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En Verbier cae todo, menos nieve

La mayor parte del trabajo de construcción visible en Verbier fue aprobado mucho antes de que la polémica 'Lex Weber' entrara en vigor a principios del 2016. swissinfo.ch

Una moneda fuerte, mayores restricciones para las residencias secundarias, disminución en el número de esquiadores y condiciones climáticas erráticas: las estaciones invernales suizas no la tienen fácil. Empresas de Verbier narran a swissinfo.ch cómo enfrentan la situación.

Es una fresca mañana sabatina de principios de febrero. Un arribo constante de vehículos cargados con esquís en el techo se produce frente a la Agencia DomusEnlace externo, una de las firmas más antiguas del complejo turístico de Verbier.

“Es la semana de Bélgica”, explica la gerente, Carla Ladeiro.

En el interior, recibe a los recién llegados como a viejos amigos: “Hola señora Peters, ¿cómo está? Su chalet está listo, como de costumbre. Aquí están sus pases, un poco de mermelada de albaricoque del Valais y una botella de vino”.

Verbier, un prestigioso destino turístico del cantón del Valais, es conocido por sus desafiantes pistas de esquí y su animada vida nocturna. Es especialmente popular entre franceses, escandinavos e ingleses, incluida la vieja realeza británica.

Hoy se espera la llegada de 40 belgas. Domus, como muchas otras agencias de Verbier, depende en gran medida de la fidelidad de sus clientes, generaciones de aficionados a los deportes de invierno, especialmente familias, que han alquilado el mismo apartamento o chalet durante años.

Pero la cálida bienvenida contrasta con la preocupación entre el sector inmobiliario local.

La nieve cayó tarde esta temporada, lo que redujo el número de visitantes durante el período de Navidad. Las reservaciones son relativamente buenas para febrero, pero, en general, se estima 20% menos con respecto al 2015.

“Tenemos la sensación de que muchas personas han ido a esquiar a los países de la eurozona para aprovechar un tipo de cambio ventajoso”, comenta el propietario de la agencia, Milko Picchio. “Somos prisioneros de la fortaleza del franco”, agrega.

En enero de 2015, el Banco Nacional Suizo suprimió inesperadamente el tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro. El franco se apreció rápidamente, por lo que las vacaciones y la propiedad se encarecieron. El cambio actual es de 1,10 francos por euro. Mientras tanto, desde 2014, el euro se ha depreciado frente a las principales monedas, con lo que complejos turísticos austriacos y franceses resultan alrededor de 6% más baratos.Enlace externo

Lujo

Stephanie Melly, gerente de alquileres en Bruchez y GaillardEnlace externo, una de las mayores agencias de Verbier, coincide en que el negocio es difícil.

“Hace unos años, la gente se quedaba dos semanas durante las vacaciones navideñas, ahora solamente la semana de Año Nuevo”, lamenta.

La empresa trata de mejorar las cosas mediante un nuevo sitio web que ofrece paquetes con todo incluido. Las primeras reservaciones tienen una reducción del 10%. Los visitantes reciben vales con un 10% de descuento para utilizar en las tiendas locales, además de una botella de vino Fendant ‘Bruchez’. Sin embargo, el número de turistas aún es bajo este año.

“Tenemos muchas ventajas, pero seguimos siendo un complejo de lujo. Solamente la gente adinerada viene a Verbier”, indica la joven directora, mientras nos muestra un chalet que preparan para la llegada de una familia francesa y su perro.

En el rango superior de sus instalaciones se encuentra un chalet de tres pisos que cuesta semanalmente 22 000 francos. El precio incluye niñera, cocinera, y acceso directo a una pista de esquí cercana.

‘Camas frías’

Las propiedades en las zonas de esquí en SuizaEnlace externo se encuentran entre las más caras del mundo, impulsadas aún más por la fortaleza del franco. Sin embargo, los agentes tienen otras preocupaciones más allá del tipo de cambio.

El 1 de enero de 2016 entró en vigor la controversial ‘Lex Weber’, sobre las regulaciones en materia de construcción. Busca restringir nuevas residencias secundarias, las llamadas ‘camas frías’, en ciudades y comunas suizas, a 20% del total de viviendas con el objetivo de contribuir a preservar el medio ambiente y fomentar el turismo sostenible.

La región del Valais, que depende del turismo, se opuso firmemente a la iniciativa. Los expertos predijeron que habría poco margen para nuevos desarrollos en estaciones como la de Verbier, que superan el límite de 20% (60%), menos ventas y modestas caídas de precios.

