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La justicia en Suiza se digitaliza

Un hombre lleva una caja de plástico llena de documentos
Un funcionario judicial suizo con documentación impresa, una imagen que pronto será cosa del pasado. Keystone / Karl Mathis

Suiza pretende digitalizar su poder judicial. Para ello, confía en su receta tradicional: observar qué pasa en otros países, para luego, aunque con retraso, hacerlo mejor. La sorprendente es que no hay críticas a los planes de modernización.

Se trata de proyecto gigantescoEnlace externo una medida enorme: se estima que todo el sistema judicial del país quedará digitalizado en 2026. Los tribunales federales y cantonales, el Ministerio Público en los cantones y a nivel federal, así como al sistema penitenciario entrarán en línea de cuenta.

En el futuro, todos los procesos legales serán llevados a cabo mediante computadoras y de forma centralizada en un único portal: Justitia.Swiss.

Eso significa que la comunicación entre jueces, fiscales, abogados y los diversos órganos de aplicación de la ley se realizará electrónicamente. Un proyecto de ley será presentado próximamente, lo que permitirá que los casos en papel sean reemplazados por expedientes electrónicos.

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Reformas lentas

Otros países han digitalizado sus sistemas de justicia desde hace muchos años. Brasil aprobó en 2005Enlace externo una ley que permite la informatización de los procesos judiciales. Y, en Europa, Dinamarca, Alemania y Austria también han avanzado en la digitalización de sus sistemas.

“Somos más lentos que otros debido a nuestro sistema de consenso”, explica el profesor de Derecho Andreas Glaser, de la Universidad de Zúrich. “El Gobierno no puede decidir la digitalización desde arriba”, subraya. Añade que el federalismo, la forma de organización estatal en Suiza en la que hay un gobierno federal y regional y una división del poder entre las unidades que lo forman, frena reformas e intentos de modernización.

Sin embargo, los especialistas consideran importante que el Gobierno federal y las autoridades judiciales en los cantones hayan logrado llegar a un acuerdo para digitalizar el sistema de justicia suizo. Si uno de los cantones se hubiera negado a participar, el proyecto habría sido condenado al fracaso.

Jens Piesbergen, codirector de la gestión de proyectos de Justitia4.0Enlace externo, admite que Suiza necesita recuperar el tiempo perdido. “Quizás esta sea una característica de nuestra mentalidad: no siempre somos los primeros ni los más rápidos”, pero es tiene una ventaja: “Pudimos ver cómo lo han hecho países como Alemania, Austria, Dinamarca, las repúblicas bálticas, Escocia, Francia, España, Italia o Liechtenstein. Aprendimos de los errores cometidos y ahora tratamos de evitarlos. Quizás también estamos cometiendo algunos errores. ¿Quién sabe?”

Justicia electrónica apenas controvertida (aún)

Sorprendentemente, la digitalización de la justicia en Suiza no ha causado controversia, a diferencia del voto electrónico, cuya introducción fue congelada por razones de seguridad. El diputado federal Franz Grüter, por ejemplo, quien lanzó una iniciativa popularEnlace externo para la moratoria de la votación electrónica, apoya el sistema de justicia electrónica. “La votación electrónica y la justicia electrónica son dos proyectos completamente diferentes con puntos de partida completamente diferentes”, señala a swissinfo.ch.

“El voto electrónico depende de la confianza en el conteo correcto de los votos emitidos en elecciones o plebiscitos. Si no se cuenta un voto, toda una sociedad se vería afectada”, explica Grüter. Advierte que, por supuesto, también deben cumplirse exigencias de alta seguridad en el sistema de justicia digital. “Sin embargo, las consecuencias de un problema técnico o de seguridad en el proceso de digitalización no serían tan graves como en el caso de los procesos electorales”.

Glaser coincide: “La votación electrónica afecta a todos porque tiene un enorme potencial de daño: si no funciona, distorsiona las decisiones tomadas en democracia. La justicia electrónica afecta la esfera individual”. Obviamente, sería un gran problema si los elementos de una demanda se hicieran públicos, “pero solamente los individuos se verían afectados y luego podrían ser indemnizados”. Glaser recuerda que otras áreas que también se consideran “sensibles”, como la banca electrónica o la declaración de impuestos, han sigo digitalizados desde hace tiempo en Suiza.

“La justicia electrónica también es controvertida para algunos expertos”, dice Piesbergen. “El tema aún no ha sido cubierto por los medios de comunicación, ya que todavía estamos en la fase de diseño”, recuerda. La votación electrónica avanza en el proceso de toma de decisiones y, por lo tanto, se discute más, añade. “Esperamos que la discusión sobre la digitalización de la justicia se amplíe desde el momento en que el Parlamento aborde la ley correspondiente”.

El Gobierno federal tiene la intención de llevar el proyecto a las comisiones parlamentarias en 2020.

Ataques cibernéticos y chantajes

Otra diferencia entre la digitalización del sistema judicial y el voto electrónico es que en el primero no hay actores anónimos: todas las partes en un proceso son conocidas (acusados, acusadores, abogados y otros), lo que facilita garantizar la seguridad del sistema. Sin embargo, según Piesbergen, también existen riesgos: un corte en la energía, pérdida de archivos, ataques cibernéticos, manipulación de datos, robo de identidad y otros problemas que pueden ocurrir.

El año pasado, piratas informáticos lograron robar datos de las computadoras en un tribunal de BerlínEnlace externo. “El chantaje ocurre a menudo”, recuerda el experto. “Alguien encripta sistemas y cobra Bitcoins para liberarlos”.

Los técnicos y responsables tienen en cuenta esas amenazas desde la fase de diseño del nuevo sistema judicial y desarrollan estrategias de defensa. “Siempre hay riesgos residuales, pero deben minimizarse y gestionarse de tal manera que la credibilidad del sistema judicial suizo no se vea comprometida”, subraya Piesbergen.

Costos aún desconocidos

Declina proporcionar detalles sobre los costos del proyecto de digitalización de la Justicia suiza. “Serán muchos millones de francos y al menos ocho años de trabajo. En Austria y Alemania, la modernización del sistema habría costado al menos 100 millones de euros a cada país. En Suiza, los costos serán repartidos entre los cantones y los tribunales”.

Para los periodistas, la digitalización del sistema de justicia tiene ventajas: el acceso a las sentencias, penas y procesos será más fácil. Y las personalidades tendrían más dificultades para esconderse en el anonimato. “Los periodistas y académicos ya no necesitarán acudir al Ministerio Público todos los meses para ver la lista de casos criminales en curso”, destaca Piesbergen. Técnicamente, las listas podrían incluso publicarse en el portal de Justicia. “Sin embargo, este es un punto que debe discutirse. Después de todo, debe mantenerse el respeto a la protección de los datos personales y a la privacidad”.

Traducido del portugués por Marcela Águila Rubín

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