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Escultora suiza en ceremonia aymara

Francine Secretan, primera de la izquierda, en la llegada del año nuevo aymara. swissinfo.ch

Francine Secretan es una de los miles de personas que saludaron el año aymara 5514 en Tiawanaku o en la Apacheta de la Cumbre, Bolivia. El rito ancestral 'Willkakuti' (Retorno del Sol) coincide con el solsticio.

La artista suizo-boliviana entregó siete esculturas en metal y piedra que representan figuras rituales del campesino andino.

El mercurio del termómetro marca más de seis grados bajo cero en la madrugada del 21 de junio de 2006. A 70 kilómetros de La Paz, en las ruinas de la que hace 1.100 años d.C. fuera la ciudad de Tiawanaku, miles de participantes, entre ellos el presidente boliviano Evo Morales y turistas extranjeros de Estados Unidos, Europa y América Latina, soportan el frío y esperan que los primeros rayos del sol entren por la Puerta del Sol en el que fuera Templo de Calasasaya.

Más allá, hacia el noreste, en la Cumbre de la Apacheta se realiza una ceremonia similar. Francine Secretan se une a los sacerdotes aymaras, amautas y yatiris para esperar la llegada del Sol, deidad que guía los pasos de la creencia aymara.

En ese punto situado a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar –nexo entre el frío altiplano y los valles subtropicales de Los Yungas-, se levantan altivas las estatuas donadas por la artista suizo-boliviana en señal de respeto y admiración de las tradiciones autóctonas del país andino.

Las obras metálicas se denominan Tumi, Maya y Paya, y las de piedra, Chakana, Ofrenda a las montañas, Dualidad en unidad y Amukima. Todas están inspiradas en la cosmovisión del indígena aymara y en su sobreentendida simbiosis con la naturaleza.

El arte para reflejar simbologías

La ‘Wajt’a’ o mesa andina ofrecida por los amautas a los ancestros tutelares: la Pachamama (madre tierra) y los Achachilas (cerros nevados protectores de los Andes) encierra para la tradición aymara una cercanía con sus deidades, sobre todo con el Sol.

Consciente de tal fervor, Francine Secretan inició hace 20 años el proyecto de esculpir las figuras místicas hoy instaladas en la Cumbre de la Apacheta. En declaraciones a swissinfo señaló que lo hizo sobre la base de una investigación profunda de los símbolos que representan la cultura andina y la amazónica.

A su juicio, todas las regiones del país están representadas en estas esculturas. Investigadora de la cultura Kallawaya, Francine Secretan expresa en sus obras la relación que tiene con el país de su elección.

Inspiración

Francine Secretan ha expuesto sus obras dentro y fuera de Bolivia, donde vive desde hace tres décadas.

En opinión de críticos bolivianos, la percepción que tiene de lo sagrado transforma el metal en crisol que se eleva en busca del sol (lo alto), hacia ‘Alajpacha’. Lo hace dándoles formas de cruces y personajes que pueblan la orilla de un lago o la cima de un cerro, erguidas cual inmortales vigías que cuidan la eterna permanencia de la renovación ritual.

Francine Secretan sostiene que quedó cautivada por la sobreentendida relación del hombre con la naturaleza en un mundo donde la magia, la fuerza del ande, los mitos y las creencias de los autóctonos han impregnado su espíritu y enriquecido su visión personal.

Otras obras

La escultora suizo-boliviana trabajó en 1992 creando ‘illas’, grandes amuletos de madera entrelazados con textiles indígenas y piezas de metal que ella inserta en el paisaje andino. Estas ‘illas’ ofrecen – según reza la creencia-, su poder para alejar las tempestades, mantener la fertilidad o conjurar el viento.

Las obras de Secretan no son piezas abstractas porque no hacen ostentación de sí mismas; son objetos que sugieren, insinúan, evocan ritos, ceremonias, procesiones y encuentros lejanos como el reencuentro del sol en la fiesta del “Willkakuti”.

La artista señala a swissinfo que las siete esculturas entregadas oficialmente en la Apacheta de la Cumbre son un homenaje que rinde a los ‘Achachilas’, protectores de la ciudad de La Paz.

swissinfo, Félix Espinoza R., La Paz

Francine Secretan nació en Neuchâtel, Suiza en 1948 y se instaló en La Paz, Bolivia en 1974.

Ha presentado 28 exposiciones personales en Bolivia, Bélgica, Inglaterra, Suiza, Holanda, Francia y Australia, además de 70 exposiciones colectivas en Bolivia, Brasil, Chile, España, Perú, Inglaterra, Argentina, Japón, México, Paraguay, Estados Unidos, Cuba, Suiza y Finlandia.

Divorciada de un boliviano, tiene una hija que vive en Neuchâtel, Suiza, y un hijo en Cochabamba, Bolivia.

El año nuevo aymara 5514 comenzó el 21 de junio de 2006.

Esa fecha constituye además del cambio de estación, el día más corto del año.

El presidente indígena boliviano Evo Morales fue uno de los miles de asistentes a la ceremonia celebrada en las ruinas de Tiawanaku, ciudad que en 1.100 d.C. tenía una población de 60.000 habitantes.

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