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Hohler: El placer de provocar fantasías

Franz Hohler dejó la universidad para ocuparse de sus creaciones y no de lo que los otros habían hecho. Keystone

Hacer reír y provocar una reflexión, llegar a la gente y comunicar directamente, compartir lo que en la vida inspira compromiso, son algunos de los conceptos válidos para presentar una personalidad cuya capacidad de “comunicar fantasías” lo hace tan popular entre los suizos: Franz Hohler.

En su más reciente visita a Lisboa, el escritor que descubrió Portugal en 1967, dedicó un tiempo para dialogar con swissinfo.ch, a quien reconoció que entre sus varias facetas profesionales (actor de cabaret, productor, autor, músico) “lo que más le interesa actualmente es escribir”.

Fue precisamente la escritura lo que motivó su última visita a Portugal. En el  Goethe Institut de Lisboa realizó una presentación titulada “Franz Hohler recorre su obra”. Leyó textos antiguos, actuales, humorísticos y serios. Escogió diversidad y presentó un pequeño panorama de su extenso trabajo.

La alegría de un humor comprometido

Con un aroma de humor siempre a flor de piel, Franz Hohler considera que su popularidad es el  resultado de que en Suiza es “visto como una fuente de humor, una fuente de fantasía,  de la cual la gente puede beber y disfrutar”.

Un humor que no es inocuo y que no le impide expresarse sobre temas con una gran carga dramática: “Recientemente escribí un poema sobre las imágenes que preferiríamos no ver. Como la del peluche hallado entre los restos del avión que cayó en Ucrania; o las fotos de los niños asesinados en Gaza; o la de un rehén decapitado. Son todas imágenes que no nos gusta ver pero que están presentes como huéspedes que nadie quisiera tener en su casa. Aunque cerremos los ojos, siguen estando”.

Es en estos momentos -de la misma manera que en la balada ‘El Fin del Mundo’ (Der Weltuntergang), escrito ya hace más de 40 años-, Franz Hohler suelta amarras para trabajar con lo que le produce más placer. Juega con contrastes, provoca un giro inesperado. “Eso es algo que me gusta. Comenzar con una forma humorística y al final volverme serio”.

La escritura y los grandes maestros

¿Cuál es el próximo desafío profesional de este escritor que se alegra con diluir los límites de lo real en lo fantástico y ofrecer al público mensajes de intrigante humor? “Por el momento no tengo ideas de trabajo. Acabo de concluir una novela infantil que será presentada este año. Es un libro que habla de un misterio (risas…).  Es un libro para niños y se va llamar  La Noche de los Cometas”.

Como Franz Kafka, cuyo surrealismo adora y a quien considera como una referencia, Franz Hohler considera que lo que más lo motiva y que procura transmitir al público,  es el placer de contar historias. “Historias que son más que historias. Contienen un elemento de fractura que hace reflexionar y también reír”.

Al recordar que fue autor “desde el inicio” –escribió su primer libro en 1967, con apenas 24 años, y su primera presentación pública fue en 1965-, subraya también los nombres de los portugueses Fernando Pessoa, José Saramago y Lobo Antunes, como “grandes maestros” que están entre sus preferidos.

Recuerdos de Portugal

De la primera visita a Portugal, a pesar de la dificultad de “recordar con precisión”, la imagen que guarda – y su memoria la evoca de forma vívida- es que “la gente vivía una situación muy difícil. Los intelectuales debían cuidarse mucho de lo que decían”.

En contraposición, – y lo expresa con una gran sonrisa- sostiene que la Revolución en de Abril de 1974 fue un hecho que lo “impresionó mucho”.

“Una de las cosas que me impresionó fue que a la base de la Revolución de Abril hubo una canción – y comienza a cantar  ‘Grândola Vila Morena’ –. Al ser transmitida por la radio, esta canción de Zeca Afonso sirvió como señal para que los jóvenes oficiales tomaran el poder”.

Entre la cultura y la híper civilización

Hijo de un matrimonio de profesores, – “tanto mi padre como mi madre tenían un gran interés por la cultura, mi madre, especialmente por la música, mi padre por la literatura”- Franz Hohler manifiesta “una gran satisfacción” al comprobar que en la Suiza actual  “el paisaje cultural es más rico que cuando era joven”.

En cuanto a su visión sobre  “la híper civilización es saber que deberíamos ser prudentes con los recursos humanos, pero no lo somos”, comenta con desagrado  el escritor suizo.

Y concluye: “Pienso que deberíamos relajarnos un poco (risas) y no estar trabajando permanentemente”.

Luchar por aquello en lo que se cree

Sobre su papel en la sociedad helvética, Franz Hohler recuerda con alegría los tiempos en que fue oposición y se comprometió en el combate en favor de “otra política”.

“Me comprometí mucho contra los planes nucleares. Los que nos opusimos a la energía nuclear en los años 70, éramos considerados izquierdistas, marxistas.  Fuimos objeto de todo tipo de calumnias. Éramos idealistas que no teníamos la noción de la vida real (risas). Es muy interesante ver que muchas de nuestras críticas constituyen hoy la política oficial de Suiza. En los años 80 hubo una iniciativa que quería abolir el secreto bancario. Y a los que luchábamos en favor muchas veces nos decían que estábamos alejados de la realidad. Pero ahora el secreto bancario está prácticamente terminado, es un residuo. Es bueno ver que la política cambió. Lo que nos da un cierto placer (risas). Pero estas no son revoluciones, son evoluciones”, precisa.

¿Cuál es su fuente de inspiración como escritor?

Es toda la vida. La vida consiste en historias que se desarrollan, que terminan o comienzan. Intento ver las historias que pueden ser contadas o continuadas y que son re contadas a partir de mí mismo.

¿Escribir para adultos y para niños implica el mismo proceso?

Sí, la diferencia no es grande. Cuento historias a los adultos como si fueran niños. Y, a veces me doy cuenta que los niños también pueden entender historias para grandes. En la colección ‘El Gran Libro’ (‘Contes abracadabrants’), una tercera parte de esas historias,  en un primer momento no la escribí para los niños. Pero llegué a la conclusión de que los niños podían comprenderlas. Cuando escribo para los niños tengo mucho cuidado con el vocabulario, para no ser demasiado complicado, pero sin infantilizar.

¿Qué lo motivó a abandonar la Universidad? ¿Fue el deseo de  mantener su fantasía?

Sí. En cierta forma. Tenía el sentimiento que cuando estudiaba lenguas y literatura, me ocupaba de lo que los otros habían hecho y que me tenía que adaptar demasiado a lo que ya existía. Siempre tuve el interés de crear algo por mí mismo, cualquier cosa, algo inexistente hasta entonces.

Sus padres eran profesores. ¿Cómo reaccionaron ante su decisión de abandonar sus estudios?

Al inicio estaban choqueados. Conocían bien la biografía de artistas fracasados (risas). A ellos les hubiera gustado que terminara mis estudios. Es claro. Todos los padres tienen ese deseo.  Lo veo con mis propios hijos. Pero muy rápidamente se dieron cuenta que lo que yo elegí era serio.  Era un placer serio y yo trabajaba muy seriamente en lo que hacía.


Traducido del portugués por Sergio Ferrari

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