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Fortunas: Ernesto Bertarelli, pasión por el mar

El catamarán identificado con Bertarelli. RTS

Con apenas 40 años, es el hombre más rico de Suiza, y propietario de la biotecnológica Serono.

A los 10 años cumplidos ya hacía viajes de negocios. A los 30, tomó el timón del consorcio familiar. Sin embargo, da la vida por competir en velero.

En Suiza, uno de cada 25 habitantes es millonario… al menos en el sentido más estricto del término.

De acuerdo con la Administración Federal de Finanzas (AFF), en 2005 existían 157.000 hogares cuyo patrimonio superaba el millón de francos suizos. Un selecto grupo que representa apenas 5% del universo de contribuyentes, pero que paradójicamente posee alrededor del 50% de la riqueza del país.

Y al interior, una elite aún más pequeña: los 10 multimillonarios más destacados de Suiza.

A partir de este martes (11.04), swissinfo publicará cada semana una entrega de la serie “Fortunas suizas”.
La primera -y más destacada- corresponde al magnate de apenas los 40 años de edad: Ernesto Bertarelli.

Negocios desde la cuna

Ernesto nació un 22 de septiembre de 1965 en la cosmopolita ciudad de Ginebra. Primogénito, racional, disciplinado y obsesivo, es uno de esos singulares personajes que desde los primeros minutos de su vida ya son multimillonarios.

Hace cuatro décadas, su familia había amasado ya una fortuna de más de 2.000 millones de francos suizos abriendo brecha en lo que hoy conocemos como biotecnología.

Su padre, Fabio Bertarelli, hizo de Serono el gigante que es hoy. Y Ernesto pagó el precio de esta relación filial.

A los 10 años de edad, solía acompañar a su padre a las giras de trabajo.

A los 17, cuando la mayoría de los jóvenes se ocupan simplemente de enriquecer su cultura musical, ir a la escuela y hacer amigos, Ernesto pasó largas jornadas en las oficinas de Serono coparticipando en la elaboración de los presupuestos anuales de la empresa.

Y a los 18, le llegó el momento de emigrar al otro lado del Atlántico.

Lo esperaban el Babson College, y algunos años más tarde, la Universidad de Harvard, donde se graduó con el siempre codiciado Master en Administración de Empresas.

A los 29 años, ya de regreso en casa, se hallaba prácticamente a cargo del 80% de la gestión de Serono. Y fue en este periodo cuando se hizo patente que la enfermedad no hace distinciones.

Fabio, su padre, moría atacado por un cáncer de colón en 1996. A partir de ese momento, y con 30 años a cuestas, Ernesto Bertarelli tomó el timón de Serono.

Navegar, su pasión

Para describir su vida personal, Ernesto Bertarelli suele utilizar una metáfora: “quien conoce mi barco, conoce mi forma de hacer negocios”.

Y es que navegar es una de sus grandes pasiones: regatas en la mar y también en los generosos lagos suizos.

Razón por la cual fundó la Alinghi, equipo que patrocina y que lo hizo ganador en 2003 de la prestigiosa Copa America (el concurso de vela más importante del mundo).

Con este triunfo, Bertarelli se dio el gusto de devolverle al Viejo Continente un trofeo que sólo había ganado en el lejano 1851, cuando la copa se inició.

Y ese mismo 2003, fue ganador también de la Copa Louis Vuitton.
El éxito de su desempeño como navegante se debe en gran medida al Alinghi IV, el catamarán más eficiente del mundo (eslora de 12,5 metros, superficie vélica de 376 metros cuadrados y 1.850 kilos de peso).

Y ahora, Bertaterlli y su tripulación (Brad Butterworth, Peter Holmberg, Ed Baird, Juan Vila, Jordi Calafat y Simon Daubney, entre muchos otros apasionados de la vela llegados de 21 países diferentes) es mantener la Copa América en 2007.

