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Un difícil momento para Cuba

Manifestación en México contra el bloqueo de EEUU contra Cuba.
El rechazo al bloqueo contra Cuba ha sido ratificado de manera abrumadora por la ONU. En la imagen, activistas se manifiestan contra esa medida unilateral de EE UU, ante el Ángel de la Independencia, en la capital mexicana, en 2016. Reuters

El huracán Irma sembró destrucción y muerte en Cuba y complicó aún más la situación de un país que avanza con cautela (demasiada para algunos) en su proceso de reformas económicas en medio de la incertidumbre por las veleidades del presidente de EE UU y las limitaciones que le impone el bloqueo.  

“El bloqueoEnlace externo no solamente es aberrante, sino ridículo”, sentencia el presidente de la Cámara de Comercio e Industria Suiza-Cubana (ChamEnlace externo), Andreas Winkler. Los empresarios deben sortear una serie de dificultades para transferir capitales porque los grandes bancos suizos rechazan operaciones con la mención “Cuba”.

Y es que, explica, pese a las medidas dictadas por el expresidente Barack Obama para facilitar el procesamiento de transacciones autorizadas, los bancos que participan en ellas son penalizados con multas multimillonarias.

El bloqueo es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social del país. Es contrario a los principios comerciales internacionales y violatorio de los derechos humanos de los cubanos”.

Impuesto en 1962, ha costado al país 753 688 millones de dólares.

El próximo 1º de noviembre, y por 25º ocasión consecutiva, Cuba presentará ante la Asamblea General de la ONU el proyecto de resolución ‘Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba’.

Durante años, la solicitud ha sido respaldada por abrumadora mayoría e incluso en 2016 no recibió ningún voto en contra merced a la abstención de Israel y EE UU.

Fuente: Embajador de Cuba ante Suiza, Manuel Aguilera.

La acechanza de Trump

El 21 de enero de 2015, ante el Legislativo de su país, Obama declaraba: “Este año, el Congreso debería iniciar los trabajos para poner fin al embargo”. Reconocía entonces el fracaso de 50 años de política hostil contra Cuba y preconizaba la necesidad de cambiar ese enfoque.

Sus palabras generaron expectativas que medio año más tarde fortaleció la reanudación de relaciones diplomáticas Cuba – EE UU. Pero a dos años de distancia y otro presidente de por medio, las esperanzas pierden asidero.

El 17 de junio pasado, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump impuso limitaciones más severas para los estadounidenses que viajan a Cuba y restricciones para las empresas que hacen negocios con las fuerzas armadas en la isla, asegurando que estaba cancelando la “terrible y equivocada” política de su antecesor hacia La Habana.

En un discurso en Miami en el que presentó su nueva política hacia la isla, Trump firmó una directiva que revirtió parte de la histórica apertura de Obama y anunció que fortalecería el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

“Trump quiere deshacer los puentes que construyó Obama”, lamenta Winkler. Se refiere a los pretendidos “ataques auditivos” contra el personal de la embajada estadounidense en La Habana y evoca las versiones de que “tal vez sean solamente una excusa para romper relaciones con Cuba”.   

El exceso de cautela

La relación con el nuevo Gobierno de Estados Unidos “es super compleja”, enfatiza el empresario suizo. Entre el bloqueo y la actitud de Trump se ha creado “un limbo donde no hay reglas claras, y eso es veneno puro para las inversiones”, deplora el presidente de cámara empresarial suizo cubana.

Impulsor de una empresa mixta para la construcción de hoteles ecológicos en la isla, Andreas Winkler destaca igualmente que la excesiva cautela con la que las autoridades cubanas avanzan en las reformas económicas tampoco es favorable para las inversiones.

En su opinión, ese sigilo obedece a medio siglo de política “paternalista” aunado al deseo de las autoridades cubanas de lograr un modelo económico “perfecto” bajo el cual el grueso de la producción se quede en el país y solamente se exporten los excedentes.

“Hace dos años, Cuba generó un gran interés. En una semana llegaron misiones económicas, periodistas, presidentes”, recuerda, pero considera que no se aprovechó a cabalidad esa oportunidad.

Ahora, dice, hay que tener paciencia no solamente por los cuantiosos daños provocados por el huracán, sino también porque el país se prepara para votar: postergados a noviembre, los comicios municipales son el primer escalón para un proceso de escrutinio que concluirá con la elección del sucesor de Raúl Castro en febrero de 2018, lo que será un hito en la historia de la isla.

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