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En las calles desiertas de Mosul, el humo precede al fuego de las armas

Las fuerzas iraquíes se despliegan en Al Shurah, a unos 45 kilómetros al sur de Mosul, el 17 de octubre de 2016 afp_tickers

La ciudad iraquí de Mosul está envuelta en una densa nube negra, que cubre sus calles desiertas, mientras la población se debate entre la esperanza de que termine el régimen de los yihadistas y el temor por la ofensiva que viene, contó a la AFP uno de sus habitantes.

Un día después de que comenzara la operación militar para arrebatar al grupo Estado Islámico (EI) su último gran bastión en Irak, Mosul, segunda mayor aglomeración del país, los yihadistas buscan protegerse de los ataques aéreos de la coalición internacional.

“La atmósfera es extraña, el cielo está siempre nublado por el humo negro de los neumáticos que queman los yihadistas”, contó por teléfono Abu Saif, de 47 años.

“También hay humo proveniente del aceite que Dáesh (acrónimo árabe del EI) quema sin cesar en las trincheras cavadas en torno a la ciudad para moverse sin ser vistos”, describió.

El hombre señaló que las calles de la gran metrópolis del norte de Irak, donde viven casi 1,5 millones de personas, están vacías. Tanto los civiles como los combatientes están encerrados.

“La gente se queda en sus casas desde el inicio de los bombardeos (el lunes)”, de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, aseguró Abu Saif, residente del este de la ciudad.

“Uno pensaría que muchos yihadistas ya dejaron este lado de la ciudad y que atravesaron el río (Tigris)” hacia el oeste, dijo.

Explicó también que desde Bartala, la ciudad cristiana ubicada al este de Mosul, desde donde avanzan las tropas iraquíes y las milicias kurdas, se escuchan bombardeos y explosiones.

Los expertos militares afirmaron que por la parte este de Mosul debería ser más fácil el avance, ya que los yihadistas se apostarían en el oeste. Fue en esta ciudad donde los yihadistas declararon la fundación del califato en junio de 2014.

“Pero todavía tienen muchos francotiradores escondidos en posiciones altas (en el este) y se sabe que muchos coches bombas están listos y que instalaron bombas por todos los caminos”, afirmó Abu Saif.

– Ejecuciones múltiples –

Este padre de tres hijos, que ejercía como ejecutivo pero que ahora está desempleado, logró que su familia saliera de la ciudad.

A su alrededor, la gente está dividida entre la alegría por la liberación y el miedo a no sobrevivir a los enfrentamientos y a los abusos que se vienen venir, incluso aunque las fuerzas de seguridad van a tardar varias semanas, y quizás meses, en llegar a la ciudad misma.

“En el fondo, estamos contentos porque estamos a punto de ser liberados, pero tenemos miedo de que Dáesh ejecute actos de venganza contra la población”, afirmó.

En estos últimos meses, a medida que la operación de Mosul se acercaba, los combatientes del EI procedieron a ejecuciones múltiples, que afectaron también a combatientes de sus propias filas, que habían sido acusados de espionaje o de colaboración con las fuerzas de Bagdad.

“Tememos también a todas esas bombas que caen del cielo”, dijo y agregó que la gente ha vuelto a utilizar los refugios de la guerra con Irán, que datan de la década de 1980.

“Otros viven en los sótanos”, explicó.

Según Abu Saif, algunas familias se mudan a una misma casa para sentirse más seguros y optimizar la utilización de las menguantes reservas de electricidad y alimentos.

“La gente esconde sus posesiones por miedo a que Dáesh se las robe durante la huida o a que tras la liberación haya pillaje y disturbios”, explicó.

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