Una familia pequeña

Aunque Ernesto Bertareli se sabe y asume “workaholic” -pasa fuera de casa entre 15 y 18 horas diarias- decidió que formar una familia formaba parte de sus metas.

Hace seis años conoció a Kristy, una inglesa rubia y cuyas piernas parecen no terminar nunca. Reina de belleza de la Gran Bretaña en 1998 –de donde es originaria- cambió su residencia a Ginebra para convertirse en la señora Bertarelli.

Ernesto y Krisy tienen dos hijos (5 y 2 años edad, respectivamente).
Y su esposa, aunque de perfil discreto, se escapa siempre que puede a disfrutar uno de sus placeres más grandes: cantar.

En 2004, durante el baile anual de la Cruz Roja suiza, alrededor de 850 invitados se reunieron para un concierto de beneficencia.
Los invitados: Buena Vita Social Club.

Las voces de Ibrahim Ferrer y Omara Portuondo invadieron la sala con ritmos cubanos.

Y cerca de las 2 de la madrugada, y sin demasiadas ganas de irse, algunos de los invitados comenzaron a pedir a coro que Kristy Bertarelli subiera a improvisar con la orquesta. Y una mezcla de música cubana y melodías propias se intercalaron durante una veintena de minutos en el mismo escenario.

El gigante Serono

Durante la última década Ernesto Bertarelli ha convertido a Serono en una de las tres biotecnológicas más rentables del mundo (y en la más importante de Europa).

Para lograrlo, cuando se hizo cargo de la empresa al 100%, redefinió sus prioridades. La más importante desde 1996 es invertir en investigación, un proceso que aunque costoso, le garantiza estar a la vanguardia con respecto a sus competidores.

Su nicho más rentable: los tratamientos contra la infertilidad.
Y en segundo sitio, medicamentos para combatir enfermedades como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide.

Y aunque su trayectoria como empresario le ha valido ser sujeto de estudio en Harvard, no todo es miel sobre hojuelas en su trayectoria profesional.

Concretamente en 2005, Serono registró pérdidas por 130 millones de francos suizos como resultado de una aparatosa multa (más de 850 millones de francos suizos) que le impuso el gobierno de Estados Unidos, tras probar que siguió prácticas comerciales ilegales para la promoción y venta de sus productos (especialmente del Serostim).

El proceso de investigación y presentación de pruebas duró cuatro años, pero fue fallado en contra de Serono. Y a partir de noviembre del 2005, los rumores sobre la venta de la compañía son cada vez mayores.

De hecho, se prevé que en 2006 sea vendida su mayoría accionaria (62% de los títulos de Serono están en manos de los Bertarelli) a Novartis, Pfizer o GlazoSmithKline.

Sin embargo, pase lo que pase, el sitio de Bertarelli en el universo de las fortunas helvéticas está blindado a prueba de todo.

Su padre le entregó una fortuna de 5.000 millones de francos, y él la ha conducido ya a los 8.900 millones al cierre del 2005, razón que lo ubica como el multimillonario número 72 a nivel mundial, según la edición 2006 de la Lista de Forbes.

swissinfo Andrea Ornelas

Ernesto Bertarelli, vicepresidente de Serono, con 40 años de edad, es el hombre más rico de Suiza.

Hijo del empresario Fabio Bertarelli, heredó Serono en 1996, y de entonces a la fecha ha duplicado su fortuna.

Su principal pasión es velear y posee el catamarán más costoso y eficiente del mundo.

Su empresa, Serono, tiene presencia en 72 países y 5.000 empleados, y sus utilidades rondan los 500 millones de francos suizos anuales.

Bertarelli posee una fortuna de casi 9.000 millones de francos suizos

Ocupa el lugar número 72 de la Lista de Forbes

Su equipo Alinghi ha ganado la Copa América (2003), la Copa Sardinia (2003) y la Bol d’Or en cinco ocasiones.

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