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Hervé Falciani: ¿criminal o Robin Hood moderno?

Los datos robados por Hervé Falciani han dado la vuelta al mundo. Reuters

Cuando el secreto bancario ya estaba moribundo, Falciani le dio un golpe decisivo. Diversos países le deben la recuperación de grandes cantidades de dinero para las arcas del Estado. Pero desde el punto de vista de Suiza, es un criminal. El 2 de noviembre es la nueva cita para tratar su caso en el Tribunal Penal Federal de Bellinzona.

El asaltante de informaciones Hervé Falciani se define como aquel que dio la alarma sobre prácticas de evasión fiscal. Retuvo el aliento de gobiernos, investigadores fiscales y procuradores en el mundo entero. Permitió desenmascarar a miles de defraudadores: narcotraficantes, políticos, blanqueadores de dinero, gerentes, estrellas de pop, deportistas, modelos y aristócratas. Para el gran público, y en especial, en Francia y España, es un héroe.

Pero no para la justicia suiza. Según el acta de acusación publicada por el dominical ‘SonntagsZeitung’ y otros medios, la Procuraduría Federal lo acusa de espionaje económico, sustracción de datos y violación del secreto comercial y del secreto bancario. Cargos que lo pueden llevar a penas de prisión.

Hervé Falciani vive desde hace años bajo protección policial en Francia y, en su calidad de doble nacional italiano-francés, no puede ser extraditado a Suiza.

El Tribunal penal Federal fijó la apertura de un proceso en su contra este 12 de octubre, pero como el señalado no se presentó, la audiencia fue pospuesta para el 2 de noviembre. Por intermedio de su abogado, Falciani comunicó que no se presentará al proceso. En tal caso, el tribunal podría juzgarlo, aún sin su presencia.

Soñaba con una vida mejor

La historia comienza en otoño de 2006. Hervé Falciani, de 43 años actualmente, trabajaba desde 2004 en Suiza como informático para el banco privado HSBC, en Ginebra. Su tarea: transferir los datos de los clientes del banco en un nuevo sistema informático. Nadie lo vigiló y logró copiar esa enorme cantidad de datos en un disco duro personal.

Entonces, acababa de divorciarse y vivía en un modesto apartamento en Ginebra con su nueva pareja y su hijo de un año. Tenía deudas de impuestos en Francia, y también una amante en Ginebra: la libanesa Georgina Mikhael, que trabajaba también en IT del HSBC. Falciani le habla, entonces, de su banco de datos secretos y le propone venderlos y partir a hacer una nueva vida al Líbano.

En febrero de 2008, la pareja parte a Beirut, donde visita varios bancos. Falciani se hace llamar Ruben al-Chidiack. En sus citas dice que los datos los obtuvo de modo legal, vía Internet. Pero nadie le cree. En el banco Audi, la directora de la filial es suiza. Desconfiada, señala el incidente a la Asociación Suiza de Banqueros.

El gran negocio

De vuelta en Ginebra, Falciani lee en el diario que el Servicio Federal de Investigaciones de Alemania (BND) compró por 4,6 millones de euros datos robados al banco de Liechtenstein LGT. Entre los defraudadores se encuentra Klaus Zumwinkel, expresidente de Correos de Alemania, detenido el 14 de febrero de 2008, bajo las cámaras de la televisión.

Ruben al-Chidiack propone sus datos al BND y al servicio secreto británico. Pese a cierto interés, la transacción no se produce. Los británicos alertan a las autoridades fiscales francesas.

El caso LGT pone a los bancos suizos en estado de alerta. El curioso incidente en Beirut tomo entonces otra significación. La Oficina Federal de Policía comienza a investigar. En mayo de 2008, el Ministerio Público de la Confederación abre una investigación penal. El paradero de Ruben al-Chidiack se desconoce hasta diciembre de 2008.

Para entonces, Falciani ya está en contacto con los investigadores del fisco francés y les ha presentado parte de los datos.

