Front
Cómo la gastronomía ha ayudado a cinco recién llegados a sentirse en Suiza como en casaUn lugar en la mesa suiza
01 Urbania to Bern
De Urbania a BernaEl hombre que legalizó los espaguetis
Adriano Tallarini Italia
Adriano Tallarini Italia
Basta con cruzar la puerta del ‘Dolce Vita’ para entender rápidamente que no se trata de cualquier restaurante italiano. Son las diez de la mañana de un frío martes de febrero y nada más entrar uno se siente catapultado a otro mundo.
El silencio gélido de las calles es barrido de golpe por el murmullo de las conversaciones de decenas de personas y por el cálido aroma del café. Unos leen el periódico, otros discuten en torno a una mesa y hay también quien ya bebe una cerveza en compañía.
De vez en cuando se escucha alguna palabra en italiano, portugués o español, pero sin duda alguna la lengua dominante es el dialecto bernés. Se intuye rápidamente que el local es el lugar de encuentro de la gente del barrio.
A esta hora la mayor parte de los restaurantes de la ciudad están vacíos o simplemente cerrados.
El mérito de esto se debe sobre todo al propietario del ‘Dolce Vita’, el casi nonagenario Adriano Tallarini. Con un gorro de lana en la cabeza y un taco de fotografías en la mano, esta leyenda viva nos recibe sentado a la mesa, nos pide un café y empieza a contar su historia. Una historia que se entrelaza con la de la inmigración italiana en Suiza.
Los italianos conforman hoy la mayor comunidad de extranjeros residentes en la Confederación y se les cita frecuentemente como modelo de integración. La cocina italiana forma parte hoy día de la vida cotidiana helvética. Pero no siempre ha sido así.
Especialmente en el periodo comprendido entre los años 60 y 70 los inmigrantes italianos chocaron contra los prejuicios y la desconfianza de los suizos. Se hicieron famosas las iniciativas populares contra la “extranjerización”, que con frecuencia tocaban también el ámbito gastronómico. Además de acusarles de comer demasiado ajo, se llegó a decir también que los italianos no desdeñaban platos exóticos, como el gato o incluso el cisne.
Gracias a su trabajo y entrega Adriano Tallarini derrotó muchos de esos prejuicios. Pero además su historia es la de un increíble éxito empresarial.
No había dinero
Adriano nació en Urbania, provincia de Pesaro. Sus padres tenían un mesón. “El mesón es el nivel más bajo de la restauración”, explica, “donde se comen cosas que cuestan poco, pero hechas maravillosamente. Yo crecí en ese ambiente”.
Sin embargo, “el dinero no fluía, no había dinero”. Por esa razón, como muchos otros, decidió en 1955 buscar fortuna en el extranjero.
Tras una experiencia rocambolesca en el quiosco de la estación de la localidad invernal de Wengen (les invitamos a escuchar los detalles directamente del Sr. Tallarini, pero sepan que en la historia hay relaciones extraconyugales y sospechas infundadas de enfermedades de trasmisión sexual), Adriano llega a Berna y comienza a trabajar como camarero en el restaurante ‘Walliser Kanne’.
Durante los diez años que pasó en aquel local, en el que “no había ventilación y el aire se podía cortar con cuchillo del humo que había”, obtiene su diploma de estudios y consigue la gestión de la ‘Casa d’Italia’.
“Y ahí es donde empezó la verdadera batalla y mi pasión. Di todo lo que tenía”, explica, “el restaurante era viejo y había que renovarlo entero. Hice un esfuerzo increíble. Empezaba a las seis de la mañana y trabajaba durante 12 horas al día”.
La Casa di Tutti
02 Oporto to Fribourg
De Oporto a FriburgoEl pan que mata la morriña
Nelo Lopes Portugal
Nelo Lopes Portugal
Es invierno y la nieve ha caído en abundancia durante la madrugada; el viento frío nos obliga a llevar la cabeza hundida en el abrigo. Me sacudo los zapatos delante de la puerta para eliminar el exceso de nieve y entro: “Bom dia!”, dice la mujer en portugués desde el mostrador, con una sonrisa a la espera de mi pregunta.
En las vitrinas veo pasteles de nata, cruasanes dulces y “pasteis de sonho”, que aquí llaman bolas de Berlín, además de otras delicias cubiertas de crema y huevo hilado que me hacen mirar otra vez a mi alrededor para comprobar que sigo estando en Suiza.
