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El Valais a la cabeza en el estudio de aludes

Una avalancha provocada en 2003, en el valle de la Sionne. Keystone

Desde 1997 el Valais dispone de un centro de investigación de avalanchas, único en Europa. Ya se pueden sacar las primeras enseñazas de esos gigantes de nieve.

El responsable del proyecto, François Dufour, espera poder modelar pronto todo tipo de aludes.

En un punto situado a 2.650 metros sobre el nivel del mar, con una inclinación promedio de 27 grados, una longitud de 2.500 metros y un desnivel total de 1.450 metros se encuentra el corredor de la cresta Besse, en el valle valesano de la Sionne; un sitio que reúne todas las condiciones para el estudio de los grandes aludes.

Lugo de haber recorrido toda Europa de 1993 a 1997, el Instituto Federal para el Estudio de la Nieve y las Avalanchas (ENA), en el marco del proyecto INTERREG, eligió finalmente ese lugar como su centro de estudios.

“Además de las características antes mencionadas, se tomaron en cuenta las condiciones meteorológicas favorables que allí predominan, las posibilidades de acceso y observación de los aludes, y la ausencia de todo riesgo que pudiese poner en peligro a personas o infraestructuras cercanas al lugar”, explica François Dufour, ingeniero y responsable del centro ENA-Valais.

Dinámica de los aludes

En funciones desde noviembre de 1997, el dispositivo experimental del valle de la Sionne tiene por meta delimitar la evolución y dinámica de una avalancha y las fuerzas que conlleva, para desarrollar nuevos modelos digitales sobre los aludes.

Numerosos instrumentos fueron establecidos en la zona para cumplir con los objetivos previstos.

Se instalaron estaciones meteorológicas, radares que miden la altura, la velocidad, la turbulencia y la densidad de un alud; y los geófonos, aparatos que permiten activar automáticamente los instrumentos de medición cuando se inicia una avalancha espontánea.

Un búnker también fue erigido al pie del corredor alpino para que los científicos puedan desde allí observar directamente la evolución de los aludes. Todos esos elementos convierten a este centro de estudios en único en su género en Europa.

“Existe otro en Noruega, que funciona desde hace 25 años. Sin embargo, los instrumentos son más rudimentarios y muchas mediciones no pueden ser realizadas con ellos”, agrega el científico valesano.

Proyecto de vocación internacional

Financiado por el Consejo de las Escuelas Politécnicas Federales, diversos servicios de la Confederación y el cantón del Valais (2,5 millones de francos para su construcción, 500.000 francos anuales para su funcionamiento y mantenimiento), el proyecto tiene una vocación internacional.

Desde su inauguración, quince aludes se han producido en presencia de los científicos del ENA, de Sion y de Davos, y de otros investigadores venidos de otros institutos europeos.

La primera experiencia tuvo lugar en 1999, explica Dufour, quien además agrega la dificultad que constituye reunir todas las condiciones para observar un gran alud.

“Varios factores deben coincidir: se debe contar con un metro de nieve reunida en tres días y un clima idóneo luego de esas precipitaciones. Sólo de esta forma pueden presentarse una o dos avalanchas extremas al año.”

¿Avalanchas extremas? La antena valesana del Instituto Federal para el Estudio de la Nieve y de las Avalanchas sólo se interesa en la investigación de ese tipo de aludes. “Únicamente éstas son determinantes para la elaboración de cartas de aludes y de las zonas propensas”, sintetiza.

Velocidades de 400 km/h

Estos grandes aludes ya han revelado algunos de sus secretos. “Alcanzan una velocidad de 350 km/h”, comenta François Dufour. “Tienen tanta energía en su parte densa que forma bolas de nieve, de un diámetro de 10 a 30 cm, una densidad de 500 a 600 km/m3 y alcanzan velocidades de más de 400 km/h.”

El aerosol –las partículas finas de nieve mezcladas con aire- es proyectado a más de cien metros de altura. “Esa nube de polvo de nieve puede alcanzar los 400 metros de altura si llega al fondo del valle”, indica el ingeniero.

También se sabe ahora que la avalancha recoge nieve fresca, en su trayecto; los volúmenes de la zona de ruptura son muy inferiores a los de la zona de deposito.

Largo proceso de análisis

Una vez conocidas, esas mediciones deben ser interpretadas y colocadas en un contexto global, una operación que requiere meses de trabajo.

“El proceso de interacción entre las diversas mediciones de cada alud es largo, aunque algunas enseñanzas ya pueden mencionarse.

“Hemos desarrollado nuevos modelos, algunos aún imperfectos, pero ya mucho más cercanos a la realidad”, se congratula el responsable del centro. Los mapas sobre el peligro de avalanchas, elaborados hasta ahora con base en teorías que datan de las décadas de los años 60 y 70, también han sido afinados.

“Esos modelos permiten a los ingenieros hacer una redimensión de obras tales como los diques, las galerías o las carreteras. Además, nuevos útiles de protección más eficaces han sido construidos a partir de estos nuevos conocimientos”, puntualiza.

Modelos de las avalanchas mixtas

En ocho años de investigaciones, las mediciones del centro sobre aludes del valle de la Sionne han permitido la concepción de modelos de aludes polvorosos o densos (conocidos también con el nombre de avalanchas de primavera).

“Por el contrario, aún no tenemos modelos que representen las avalanchas mixtas (de cuerpo denso y desarrollo polvoroso)”, advierte François Dufour. En febrero de 1999, las grandes avalanchas que se cobraron la vida de 17 personas en Suiza, eran de ese tipo.

“Ese paso será difícil de alcanzar. Como todo en el mundo científico, el campo de las investigaciones sobre avalanchas tuvo un progreso fulgurante en sus inicios. Actualmente resulta lento y cuesta mucho tiempo y dinero.”

swissinfo, Raphael Doncel
(Traducido por Patricia Islas)

En promedio, cada año mueren 25 personas en Suiza, a causa de avalanchas provocadas por esquiadores o caminantes en las cumbres nevadas.

El invierno 1988/99 se produjeron 1.350 aludes, luego de que cayeran 500 cm. de nieve fresca en el norte de los Alpes.

Estas avalanchas excepcionales causaron la muerte de 17 personas en Suiza, 12 en Evolène, en el cantón del Valais.

Los daños directos fueron de 440 millones de francos y las pérdidas en el sector turístico de 245 millones.

El Instituto Federal para el Estudio de la Nieve y de las Avalanchas (ENA) fue fundado en 1942 en Davos, en el cantón suizo de los Grisones. Su misión es el estudio de las propiedades de la nieve, la formación de aludes y evitar accidentes ante la presencia de ellos.

En febrero de 1951, 95 personas murieron a causa de avalanchas en Suiza. Por primera vez se impusieron medidas de protección al respecto.

El centro de investigaciones del ENA-Valais fue creado en 1995 en Sion.

El Valais, por su geografía alpina, se presta idealmente a la investigación aplicada en el sector de la prevención de catástrofes naturales.

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