En diciembre de 2008, el procurador de la Confederación interroga a Georgina Mikhael. Entre tanto, rompe su relación con Falciani, y deja su puesto en el HSBC. Admite haber propuesto los datos al Banco Audi. El Ministerio Público había intervenido su teléfono. Falciani es identificado. Su oficina en el HSBC es registrada.

Ayuda involuntaria

Durante su interrogatorio, Fanciani niega todo. Es poco antes de la media noche y la Navidad se acerca. Pide a la procuradora federal poder volver a su casa con su mujer y su hijo. Ella lo deja partir, pero debe volver el día siguiente. Después, ella dirá que las sospechas no eran suficientes para arrestarlo. ¿Por qué no ordenó que se le vigilara? Cuestión sin respuesta.

Falciani vuelve a su departamento y junto con su mujer e hijo, cruza la frontera francesa más cercana. El 26 de diciembre, en Niza, entrega los datos robados a un investigador fiscal. 

Las autoridades francesas conocen desde entonces el nombre de los defraudadores del fisco, pero no pueden acudir a tribunales, pues los datos son robados. Tras una solicitud de ayuda judicial de Berna a París, la policía francesa confisca en febrero de 2009 el computador de Falciani en la casa de vacaciones de sus padres, cerca de Niza. En la computadora se encuentra una copia de todos los datos, que pueden ser entonces utilizados frente a los jueces, pues estos datos si pueden ser considerados como datos confiscados legalmente.

Ironia de la historia: si los suizos no hubiesen presentado una solicitud de ayuda judicial ante Francia, las autoridades del hexágono hubieran dejado a Falciani en paz.

España aprovecha también

En Niza comenzó una vasta operación. Cerca de 100 técnicos y expertos de impuestos comienzan a descifrar las informaciones, y Falciani les ayuda. Tras varios meses de trabajo meticuloso, logran realizar una lista con los datos de cuentas bancarias de 106 682 personas y de 20 129 empresas que tuvieron una cuenta en el HSBC, en Ginebra, entre noviembre de 2006 y marzo de 2007.

Esos datos son también transmitidos a las autoridades españolas, belgas, británicas, indias, estadounidenses, canadienses, australianas, irlandesas, griegas y argentinas. Lo que provoca en el mundo entero miles de procedimientos contra presuntos defraudadores del fisco, entre ellos, algunos personajes sombríos.

En 2012, Falciani, que se siente visiblemente amenazado, toma un barco rumbo a España. A causa de una orden de detención internacional de Suiza en su contra, la policía española lo arresta en el puerto de Barcelona. Pasa seis meses en prisión, donde coopera con las autoridades. Según las estimaciones, el fisco español habría recuperado, al menos, 300 millones de euros, gracias a los datos proporcionados por Falciani.

El 8 de mayo de 2013, la justicia española rechaza su extradición a Suiza. En la misma época, Falciani es candidato al Consejo de Europa en la lista del partido popular de izquierda Partido X. Pero no es elegido, por lo que no se beneficia de la inmunidad parlamentaria con la que contaba para escapar de la justicia

Cerca de la frontera

Desde entonces vive en Francia, bajo protección policiaca. En muchas entrevistas y un libro, Falciani cuenta su versión de los hechos. Es un examante, contra quien el juicio ha quedado cerrado, que habría tenido la idea de vender los datos. Según sus declaraciones, jamás quiso hacerlo y jamás hubiese aceptado dinero a cambio. Al contrario, su voluntad era denunciar las maquinaciones de la banca, que permiten el blanqueo de dinero y el fraude fiscal.

Hace un año, Hervé Falciani declaró que quería comparecer ante el tribunal, para presentar su punto de vista. Y, ciertamente, quiere siempre expresarse, pero no en un juicio. Su abogado anunció una conferencia de prensa para finales de octubre en el Casino de Divonne. En Francia, pero a un salto de la frontera con Suiza.

Traducción: Patricia Islas

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