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Aparatos médicos aptos para los hospitales del Sur

Klaus Schönenberger y Bertrand Klaiber -al igual que Mohamed Alí- confían en que nada es imposible. swissinfo.ch

Desarrollar un sólido sistema de imagen para rayos X y ecografías diez veces más barato que los convencionales: Es el desafío que asume la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) con la iniciativa ‘EssentialTech’. Y es que los países del Sur reciben a menudo material médico inepto o que no funciona.

“No pretendemos crear versiones baratas de los aparatos que existen. Tenemos que reinventar todo y partir desde cero”, precisa Klaus Schönenberger, director del programa EssentialTech. Este doctor en microtécnica, con un largo recorrido en el sector de los aparatos médicos, confiesa que tuvo una especie de revelación en 2009, al leer el informe anual de uno de los gigantes del sector: “Sus ventas en los países del Sur eran prácticamente nulas”.

Decidió entonces crear la Fundación EssentialMed con Bertrand Klaiber, ingeniero en electrónica con una larga experiencia en la gran industria (en estrategia y marketing) y Beat Stoll, médico especialista en sanidad pública que conoce las condiciones de trabajo en el África subsahariana.

El nombre de la fundación ilustra su objetivo: Se trata de reinventar tecnologías médicas que necesitan los países en desarrollo y que puedan funcionar en condiciones extremas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 70% de los equipos de tecnología punta que reciben los hospitales africanos no se rentabilizan. El calor, la humedad, el polvo, los cortes del suministro eléctrico, falta de mantenimiento y los escasos conocimientos son factores que dificultan la utilización de estas sofisticadas máquinas.

El primer producto de EssentialTech es un aparato de diagnóstico por imagen que combina rayos X y ecografía.

Profundos cambios

“Para funcionar, un tubo de rayos X necesita corriente eléctrica de 125.000 voltios y una potencia equivalente a la de 120 televisores”, explica Bertrand Klaiber. “Cuando la red es débil o falla, es imprescindible poder contar con un sistema capaz de almacenar electricidad y al que podamos recurrir en caso de necesidad”. Quedan descartadas tecnologías punta como las baterías de litio, que son excesivamente caras, contaminan y se inflaman cuando la temperatura supera los 65 grados.

Son estos desafíos los que incitan a los científicos a discurrir soluciones nuevas, en lugar de adaptar las que existen. Sus máquinas solo funcionarán gracias a una buena dosis de innovación, a semejanza del ordenador de 100 dólares lanzado en 2007 bajo el lema Un portátil por niño. Provisto de un cargador manualmente accionable y su pantalla legible incluso cuando el sol tropical alcanza el zénit, es el aparato nacido de la nada que les gusta citar como ejemplo a Klaus Schönenberger y Bertrand Klaiber. Sobre todo, porque el éxito de ese portátil “ha impulsado a otros fabricantes a seguir esta dirección”.

Los fundadores de EssentialMed ya no están solos en su lucha. Esta innovación frugal -o innovación inversa como se denomina ahora- “es más fuerte que nosotros”, dicen con satisfacción. Y la demanda crecerá, impulsada por la recesión que atraviesan las economías del Norte, lo que llevará a las industrias a tentar suerte en los mercados del Sur.

“Tanto en traumatología (accidentes, problemas óseos) como en las enfermedades crónicas, especialmente la tuberculosos, la demanda de diagnósticos radiológicos no hará sino aumentar en los países del Sur”, explica Annick Antierens, directora médica adjunta de Médicos sin Fronteras (MSF), en Ginebra.

Los equipos de MSF constatan que la situación en el terreno es “dramática”. Los aparatos de rayos X “no existen o no funcionan”. Se observa una ligera mejora con la introducción de las imágenes digitales, en lugar de las antiguas en película. “Las radiografías se conservan muy mal en película, debido al calor y la humedad. Además, muchas veces falta el material necesario, las películas o los productos químicos para revelar las imágenes”.

Annick Antierens se felicita de los esfuerzos destinados a abaratar el precio de los aparatos de diagnóstico, a simplificar su uso y a mejorar su resistencia a los cortes de electricidad. No obstante, insiste en que “la radiología es importante, pero no la solución a todos los problemas”.

