beat Röschlin en su despacho
Despacho con paredes revestidas de madera local: desde aquí dirige Beat Röschlin el gobierno de su municipio en las montañas grisonas swissinfo.ch

Empero, ¿cómo es posible que el llanero Beat Röschlin —procedente de un bastión del sector servicios como la ciudad de Zug— se anime a convertirse en jefe de una comunidad aldeana en las montañas de los Grisones?

Antecesor abandonó

En primavera de 2014, el presidente municipal Pancrazi Berther no consiguió su reelección inmediata, una experiencia tan frustrante que decidió retirar su candidatura para la segunda vuelta.

Pero no existía otro candidato. Y Tujetsch se quedó sin alcalde de un día para otro.

La experiencia de Pancrazi Berther es la misma que viven muchos otros políticos no profesionales. Un cargo político en uno de los todavía 2 222 municipios suizos suele reportar poco reconocimiento, mucho trabajo y, con frecuencia, dificultades. Además, de acuerdo al sistema de milicias suizo, un mandato en el ámbito de la democracia local siempre es un cargo auxiliar.

Las compensaciones financieras de un alcalde o un concejal suelen ser modestas. Pero los asuntos, que los políticos locales tienen que gestionar, son cada vez más complejos por culpa de la globalización. Por eso, en muchos pueblos se ha convertido hoy en una tarea difícil o imposible encontrar a candidatos o candidatas para el consejo municipal. 

Se despliegan los cazatalentos

La escasez de voluntarios dispuestos a asumir responsabilidades y, por tanto, cargos en el ejecutivo y en las comisiones de los ayuntamientos, tiene consecuencias nefastas: por un lado, está en peligro la existencia de los entes autonómicos en los niveles inferiores y, por otro, se debilita toda la democracia local en Suiza.

Diversos expertos, entre los que también están los integrantes del “laboratorio” de ideas Avenir Suisse y del Centro de Estudios de la Democracia (ZDA, por sus siglas en alemán) en Aarau, han reflexionado en los últimos años sobre soluciones para desactivar esta creciente crisis.

Estas reflexiones han cristalizado sobre todo en dos planteamientos para fortalecer el sistema de milicias de la democracia local: indemnizaciones financieras más elevadas y la obligación de asumir un cargo político. Esta última solución ya se ha implementado en algunos municipios suizos.

Volantes en el buzón

Pero los habitantes de Tujetsch son cabezones y han tomado otro camino. Han contratado a un cazatalentos que ha distribuido volantes en todo el pueblo, con el objetivo de llegar a los propietarios de los pisos turísticos en el lugar.

Uno de esos volantes también encontró el buzón de Beat Röschlin. El vecino de Walchwil, en el cantón de Zug, tenía entonces 60 años y acababa de terminar su carrera de gerente empresarial, que le había llevado, entre otros destinos, a Corea del Sur y América y a alcanzar altos puestos en las ejecutivas de empresas mediáticas en Estados Unidos y Suiza.

“De repente me cautivó”

Röschlin vació el buzón, descubrió el volante y lo leyó. “Y de repente me cautivó”, recalca; y decidió, sin apenas experiencia en el terreno político, presentar su candidatura, como si de un puesto de director gerente se tratara, con certificados, currículum y cartas de recomendación.  

El gobierno municipal lo citó, lo sometió a un duro interrogatorio y lo levantó finalmente sobre el pavés de la candidatura a la alcaldía.

Al principio figuraba otro competidor en la lista de candidatos, reclutado asimismo por la agencia de cazatalentos. Pero cuando este se enteró de que tenía que enfrentarse a un rival, se retiró; muy a pesar del concejo, porque los vecinos así no tenían una verdadera elección. 

Resultado de ensueño

Pero con todo, los vecinos se convencieron del único candidato. En marzo de 2015, Röschlin fue elegido alcalde con el 98 por ciento de los votos, un resultado con resabio “soviético”.

Beat Röschlin tuvo que trasladar sus documentos a Sedrun, a pesar de ser el cargo de la presidencia municipal, sobre el papel, un empleo a media jornada, aunque sea más en realidad. Su esposa, que sigue trabajando como profesora en Walchwil, se quedó en las llanuras.  

Desde su domicilio en el cantón de Zug se desplaza Röschlin a su nuevo lugar de trabajo en las montañas grisonas, un viaje que dura al menos dos horas y en invierno aún más.

Aprobación contundente

Al empezar en la primavera de 2015, se apoyó en su eficaz fórmula de gerencia: “comprender el negocio”. Röschlin enseguida comprendió: “Esto funciona de manera muy distinta a lo que estoy acostumbrado. Los procesos de toma de decisiones son a veces perniciosa y perjudicialmente lentos para el negocio. Primero tuve que escuchar, observar y aceptar cómo funcionaban las cosas.” Fue un proceso de aprendizaje muy importante, añade. 

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Teilnehmer der Gemeindeversammlung in Eggiwil

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Los vecinos están más que satisfechos con Röschlin, que tan repentinamente se convirtió de turista en alcalde. Ahora ya lleva tres años al frente del ayuntamiento, consiguiendo la aprobación del 92 por ciento de los votos en 2017, un resultado que ni por asomo ha alcanzado jamás ningún consejero federal en el parlamento.

Oliver Dlabac del Centro de Estudios de la Democracia en Aarau, que investiga sobre el sistema de milicias suizo, considera que el modelo cazatalentos utilizado en Tujetsch puede ser una posibilidad para encontrar y fomentar a nuevas generaciones de políticos en el ámbito local.

Pero al mismo tiempo añade: “Considero que es equivocado centrarse exclusivamente en ganar a directivos para las concejalías. Todos deberían mostrar interés por el cargo para alcanzar una buena mezcla en el consejo municipal, donde debe haber jóvenes, mujeres y hombres con o sin experiencia en la dirección, también gente del sector público.”

Promoción regional del destino turístico

Oliver Dlabac mantiene que desde el punto de vista político-democrático no hay nada que objetar que la vecindad municipal decida hacer alcalde a un foráneo. 

Tampoco es censurable que éste a sí mismo no se defina en primer lugar como político. Pero el politólogo del ZDA subraya: “También decisiones aparentemente técnicas pueden tener un cariz político.”

Beat Röschlin ha tomado sus decisiones con mucho entusiasmo desde el principio. Poco después de estrenarse en el cargo, decidió junto con el resto del ejecutivo municipal que Sedrun se disgregara de la asociación de turismo conjunta con Disentis.

Röschlin recuerda entre sonrisas que se produjo una “verdadera avalancha de reacciones que retumbó en el valle”.

Entretanto se han calmado los espíritus. Se ha impuesto una nueva visión común con una proyección mucho más amplia: el desarrollo de un destino turístico que irradie más allá de las fronteras cantonales. La primera señal que lo anuncia es la ampliación del tramo de ferrocarril que en el futuro pasará por delante de la gran ventana de la sede oficial de su ayuntamiento.

Beat Röschlin habla de un “puente que nos une con Disentis”. Y ahora sí que se parece un poco a un político local.

Traducido del alemán por Antonio Suárez Varela

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