Impresiona el aroma a “saudade” que despide el local. En Brasil, como en otros países de lengua portuguesa, las panaderías fueron siempre un negocio de portugueses, por eso se nota una cierta familiaridad entre los clientes que responden al “buenos días” con un indeciso “bonjour”.
“El sesenta o setenta por ciento de nuestra clientela es portuguesa”, afirma Manuel Fernando, más conocido aquí como Nelo Lopes. “A veces, las dependientas intentan, antes de decir “bonjour”, adivinar el origen del cliente por su aspecto, pero no siempre aciertan”, ríe el propietario.
Pasteles de nata
RecetaPasteles de nata
Para la masa de hojaldre:
- 2 tazas menos 2 cucharadas soperas de harina (272 g)
- ¼ de 1 cucharada de café de sal
- ¾ de 1 taza más 2 cucharadas soperas de agua fría (207 ml)
- 1 taza de mantequilla (227 g)
- 3 cucharadas soperas de harina (27 g)
- 1 y ¼ tazas de leche (296 ml)
- 1 y 1/3 tazas de azúcar (264 g)
- 1 ramita de canela
- 2/3 de una taza de agua (158 ml)
- ½ cucharada de café de vainilla en polvo (3 ml)
- 6 yemas de huevo, batidas
- Azúcar glas y canela molida para espolvorear
Para hacer la masa:
- En una batidora de pie (con varillas o gancho espiral) mezclar la harina, la sal y el agua hasta formar una masa blanda (aproximadamente unos 30 segundos)
- Enharinar una superficie de trabajo y amasar la masa y formar un cuadrado. Espolvorear harina por encima, cubrir con una envoltura de plástico y dejar reposar a temperatura ambiente durante 15 minutos
- Estirar la masa hasta formar un cuadrado de 45 cm por lado
- Recortar los bordes irregulares, luego esparcir 1/3 de la mantequilla sobre 2/3 de la masa, dejando un borde de 2 cm sobre los límites del cuadrado
- Doblar el 1/3 sin mantequilla sobre el resto de la masa. Luego volver a doblar un tercio de la masa, aplastar ligeramente y apretar los bordes para sellar
- Enharinar de nuevo la superficie de trabajo, volver a hacer un cuadrado de 45 cm con la masa y repetir los pasos 4 y 5
- Extender la masa hasta formar un rectángulo de 45 x 53 cm. Extender el resto de la mantequilla por toda la superficie
- Levantar el borde la masa y enrollar hasta formar un rulo apretado, recortar los bordes y luego partir por la mitad. Envolver cada pieza en papel de plástico y dejar enfriar durante dos horas o toda la noche
- Batir la harina y ¼ de leche hasta que quede una pasta blanda
- Poner en un cazo el agua, el azúcar y la vainilla y llevar a ebullición
- En otro cazo poner a hervir el resto de la leche y añadir la mezcla del paso 1
- Retirar la ramita de canela y luego batir el almíbar con la mezcla de leche y harina. Agregar la vainilla en polvo y las yemas batidas. Mezclar
- Pasar la mezcla a un bol y cubrirlo con una envoltura de papel de plástico
- Colocar una rejilla en el tercio superior del horno y calentar a 290º (Celsius)
- Sacar uno de los rulos del frigorífico y desenrollarlo sobre una superficie ligeramente enharinada. Cortar en trozos de 2 cm
- Colocar los trozos de pasta en el fondo de moldes para madalenas engrasados
- Humedecer los pulgares en una taza de agua, aplastar la masa en el fondo del molde y alisar los lados hasta crear un reborde algo elevado
- Llenar ¾ de cada molde con la crema
- Meter en el horno hasta que los bordes de la tartaleta se doren (unos 8 – 9 minutos)
- Dejar que las tartaletas se enfríen y espolvorear con azúcar glas y canela
- Repetir los pasos 1 a 7 para el otro rulo
Salen unas 40 tartaletas.
