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Óscar Muñoz: “Hoy todos somos fotógrafos”

Óscar Muñoz delante de una de sus obras expuestas en el Musee de l'Elysee. Rodrigo Carrizo Couto/swissinfo.ch

El Museo del Eliseo de Lausana presenta la muestra colectiva ‘La Memoria del Futuro’, en la cual invita a diversos artistas contemporáneos a revisitar fotografías clásicas. Entre estos creadores brilla con luz propia el colombiano Oscar Muñoz.

Oscar Muñoz (Popayán, 1951) es uno de los grandes referentes del arte latinoamericano actual. En su trabajo utiliza la fotografía, el video, el dibujo, las instalaciones o el grabado para explorar la memoria, la desaparición o nuestra relación con el tiempo.

Su trabajo ha merecido retrospectivas en museos como el MALBA de Buenos Aires, el MoMa de Nueva York o la Fundación “La Caixa” de Barcelona. Ha participado en la 52 Bienal de Venecia y el Jeu de Paume de Paris le ha consagrado una retrospectiva mayor en 2014. Muñoz accedió a una charla exclusiva con swissinfo.ch durante su paso por Suiza:

swissinfo.ch: ¿Cómo surge esta colaboración con Tatyana Franck y el Museo del Elíseo?

Oscar Muñoz: Hace un par de años Tatyana vio mi muestra en el Jeu de Paume de París y se interesó en mi exploración de la memoria, o nuestra capacidad de retener y evocar las imágenes. Además, esta es la primera muestra curada por ella en este museo, que tiene una colección tan rica y con tantas fotografías que nunca se han visto.

Es así que Tatyana tuvo la idea de establecer un dialogo y una relación entra la fotografía histórica y los artistas contemporáneos a partir de ciertas preguntas. ¿Cómo ven los artistas de hoy la maravillosa historia que ha tenido la fotografía a lo largo de tantos años? ¿Cómo reflejan esa cosa tan rica y tan llena de paradojas que es la práctica fotográfica?

swissinfo.ch: ¿Y qué es la fotografía para usted?

O.M.: La fotografía es un instante de eternidad fijada en una idea que se desarrolla. Es también un espejo, y la mirada hacia el otro. Me interesa la cuestión de lo que podríamos llamar “visualidad”, pues las imágenes nos bombardean diariamente. De ellas desechamos continuamente porque solo tenemos una cierta capacidad de almacenamiento de imágenes que realmente nos interesan; aunque los medios de comunicación tienen interés en que fijemos las imágenes que quisiera que sigan en nuestra memoria.

swissinfo.ch: El Museo del Elíseo es una de las grandes instituciones dedicadas a la fotografía en Suiza, pero usted no se considera un fotógrafo.

O.M.: Cierto. Es interesante, porque muchos de los artistas presentes en esta muestra no son fotógrafos en sentido estricto. O sea, no son personas detrás de una cámara, interesadas en tomar una fotografía tal como lo solemos entender. La idea del fotógrafo es cada vez más amplia, y sus bordes están cada vez más borrosos. Hoy en día, en cierta medida todos somos fotógrafos.

Me parece que el acceso a la fotografía es ya universal y no está solo circunscrito a personas que dominan una cierta técnica de encuadre o exposición. De hecho, el “selfie” ha hecho que el fotógrafo profesional sea totalmente irrelevante. Con extender el brazo ya no lo necesito. Pero desde un punto de vista químico, filosófico, o incluso como práctica social, la fotografía sigue siendo relevante para los artistas. Pero sobre todo sigue siendo muy interesante para analizar nuestra relación con el paso del tiempo.

A partir del momento que el primer ser humano busca dejar una huella para que otro la vea e intenta transmitir su experiencia a la posteridad, comienza a elaborar herramientas cada vez más sofisticadas para asegurar esta transmisión. Ya sea de imágenes o de conceptos, lo que genera esta acumulación de saber y experiencias de la que la fotografía forma parte esencial.

swissinfo.ch: Hablemos de sus obras presentadas en el Museo del Elíseo.

O.M.: Son dos piezas, una titulada “Ante la imagen”, que data de hace unos cuatro años. Se trata de un trabajo a partir del que está considerado como el primer autorretrato de la Historia, realizado por Robert Cornelius. El primer “selfie”. (risas)

Este hombre era un químico de Filadelfia a quien al poco tiempo de haberse inventado el daguerrotipo, pidieron que intentara acelerar el proceso de fijación de la imagen para poder comenzar a trabajar con retratos de seres humanos. Hasta entonces, el tiempo de fijación era tan largo, que solo se podían fotografiar edificios y objetos inmóviles.

swissinfo.ch: ¿Y qué hizo Cornelius?

O.M.: Pues lo que ha conseguido fue aligerar los procesos químicos de fijación de la imagen. Es así que su retrato está titulado por detrás como “The first light picture”. Esta imagen fue realizada en 1839. La foto que vemos en Lausana no es la original, sino un facsímil auténtico enviado desde Washington para esta exposición.

swissinfo.ch: ¿Y cuál fue su intervención en la foto de Cornelius?

O.M.: Yo lo que hice fue “repensar” el concepto de fijación, para presentar una imagen que se está borrando, que se está evaporando pues no está estabilizada y se ve afectada por las variaciones climáticas. Esto es como un proceso inverso al que se propuso Cornelius en los orígenes de la fotografía. Él quería fijar las acciones, mientras que mi obra transcurre en un tiempo presente que se enfrenta a un futuro de corrosión y desaparición de la imagen.

swissinfo.ch: Estos son temas que a usted le interesan particularmente.

