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Entrega de píldoras de yoduro de potasio

El paquete de comprimidos distribuido en Suiza. Keystone

Los hogares suizos ya la recibieron en diciembre pasado y ahora se envía a las escuelas y empresas ubicadas en un radio de 20 km de las centrales nucleares del país.

La píldora de yoduro de potasio es distribuida para prevenir en un eventual problema nuclear. Tras la sorpresa y la crítica inicial de los destinatarios, la operación prosigue.

Las centrales nucleares vuelven a ser un tema en Suiza. Aun cuando el escenario no ha llegado a ser tan controvertido como en la década de los años 80, no pasan desapercibidas las críticas actuales.

Dos factores han atizado el fuego. Por una parte, los productores de electricidad han exteriorizado su deseo de reemplazar las actuales centrales nucleares por una nueva generación de reactores.

Y por otra, en diciembre pasado comenzó la entrega de tabletas de yoduro de potasio a los habitantes de la zona que podría ser afectada si surge alguna falla en los reactores.

Es un hecho que vuelve a despertar la conciencia colectiva sobre los riesgos directos y las consecuencias fatales que provocaría un accidente nuclear.

Ampliada la zona de peligro

Cada miembro de los hogares ubicados en un radio de 20 kilómetros alrededor de las 5 centrales nucleares existentes en Suiza recibió un paquete de estas pastillas, denominadas Kaliumiodid.

El responsable de esa distribución es el Servicio de Abastecimiento de Yoduro de Potasio, órgano encargado por la Confederación para coordinar la entrega del medicamento.

En comparación con el reparto que se hizo en la década de los 90, esta vez el área comprendida se ha ampliado en 16 km adicionales.

Hace diez años, los comprimidos fueron dirigidos sólo a la primera zona de peligro, establecida en un radio de 4 Km. alrededor de las centrales nucleares.

Esta vez también se incluye a la denominada zona dos, que amplia el marco de la acción a 20 km.

1’200.000 tabletas adicionales

En la primera ronda de entrega de diciembre pasado se repartieron 1’200.000 comprimidos en los hogares concernidos.

En esta nueva etapa serán distribuidas las pastillas de yoduro de potasio a las compañías y establecimientos públicos. De esta forma, los empleados y el personal escolar tendrán acceso durante el día al medicamento, en caso de alarma nuclear.

“Son otra vez 1’200.000 tabletas”, indica Tony Henzen del Servicio de Abastecimiento de Yoduro de Potasio.

En el caso de una catástrofe en algún reactor y por prescripción de las autoridades suizas, la gente que haya recibido las tabletas deberá ingerir seis de ellas.

De esta forma, la glándula tiroides se llenará del yoduro de potasio de los comprimidos para evitar que el yoduro radioactivo, expandido tras un accidente nuclear, pueda fijarse en el cuerpo.

Inquietud

Tony Henzen descarta inconvenientes de importancia en la distribución de las pastillas a empresas e instituciones. “Como cada caja contiene dos tiras de 6 pastillas cada una, el paquete alcanza para el doble de las personas calculadas”, explica. Una forma de evitar carencias si hubiera fluctuaciones de personal.

Una línea telefónica respondió el año pasado a las inquietudes de la población con respecto al uso de las pastillas. Entre los alrededor de 2.000 llamados, destacaban las preguntas sobre el sentido y la finalidad de la acción.

La decisión de repartir el medicamento también despertó en varias personas el interés de saber si las centrales nucleares se volvieron más inseguras.

Y sólo muy pocas personas decidieron regresar el medicamento en señal de protesta.

Déficit informativo

Pero el teléfono no parece ser el único medio en el que circularon las dudas de la población con respecto a las píldoras.

Las farmacias desempeñaron el papel de centro de atención porque a varias de ellas se dirigieron muchas personas para expresar sus inquietudes.

“La gente parecía estar intranquila, mal informada”, opina una empleada de una farmacia en Berna. “Muchos clientes no comprendían de lo que se trataba”, confirma la dependienta de otra droguería.

Convocatoria al boicot

La acción de distribución despertó ciertas protestas en los sectores ecológicos y de izquierda. En Berna, el partido Verde convocó a un boicot contra las que denominó “pastillas apaciguadoras”.

Sus representantes afirmaron que tras la primera fase de entrega, decenas de paquetes fueron devueltos a la central energética bernesa, encargada de la explotación del reactor en la comuna de Mühleberg.

Esta agrupación ratificó una vez más su exigencia de cerrar ese reactor de aquí al año 2012.

La expedición de estas pastillas, los nuevos planes de electricidad atómica de los consorcios nucleares y la estrategia energética del gobierno bernés son los tópicos que preocupan al comité de acción ‘Berna sin centrales nucleares’ cuyo objetivo es reactivar el movimiento antiatómico en el país.

Sin minimizar el peligro

El diputado federal socialista Rudolf Rechsteiner -coimpulsor de la iniciativa popular fracasada ‘Electricidad sin átomo’ y ‘MoratoriumPlus’-, está en desacuerdo con el mensaje apaciguador del Servicio de Abastecimiento de Yoduro de Potasio en el que se indica que el envío de las pastillas no debe provocar inseguridad alguna en la población, ya que el riesgo de un accidente nuclear es muy pequeño.

Para Rechsteiner, el peligro de que ocurra una desgracia nuclear es el mayor riesgo que puede existir en Suiza y, a su juicio, en la región del noroeste es más grande la posibilidad de un incidente así.

“Nos encontramos en medio de 5 centrales, e incluso en medio de 7, si contamos los reactores de la central francesa de Fessenheim”, explicó el político al diario de Basilea, ‘Basler Zeitung’.

Si bien es cierto que en caso de accidente nuclear el Kaliumiodid puede impedir el acceso al cuerpo humano del yoduro de potasio radioactivo, aún quedan otros riesgos descubiertos ante las radiaciones, tales como los casos de leucemia, cáncer de estómago o linfomas. Enfermedades que tras la catástrofe de Chernóbil, en 1986, aparecieron de forma brutal en la periferia del otrora reactor soviético.

swissinfo, Renat Künzi
Traducido por Patricia Islas

En otros países, como Alemania, los responsables de las centrales nucleares entregan directamente las tabletas de yoduro de potasio a los habitantes menores de 45 años, como lo estipulan las autoridades del país.

En Francia, las centrales también querían repartir estas pastillas, pero las autoridades lo prohibieron.

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