Esta es una versión resumida de una receta de Leite’s Culinaria
03 Taipei to Olten
De Taipéi a Olten“El olor a comida en el pasillo es la razón por la que vivo aquí”
Liyah Huiling Jenni Taiwan
Liyah Huiling Jenni Taiwan
Desde el balcón de su apartamento se ve el patio de recreo de la guardería donde solían jugar sus hijos. Pero ahora, que su hijo y su hija estudian en la escuela secundaria, Liyah usa el balcón para otros fines. Hay plantas, como en otros apartamentos suizos y algo curioso: un enorme y redondo tarro de loza. Cuando llega el otoño su contenido es siempre una sorpresa. Algunas veces hay kimchi coreano [preparación fermentada cuya receta más extendida utiliza col china], otras puede estar lleno de huevos pasados por té, un plato típico taiwanés.
Liyah nació en una de las zonas menos pobladas de la isla de Taiwán, donde las relaciones humanas son fundamentales para la vida cotidiana. Entre los recuerdos de su infancia figuran la escuela de su padre, la tienda de comestibles de su madre, las labores agrícolas como la cosecha de arroz o dar de comer al cerdo, y la genuina amistad entre los vecinos que compartían la comida conjuntamente.
Liyah dejó su pueblo natal a los 13 años para asistir a la escuela secundaria y después a la universidad en otras ciudades y, finalmente, en Taipéi. A medida que se iba alejando cada vez más de su pueblo –EE. UU., Malasia o Bahréin, donde estuvo viviendo con su esposo suizo– iba perdiendo la oportunidad de mejorar sus habilidades culinarias, pues siempre había algún lugar donde comer buena comida asiática.
Si no hubiera sido por Suiza los talentos gastronómicos de Liyah hubieran quedado sin descubrir.
“Suiza me enseñó a cocinar”
En 2006 la familia de Liyah regresó a Olten, la ciudad natal de su marido, situada en la Suiza de habla alemana, entre Berna y Zúrich.
“De repente descubrí que no había suficientes lugares para comer. El sabor de la comida en los restaurantes asiáticos no me gustaba mucho y, además, los precios eran bastante altos”.
TaiwánPollo a las tres tazas
RecetaPollo a las tres tazas
- 4 muslos de pollo deshuesados
- 1 taza de salsa de soja (237 ml)
- 1 taza de vino de arroz (237 ml)
- 1 taza de aceite de sésamo (237 ml)
- Albahaca (preferiblemente tailandesa)
- Setas
- Cebolleta
- Dientes de ajo
- Jengibre
- Chile
- 1 cucharada de café de azúcar moreno
- ½ cucharada de café de sal
- Calentar el aceite de sésamo en un wok
- Freír el pollo en el aceite hasta que la carne se ponga dorada
- Durante ese tiempo cortar el jengibre, el ajo y el chile en finas láminas
- Sacar el pollo a una tabla y añadir el jengibre al wok
- Freír las láminas de jengibre hasta que estén crujientes
- Durante ese tiempo, cortar cada muslo en seis trozos
- Añadir al wok el pollo, las setas, la salsa de soja, el vino de arroz, el ajo, el azúcar y la sal
- Agregar una taza de agua y cocer todo durante 10 – 15 minutos hasta que la salsa se haya espesado
- Añadir la albahaca, la cebolleta y el chile y cocer durante 20 segundos
- Retirar del fuego y servir acompañado de arroz
04 Calgary to the Emmental
De Calgary al EmmentalCambiar el queso de fundir por gruyer
Andie Pilot Canada
Andie Pilot Canada
Pilot, ciudadana con doble nacionalidad y ahora con 34 años de edad, era una niña que vivía cerca de Calgary cuando probó por primera vez un sándwich de queso fundido en casa de unos amigos. Se trataba, a la manera norteamericana, de una loncha de queso cheddar entre dos rebanadas de pan de molde “Wonder”. Nada más regresar a casa le pidió a su madre que le preparara uno.
“Mi madre sacó su pan de centeno, lo mojó en vino blanco y le puso queso gruyer”, recuerda Pilot.
En lugar de torcer la nariz ante esa versión del sándwich de inspiración suiza, Pilot asegura que descubrió “todo un mundo de manjares”.
A medida que fue creciendo, descubrir nuevas recetas europeas le ayudó a formarse como pastelera, tras lo cual decidió aprovechar su ciudadanía suiza para trasladarse a este país e intentar encontrar trabajo en una panadería.
En la tierra de sus antepasados empezó a descubrir toda clase de recetas interesantes. Descubrió también que necesitaba un espacio para hacer seguimiento de todas ellas y compartirlas con los amigos de Canadá, que le preguntaban cómo hacer una fondue o cómo preparar las galletas de Navidad. Entonces nació su blog, Helvetic Kitchen.