O.M.: Me interesa explorar la memoria, el paso del tiempo. Estas imágenes que no están fijadas, que no están quietas, se parecen bastante a nosotros, ¿verdad? Son como nuestras vidas. Como estas imágenes, nosotros también estamos expuestos al deterioro de cada día.

swissinfo.ch: ¿Qué hizo exactamente?

O.M.: He removido la capa antioxidante que tienen los espejos. Así la corrosión va afectando las imágenes de forma aleatoria. Esta oxidación irá cada vez a peor.

swissinfo.ch: Pasemos a su otra pieza expuesta en Lausana.

O.M.: Se llama “El Coleccionista”, y es una vídeo-instalación que propone a un personaje que está de espaldas y al que nunca se ve la cara. Soy yo en un estado semitransparente; casi fantasmagórico. Este personaje se pasa el tiempo acomodando una serie de fotos que forman su museo imaginario. Yo pienso que cada uno de nosotros tiene una huella visual que le es propia, como el ADN. Esas imágenes son las que forman nuestro entorno social, familiar, cultural. Nuestro pasado. Son las imágenes también que los medios nos imponen.

swissinfo.ch: Veo también muchos actores y celebridades.

O.M.: Actores, o imágenes en las que yo me he visto reflejado. Las imágenes no tienen materialidad. Son pura luz. Es una acción poética que se repite de forma constante. Esta pieza fue comisionada por el Museo de Monterrey y el Jeu de Paume de París.

swissinfo.ch: Usted vive en Colombia y siempre ha vivido y trabajado en su país de origen. ¿Nunca ha sentido la tentación de instalarse en alguna de las “grandes capitales” del arte?

O.M.: Me gustan mucho ciudades como Nueva York o París, pero de alguna manera he encontrado la forma más fácil de dedicarme a mi trabajo en la ciudad donde vivo. Aunque es verdad que dar visibilidad a mi trabajo ha sido más difícil desde Cali que desde Londres o Berlín. Pero en Colombia me encanta la forma de vida, las relaciones que he establecido, la vida cotidiana y esa luz que no encuentro en otros sitios.

swissinfo.ch: ¿Le coleccionan más en América o en Europa?

O.M.: Al inicio, en los años 70, mi obra fue coleccionada por gente local, en Colombia. Pero luego el interés ha llegado a otros países, incluida Suiza. En los años ochenta la Daros Collection de Zúrich comenzó a comprar obra mía, y de otros artistas colombianos. De hecho, me gustaría destacar que el arte contemporáneo latinoamericano era muy poco conocido antes de los 80, pero que la situación comienza a cambiar para mejor. Hay una mayor circulación de creadores latinos en Suiza, y en toda Europa.

swissinfo.ch: ¿Le veremos con una muestra individual en Suiza?

O.M.: Pues me encantaría, pero de momento no hay planes al respecto. Aunque espero que tras mi presentación en el Jeu de Paume y esta exposición en Lausana mi trabajo tenga posibilidades de ser mostrado en condiciones en este país.

Tatyana Franck, directora del Museo del Eliseo, presenta Artmyn Technologies. Rodrigo Carrizo Couto/swissinfo.ch

Pasado y futuro de la fotografía

‘La Memoria del Futuro’ es la primera exposición curada por Tatyana Franck, la nueva directora del Museo del Eliseo de LausanaEnlace externo desde hace poco más de un año. En la muestra, Franck se propone establecer un “dialogo” entre obras históricas y creadores contemporáneos tendiendo un puente hacia el futuro.

Estructurada a lo largo de dos plantas, la primera presenta una especie de recorrido a lo largo de la historia de la fotografía, en la que visitamos desde daguerrotipos a hologramas pasando por retratos, naturalezas muertas o paisajes. Entre otras obras, podemos descubrir piezas de los celebrados Bernd y Hilla Becher, James Turrell o Jerry Spagnoli junto a una obra del catalán Joan Fontcuberta.

Pero uno de los elementos centrales de esta exposición es un avance creado en los laboratorios de comunicación audiovisual del Instituto Federal de Tecnología de Lausana, o EPFL. Se trata de una “bóveda” desarrollada por Artmyn Technologies capaz de digitalizar en tres dimensiones obras de arte. En este caso, fotografías que recuperan toda su corporalidad, aun si son vistas en una pantalla.

Estos avances tecnológicos son explicados a swissinfo.ch por Manuel Sigrist, responsable de proyectos web y nuevos medios del museo: “La cúpula contiene 60 puntos de luz que iluminan el objeto desde todos los ángulos posibles e imaginables. Una vez fotografiado el objeto se mete en un ordenador con un algoritmo especial que va a recrear una imagen en la cual podemos elegir desde donde viene la luz”.

“Esta novedad permite resaltar la propia textura del papel, su volumen, el relieve y todas sus formas, lo que en una foto bidimensional en Internet es algo imposible”, según explica Sigrist. La idea detrás de este avance tecnológico es que: “incluso en una pantalla bidimensional de ordenador podamos manipular un objeto como si lo tuviéramos en nuestras manos, darle la vuelta y poder verlo desde todos los ángulos”.

De momento, en Lausana puede verse un prototipo, mientras se estudian sus usos posibles y la viabilidad del proyecto. “Se trata de saber si es interesante para los investigadores, para los profesionales, o para el público en general”, concluye Manuel Sigrist.

La exposición “La Memoria del Futuro” puede visitarse hasta el 28 de agosto.


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