A contracorriente

Es una tendencia a contracorriente respecto a la filosofía industrial predominante. A diferencia del teléfono inteligente o el televisor, las máquinas con el sello EssentialTech se producirán con fines sostenibles. “En los años 60, los aparatos eran sólidos”, señala Bertrand Klaiber. “Luego, el marketing impuso su modelo de una tecnología, en el que ya no se reparan las máquinas, sino que sencillamente se reemplazan. Iniciativas como la nuestra son innovadoras, no solo porque replantean la concepción de los productos, sino también la logística, el diseño, el mantenimiento y todo el modelo comercial”.

En esta óptica, los dos investigadores se alegran de trabajar para una institución como la Escuela Politécnica Federal de Lausana, que extenderá posteriormente el concepto a otros campos tecnológicos. “Disponemos de libertad académica, lo cual significa que no tenemos un jefe de marketing que nos dice cómo utilizar nuestros recursos y optimizar la rentabilidad”, explica Klaus Schönenberger. “Esto nos permite tener una visión a medio o largo plazo, lo cual es muy importante en este sector”.

Desde los primeros esbozos en 2009, el proyecto del aparato que combina rayos X y ecografía (GlobalDiagnostiX) ha inspirado varios conceptos innovadores, que próximamente serán objeto de publicaciones científicas y que giran en torno a la problemática del suministro eléctrico, hoy “prácticamente resuelta”. Los dos científicos y sus socios confían en presentar un primer prototipo de aquí a dos años.

varias décadas de experiencia en el campo de la cooperación al desarrollo, es el impulsor de la iniciativa EssentialTech. Su objetivo consiste en fomentar el desarrollo de tecnologías que contribuyan a luchar contra la pobreza en general.

La Fundación EssentialMed, que se ocupa del “desarrollo y la  implementación de aparatos médicos eficaces, de alta calidad, asequibles y aptos para las necesidades de las comunidades pobres del mundo, nació en 2009, a iniciativa de Klaus Schönenberger, Bertrand Klaiber y del médico Beat Scholl. Los dos primeros desarrollan sus proyectos bajo el sello EssentialTech.

Los socios de EssentialTech son, además de la EPFL, la Escuela Universitaria de la Suiza Occidental en Yverdon y Sion, el Instituto Paul Scherrer de Villigen (cantón Argovia), el Instituto Tropical y Medicina Pública de Basilea, la Universidad de Ginebra y los Hospitales Universitarios de Ginebra y Lausana, la Escuela Nacional Superior Politécnica de Yaoundé (Camerún), así como el fabricante de aparatos de radiología Betschart AG, de Brunnen (cantón Schwyz).

El primer proyecto es un aparato de diagnóstico por rayos X y ecografía denominado GlobalDiagnostiX, que saldrá al mercado con un precio de 50.000 dólares, costes de explotación y mantenimiento durante diez años incluidos, en lugar del medio millón que cuestan los aparatos actuales.

EssentialTech tiene, además, un proyecto de incubadoras para recién nacidos e interés en estabilizar el suministro eléctrico en los hospitales y la esterilización del agua.

Empresas con matiz social

La máquina será una amalgama de innovaciones. Y las ideas no provienen todas de Lausana. “Desde nuestros despachos en la EPFL, no podemos saber lo que necesitan los países del Sur”, recalca Klaus Schönenberger. “Por ello es vital incluir a investigadores del Sur en nuestro trabajo. Nadie mejor que ellos conoce las necesidades. La innovación vive un auge en África, incluso en los barrios de chabolas. Las personas cuya única opción es salir adelante por sus propios medios pueden aportar ideas geniales y los países ricos podemos retomar algunas”.

La iniciativa EssentialTech prevé crear en Camerún un laboratorio conjunto con la Escuela Nacional Superior Politécnica de Yaoundé, así como enviar investigadores y estudiantes a los países destinatarios de estos aparatos, con la misión de determinar las necesidades, de sumergirse en el contexto y encontrar nuevas ideas. En Camerún, ya se han producido estos intercambios, al igual que en Tanzania, Laos y Vietnam. “Se tiende a considerar a la gente del Sur como subcontratistas o conejillos de Indias. Aquí, son nuestros socios durante todo el proceso, desde la innovación hasta la comercialización”, puntualiza Bertrand Klaiber.

Los investigadores son optimistas respecto a las perspectivas de éxito del proyecto. No se trata de un compromiso humanitario, sino de “una iniciativa de empresariado social”, precisan. “Al desarrollar estos proyectos, nos percatamos de que la cooperación al desarrollo no es un campo reservado exclusivamente a sociólogos y médicos idealistas”.

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(Traducción: Belén Couceiro)

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