Hoy día, ese blog contiene decenas de recetas ilustradas con atractivas fotos, desde el muy tradicional “Birchermüesli” suizo hasta recetas propias de Pilot con ingredientes suizos, como la mousse de Toblerone o los sándwiches de helado Ovomaltine.
Macarrones y queso de GlarisZigerhöräli
RecetaZigerhöräli (macarrones y queso de Glaris)
- 400 g (4 tazas) de macarrones
- 1 buena porción de mantequilla
- 1 cucharada de harina
- 500 ml (2 tazas) de leche
- 100 g de queso Schabziger, rallado
- 250g (2 tazas) de gruyer o cualquier otro queso duro, rallado
- Nuez moscada, sal y pimienta
- 3 cucharadas de pan rallado
- Mantequilla para cubrir
- Precalentar el horno a 200º Celsius.
- Untar con mantequilla una fuente para horno grande de 2,5 l (10 tazas aproximadamente).
- Poner a hervir una olla grande de agua con sal y una vez que empiece a hervir agregar la pasta.
- Cuando la pasta esté cocida ponerla en un colador.
- Poner otra vez la olla vacía al fuego a temperatura media. Agregar la mantequilla y en cuanto empiece a burbujear añadir la harina, la leche y luego los quesos. Remover hasta conseguir una pasta cremosa y uniforme. Agregar la nuez moscada, la sal y la pimienta al gusto.
- Añadir la pasta y removerlo bien todo.
- Verter la pasta en la fuente de horno untada de mantequilla. Espolvorear con pan rallado y salpicar con botones de mantequilla. Hornear durante 10-15 minutos o hasta que el pan rallado esté crujiente y ligeramente dorado.
- Servir con puré de manzana y cebolla frita.
05 Damascus to Geneva
De Damasco a GinebraLa cocina es una puerta a la integración en la sociedad
Entrevista Nadeem Khadem al-Jamie
RecetaReceta con berenjena
- 500 g de carne picada
- 1 kg de berenjenas (pequeñas)
- 1 cebolla grande, frita (para la salsa)
- 1 taza de pasta de sésamo (tahini)
- 3 cucharadas soperas de pasta de tomate
- 1 cucharada de café de ajo picado (para la salsa)
- 1 cucharada de café de sal
- 1 cucharada de café de pimienta negra
- ½ cucharada de café de salsa picante (para la salsa)
- 2 ½ tazas de yogurt
- ¼ de taza de jugo de limón
- Pan de pita para freír
- Perejil para la decoración
- Granada para acompañar
- Piñones y almendras para la decoración
Preparación:
Para preparar el relleno:
Cocinar la carne picada con la cebolla, los piñones tostados, añadir sal y pimienta al gusto
Para preparar las berenjenas:
Extraer la carne de la berenjena y luego rellenar con la carne picada ya preparada
Para preparar la salsa de tomate:
Poner la pasta de tomate y granada en agua caliente, añadir sal y pimienta y hervir.
Sumergir las berenjenas rellenas en la salsa y dejar hervir durante 5 minutos. Retirar las berenjenas.
Preparar la salsa blanca:
Combinar y mezclar el yogurt, el jugo de limón, ajo, sal y la pasta de sésamo.
Preparar el pan:
En una sartén freír el pan de pita con mantequilla; luego colocarlo en un bol.
Presentación:
Poner una capa base de pan, untarla con salsa de tomate, colocar encima las berenjenas y añadir la salsa blanca.
09 Links
Sobre el tema
La mesa suiza, ayer y hoy
No existe una cocina nacional suiza, pero sí una diversidad de platillos regionales que enriquecen y reflejan la historia social y la realidad política y multicultural de un país que ha sabido de hambre y hoy de un gran consumo alimentario.
Insectos entran a la cocina suiza con toda legalidad
Gusanos, grillos y saltamontes ya pueden ser servidos en los restaurantes y vendidos en los supermercados, merced a las nuevas leyes.
Razones del alto costo de los bistecs suizos
¿Por qué la carne suiza es una de las más caras del mundo? Ganaderos, representantes de grupos de consumidores y expertos de esta industria dan su opinión al respecto.
Estudio para encontrar la fondue perfecta
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich han probado la textura de la fondue de queso, y más en concreto, cómo fluye. O no.