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Los Alpes, una batería eléctrica para Europa

Presas como la de Zervreila (cantón Grisones) permiten almacenar energía de forma eficaz, limpia y económica. Keystone

Muchos países europeos han decidido abandonar la energía nuclear y privilegiar la de fuentes renovables, como el viento y el sol. Las presas en los Alpes suizos podrían compensar las fluctuaciones inherentes a las energías eólica y solar.

Montañas nevadas, glaciares, ríos y arroyos descienden para irrigar los suelos europeos: los Alpes suizos han sido siempre una de las principales fuentes de agua de Europa. En el futuro, podrían ser además una fuente de energía que almacene y distribuya electricidad en tiempos de escasez a otros países del Viejo Continente.

El almacenamiento de energía eléctrica es claramente uno de los principales retos de las próximas décadas. Para luchar contra el calentamiento climático, los países de la Unión Europea (UE) se han fijado objetivos ambiciosos. De aquí a 2020, las energías renovables deben proporcionar el 20% del consumo energético total y el 30% de la energía eléctrica.

Una cuota que será aún mayor con el paso de los años, ya que varios países abandonarán la energía nuclear.

La reducción paulatina en el uso de energías como la atómica y de combustibles fósiles deberá ser sustituida pues por energía eólica y la solar. Dos fuentes energéticas limpias, pero impredecibles e irregulares. ¿Cómo garantizar la provisión de energía eléctrica cuando escasean el sol y el viento?

Grandes reservas eléctricas

“Gracias a su céntrica ubicación y su flexible capacidad para producir energía hidráulica, Suiza podría desempeñar un papel fundamental como proveedora de electricidad para los consumidores de la UE. Para los del norte, cuando el viento no sople, y para los del sur, cuando el sol no brille”, manifestó el año pasado el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger.

En efecto, las montañas helvéticas albergan alrededor de 200 plantas de acumulación y bombeo de agua, que representan la tecnología más económica y eficaz para almacenar grandes cantidades de potencial energético. Una vez que se han llenado las presas y los lagos artificiales, solo resta abrir las compuertas, verter el agua en las canalizaciones y poner en marcha las turbinas que producirán corriente eléctrica en los periodos en los que escasea en otras fuentes.

Hoy, estas plantas se utilizan exclusivamente para regular la producción de energía eléctrica de Suiza, pero en el futuro podrían también compensar las lagunas energéticas de otros países europeos. En su Estrategia Energética para 2050, presentado el pasado 18 de abril, el Gobierno suizo propone claramente el uso de centrales hidroeléctricas con sistema de bombeo como batería eléctrica para Europa.

Nuevos proyectos

La construcción de nuevos lagos artificiales en los Alpes genera oposición En Suiza. Por ello el Gobierno ve un gran potencial de desarrollo en estas centrales hidroeléctricas con sistema de bombeo (ver Animación), ya que están concebidas para operar a partir de las presas existentes.

 
Actualmente, dichas centrales producen solamente 1,5 teravatio-hora (TWh). Pero cinco o seis de ellas están en fase de diseño y/o construcción, por lo que en los años por venir la producción debería aumentar a 7,5 TWh. Entre ellas, se cuenta un sistema de bombeo entre el lago de Poschiavo y el Lago Blanco, en el cantón de Los Grisones, que ha costado 1.500 millones de francos. 

La ventaja de este tipo de instalaciones es que el agua puede ser bombeada hacia arriba cuando hay sobreproducción de energía y las tarifas son bajas. Después puede programarse el descenso de agua hacia el valle para accionar turbinas y generar electricidad cuando escasea este tipo de energía y las tarifas son elevadas”, refiere Marianne Zünd, portavoz de la Oficina Federal de Energía (OFE).

Acuerdo con la UE

La brecha entre tarifas altas y bajas se acentuará en el futuro debido a que la energía solar y eólica es más fluctuante que la nuclear. Por lo tanto, debería ser posible amortizar las elevadas inversiones que se prevén y las pérdidas derivadas del bombeo -cerca del 25% de la energía generada por las turbinas.

El Gobierno suizo, por lo menos, está convencido de que este es el camino a seguir. El 1 de mayo, la ministra de Energía, Doris Leuthard, firmó una declaración con sus homólogos alemán y austriaco, en la que los tres países se comprometieron a desarrollar nuevas centrales hidroeléctricas con sistemas de bombeo. Las instalaciones se construirán sobre todo en Austria y Suiza y servirán para compensar las fluctuaciones energéticas de Alemania.

