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El gigante ‘Glenstrata’ franquea un nuevo paso

El presidente de Xstrata, John Bond, enfrenta a manifestantes en septiembre pasado, cuando se conoció la posible fusión con Glencore. AFP

El acuerdo para constituir el grupo más importante del mundo en la comercialización de materias primas mineras libró un nuevo obstáculo este lunes. Xstrata recomienda a sus accionistas que apoyen la controvertida fusión con Glencore.

Los dos gigantes de Zug confirmaron hoy que Xstrata acepta que Glencore pague 3,05 de sus acciones por cada título de la primera, transacción que permitiría materializar la fusión entre ambas.

Ahora corresponde a los accionistas de Xstrata votar durante las próximas semanas si aceptan que Glencore tome el control, una operación que aún podría echarse por tierra, ya que algunos accionistas estarían en contra de generosos pagos previstos para retener a los principales directivos del grupo.

Cabe recordar que fue en febrero cuando ambas empresas desvelaron su intención de fusionarse tras largos meses de especulación. Desde aquel momento,  accionistas de envergadura de Xstrata -como BlackRock o los fondos soberanos de Qatar y Noruega- cuestionaron las ventajas de esta transacción, así como el multimillonario paquete que tenían previsto para hombres clave como Mick Davis, consejero delegado de la citada compañía.

La oferta financiera de Glencore tampoco les parecía suficiente, que proponía pagar 2,8 de sus acciones por cada título de Xstrata. Actualmente, Glencore es el principal accionista de Xstrata

La reorganización

La nueva oferta implica una prima de rendimiento del 17% con respecto al precio que tenían las acciones de Xstrata en febrero, cuando la fusión potencial se anunció.

A nivel de organización interna, se prevé que la estructura directiva se mantenga estable en términos generales. El único cambio relevante correspondería justamente a Mick Davis, quien dirigiría al gigante ya fusionado durante sus primeros seis meses de operación conjunta, para luego pasar la estafeta a Ivan Glanseberg, actual consejero delegado de Glencore.

El nuevo titán contaría con un capital de entre 70.000 y 85.000 millones de dólares, según estiman los analistas a partir de los actuales precios de mercado. Pero es un monto que puede ajustarse en las semanas por venir.

No obstante, el éxito de esta operación aún es una moneda lanzada al aire.

El presidente de Xstrata, John Bond, reconoció este lunes que todavía hay accionistas inconformes con la oferta de pagar incentivos por un total de 226 millones de dólares a los principales directivos del grupo, “con objeto de asegurar que los mejores se queden en la nueva compañía”.

Para despejar la niebla que existe, Xstrata echó mano de una herramienta poco usual en materia de fusiones y adquisiciones. Pidió a sus accionistas votar lo que prefieran: el paquete íntegro (pago de acciones más incentivos a directivos), o solo su acuerdo con respecto al precio de la fusión dejando de lado las compensaciones a ejecutivos.

No obstante, los mercados financieros conocen bien que si los pagos a directivos son rechazados, el acuerdo podría hundirse.

Sobre la operación, Marc Rich, fundador de Glencore –grupo que vendió en los año 90- apoyó la fusión argumentando que “cuanto más grande sea una empresa, más poder de mercado tiene y más fácilmente puede controlar los precios, y con ello, aumentar las ganancias para sus accionistas”, declaró al mensual suizo Bilanz el pasado verano.

Iberoamérica para el nuevo gigante

Ambos grupos han concedido una importancia vital a América Latina en su proceso de expansión de los últimos cinco años, por ser una región generosa en recursos mineros.

Xstrata Cooper trabaja en Las Bambas y Antapaccay (Perú);  El Pachón (Argentina); El Cerrejón (Colombia); Tintaya y Antamina (Perú), y Lomas Bayas y Collahuasi (Chile), yacimientos que tienen un fuerte impacto en el desempeño financiero del grupo.
 
Por su parte, Glencore es el principal accionista de Holding Minera, que controla las empresas bolivianas Caballo Blanco y Comsur, y las argentinas Minera Aguilar y Sulfacid. Y ambas se perfilaron a finales de 2010 como compradoras potenciales de la mina carbonífera colombiana Drummond.
 
La producción de la región latinoamericana permite a los dos gigantes abastecer la demanda de las potencias asiáticas en crecimiento.

Una gestión que no ha estado exenta de problemas. Glencore ha sido acusada reiteradamente por violaciones a los derechos humanos, especialmente en  El Cerrejón (Colombia) por haber forzado evacuaciones y expropiaciones de pueblos enteros para expandir la mina.
 
Xstrata es socia de El Cerrejón y también ha sido cuestionada. Y ha enfrentado huelgas multitudinarias en minas como la chilena Collahuasi, en demanda de mejoras en las condiciones laborales de sus trabajadores.

Por su parte, Xstrata Zinc, tiene su sede operativa en Madrid, debido a que opera en España la fundición de San Juan de Nieva y las plantas de Arnao (Asturias) y de Hinojedo (Cantabria).

Suiza carece de industria minera, pero participa en esta actividad a escala internacional a través de los grupos Xstrata y Glencore.
 
La primera se dedica directamente a la explotación de minas. La segunda, como comercializadora de materias primas, con posiciones importantes en el sector minero.
 
La demanda de materias primas mineras (commodities mineros) se ha disparado en el mundo.
 
La construcción de inmuebles pero, sobre todo el avance de la tecnología en las potencias emergentes como China, India, Europa del Este o Latinoamérica catapulta su consumo.

Xstrata es una de las cinco mineras más importantes del mundo. Glencore, también de origen suizo, controla el 34% de sus acciones.

Actualmente, opera en Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana y España, entre otros países.

Glencore International es uno de los tres principales proveedores de materias primas del mundo y la sexta empresa más grande de Europa. Comercializa metales, minerales, petróleo y gas natural, entre otros.

Fundada en 1974 por Marc Rich, un empresario nacido en Bélgica, cuya familia huyó a Estados Unidos en 1940. Tiene nacionalidad española.

Si la fusión se materializa, la sede se mantendría en Zug y el grupo tendría alrededor de 130.000 empleados.

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