Daniel Guinnard, director de la inmobiliaria GuinnardEnlace externo, dice que a pesar de la ‘Lex Weber’ el mercado local se encuentra notablemente “estable”. En los últimos años, más chalets y apartamentos fueron puestos en el mercado, y los precios son más bajos para propiedades más antiguas (-2 a -3%), pero superiores (+2 a + 4%) para las residencias más recientes.

“Al comienzo de la ‘Lex Weber’, desde el momento en que empezamos a hablar de ello (alrededor de 2007), se registró un decremento en las transacciones. Las cosas se estabilizaron y desde 2012-2015 se produjo un ligero aumento, alrededor del 5-6% por año. Pese a la crisis mundial, la economía está mejor que cuando tuvimos un periodo a la baja entre 2000 y 2005”, asegura Guinnard.

Sin elección

Picchio está de acuerdo en que las ventas – 50% a suizos y 50% a ricos británicos, escandinavos y franceses – no son malas: “Ha habido años más duros, en los que casi no vendimos, pero ahora no es el caso. El año pasado también fue bastante bueno”.

La aplicación de la ‘Lex Weber’ restringirá el negocio, admite, pero “no tenemos opción”.

“¿La inseguridad jurídica (que rodea la ‘Lex Weber’) se ha desvanecido?”, se pregunta Guinnard para responderse: “No estoy seguro, pero me es difícil determinar cómo vamos a aplicar la ley en muchos casos. A mediano plazo, la ‘Lex Weber’ generará precios más altos, ya que simplemente no podemos construir más. Reduce la oferta, pero la demanda se mantiene estable”.

Tal vez un problema mayor para los agentes inmobiliarios y los compradores potenciales de chalets es que en los principales mercados invernales de Suiza, Austria, Francia, Italia, EE UU y Canadá, el número de esquiadores se ha reducido de forma constante desde la temporada 2012-2013, según Laurent VanatEnlace externo, un consultor con sede en Ginebra.

La tendencia a largo plazo es inquietante. Cifras de la Asociación Suiza de RemontesEnlace externo, muestran que entre 2003 y 2015, los complejos turísticos sufrieron una caída del 24% en el número de días-esquiador (o visitas de esquí), con una disminución regular desde 2008-2009.

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El problema obedece en parte a la demografía. Entre 2001 y 2011, el porcentaje de adultos suizos de 20 a 29 años que practica el esquí pasó de 25% a 18%, según la asociación de remontes. Suiza Turismo dice que la sociedad es cada vez más multicultural y urbana, con padres que no esquían, y un menor número de escuelas que organizan campos de esquí.

“En el pasado, estábamos obligados a ir a esquiar. Hoy la gente tiene un sinfín de opciones y el esquí sigue siendo caro. Un día en familia en Verbier puede costar varios cientos de francos”, precisa Guinnard.

Melly, sin embargo, está convencida de que los jóvenes todavía están interesados en los deportes de invierno. Pero cree que la generación del ‘baby boom’ en Europa -los padres son los que pagan- empieza a preferir las olas del mar a los magnates.

“Hace diez años estaba lleno en abril, en Pascua. Ahora el negocio es mucho más difícil. Tenemos que competir con ofertas realmente sorprendentes de los balnearios hacia el final de la temporada”, añade.

La letra pequeña de la ‘Lex Weber’

En Suiza hay aproximadamente 500 000 residencias secundarias. La mayoría se encuentran en cinco de los 26 cantones del país: Berna, Grisones, Tesino, Valais y Vaud. Aquellas ubicadas en regiones turísticas no son operadas comercialmente y están ocupadas un promedio de 30 a 40 días por año.

Bajo los términos de la ley que entró en vigor el 1 de enero de 2016, la construcción de nuevas viviendas secundarias es posible si no excede el 20% de las zonas residenciales y de la superficie total de una comuna.

Sin embargo, existen excepciones. Cuando se ha superado el límite del 20%, es posible construir nuevos apartamentos o chalets si se utilizan para complejos de hoteles sostenibles, con servicios como recepción.

Las viviendas secundarias que fueron construidas antes de la aprobación de la iniciativa de marzo de 2012 pueden beneficiarse de una ampliación de hasta el 30%. Pero no deben ser transformadas en un nuevo estudio o vivienda separada.

Los hoteles no rentables (+ de 25 años) pueden ser transformados en viviendas secundarias, pero solamente en la mitad de su espacio. El resto debe continuar como hotel o ser utilizado como lugar de residencia principal. Las nuevas viviendas también pueden ser construidas en viejos graneros o edificios tradicionales.

Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín

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