A través de acuerdos de cooperación de este tipo, Berna espera convencer a la UE para que firme cuanto antes un acuerdo bilateral en materia de energía eléctrica, que permitirá a Suiza acceder al mercado europeo y posicionarse como plataforma de distribución de esta fuente energética.

“Pero debemos actuar con rapidez”, advierte Marianne Zünd. “De lo contrario, Suiza se arriesga a quedar excluida de la nueva red continental de transmisión de electricidad (Supergrid) que tienen prevista los Veintisiete”.

Objeciones ecologistas

Los planes del Gobierno podrían, no obstante, verse obstaculizados por organizaciones medioambientales que amenazan con lanzar una iniciativa popular para proteger los cursos del agua y la naturaleza. Desde su perspectiva, una excesiva explotación de los recursos hidroeléctricos puede afectar incluso al sector turístico por dañar la belleza de los ríos y lagos suizos.

El rendimiento económico y energético de este tipo de centrales también despierta escepticismo. “Actualmente, el transporte de electricidad de Holanda a Suiza, y viceversa, implica la pérdida del 20% de esta energía. Otro 25% se pierde en el proceso de bombeo. Así que es inevitable preguntarse si estas instalaciones son realmente rentables”, afirma Jürg Buri, responsable de la Fundación Suiza de la Energía.

“La estrategia diseñada para convertir a Suiza en la batería para Europa solo puede funcionar si nos vinculamos a la red Supergrid, que dispondría de tecnología capaz de reducir estas pérdidas energéticas registradas durante el transporte, y si todos los países están conectados. Pero con la crisis de endeudamiento que atraviesa Europa, está por verse si esta red realmente se materializará”, señala Buri.
 
En opinión su opinión, en lugar de centrarse en proyectos transnacionales, las autoridades helvéticas deberían apoyar el desarrollo de energías renovables que satisfagan la demanda interior en las décadas por venir. Aún no está claro cómo Suiza va a compensar el abandono de la energía nuclear previsto para 2034.

“Con este proyecto europeo, el Gobierno helvético busca ante todo satisfacer a las grandes empresas eléctricas, que podrían compensar de esta forma el cierre de sus centrales nucleares y seguir exportando corriente”.

El 56% de la electricidad en Suiza proviene de presas hidráulicas, el 40% de centrales nucleares y el 4% de otras fuentes.

 
Actualmente existen alrededor de 550 centrales hidráulicas en el país, con una potencia de al menos 300 kW, capaces de producir conjuntamente 35,8 TWh (teravatios-hora).

 
Los flujos acuíferos (como ríos, arroyos o torrentes) producen el 47%.

Lasas presas instaladas sobre todo en los Alpes, otro 49%.

El 4% restante es energía que proviene de centrales hidroeléctricas con sistemas de bombeo. Esencialmente, el agua se extrae de los embalses, o cursos acuíferos, y se bombea hacia cuencas ubicadas en altitud. Posteriormente, esa agua descenderá nuevamente para poner en marcha las turbinas que generarán electricidad.

 
Estas instalaciones son propiedad de 200 sociedades eléctricas. El 80% de cuyo capital está en manos de los cantones y municipios. El resto pertenece a sociedades privadas suizas, empresas extranjeras y los Ferrocarriles Federales Suizos.

El año pasado, tras el accidente nuclear en Fukushima, Japón, el Gobierno y el Parlamento suizos decidieron renunciar a la construcción de nuevas centrales nucleares y abandonar definitivamente la actividad nuclear para el año 2034.

El pasado 18 de abril, el Gobierno presentó su nueva Estrategia Energética 2050, que requiere aún la aprobación del Parlamento. El documento comprende diversas medidas para compensar la supresión de la energía nuclear en Suiza.

El consumo de energía eléctrica se reducirá a cerca de 50 Twh anuales, en lugar de los 70 Twh actuales. Se buscarán ahorros energéticos en los edificios y la industria.

La producción de electricidad a partir de fuentes renovables deberá aumentar en un tercio. Actualmente las energías renovables generan –descontando la hidráulica- solo el 2% del consumo eléctrico del país.

Para garantizar el suministro que necesita, sobre todo en los meses de invierno, Suiza tiene que construir nuevas centrales de gas.

En 2020, aumentarán los impuestos sobre los hidrocarburos.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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