Los bancos alemanes en Irán, amenazados por las sanciones
Los bancos alemanes que en los últimos años se lanzaron a hacer negocios con Irán aprovechando la distensión, podrían tener que abandonar abruptamente el país a causa de las amenazas de nuevas sanciones de Estados Unidos.
Washington dio de plazo a las empresas extranjeras hasta noviembre para que cesen sus actividades en Irán, so pena de ser objeto de unas sanciones sin precedentes.
El giro de 180 grados de Estados Unidos sobre el programa nuclear iraní ha golpeado especialmente a Alemania, que ha invertido mucho desde 2015 para reactivar las relaciones económicas con la República Islámica.
Los grandes bancos alemanes, Deutsche Bank y Commerzbank, se mantuvieron al margen porque ya habían sido sancionados en 2015 por Estados Unidos por violar los embargos contra Irán.
Pero otros bancos de menor tamaño vieron en Irán una oportunidad de desarrollo. Entre ellos el Centro Internacional de Competencia (KCI), fundado en 2008 por seis cajas cooperativas en Tuttlingen para ayudar a los clientes en los mercados sensibles, tanto en Irán como en Sudán.
Desde el acuerdo sobre el programa nuclear iraní de 2015, las exportaciones de Alemania a Irán aumentaron considerablemente, hasta 2.570 millones de euros en bienes en 2016 (+22% interanual) y 2.970 millones de euros el año pasado (+15,5% interanual).
Pese a las amenazas de Estados Unidos, “seguiremos atendiendo a nuestros clientes”, aseguró a la AFP Patrizia Melfi, directora de relaciones internacionales de KCI.
Según ella, hay que “esperar a ver cómo serán las futuras sanciones” antes de decidir. El instituto no quiere renunciar al “fuerte aumento” de la demanda en los últimos años, de compañías que cotizan en el Dax y de toda Alemania pero también de Suiza, indicó Melfi.
Aún así, el trato con Irán se hace con mucha precaución. La financiación solo se hace en euros, el KCI no trabaja con empresas que tengan al menos un miembro de su dirección estadounidense o que posea la tarjeta de residencia permanente en Estados Unidos, y los productos vendidos en Irán no deben contener más del 10% de los componentes de fabricación estadounidense.
Un contexto que exigió “valentía por parte de nuestra dirección”, destacó Melfi.
– Contratos de exportación –
Otros bancos, como el DZ Bank de Fráncfort, que sirve de banco central para más de 1.000 cajas cooperativas locales, sí han decidido retirarse. “Nuestra dirección decidió cesar todos los servicios de pago con Irán”, señaló a la AFP un portavoz.
A causa de ello, el KCI se apoyará en otro socio financiero, la filial alemana del banco público iraní Melli, instalada en Hamburgo. Pero este relevo podría desaparecer si el primer banco comercial de Irán figurara en la lista estadounidense de establecimientos prohibidos, como ya lo estuvo en el pasado.
Para las cerca de 390 cajas de ahorro alemanas, las actividades con Irán consisten principalmente en redactar documentos en torno a contratos de exportaciones. “Eso será examinado todavía con más atención”, apuntó una fuente cercana.
Por su parte, el EIH (Banco Comercial Europeo-iraní), un banco alemán especializado desde 1971 en los negocios con la República Islámica, seguirá “enteramente disponible” para sus clientes, según su página web.
Y para el banco central alemán, competente para intervenir en caso de sanciones financieras de la UE, nada ha cambiado de momento.
Preguntado por la AFP, el “Bundesbank” aseguró que “solo el régimen de sanciones de la Unión Europea [hacia Irán] será determinante”.
Si se impusieran límites de pagos hacia Irán como antes de enero de 2016, cualquier pago que implicara a un socio iraní debería ser aprobado por el Bundesbank.
El grupo de presión bancario alemán, el “Kreditwirtschaft”, instó a Berlín y a sus socios europeos a actuar con transparencia para que los bancos y las empresas estén “eficazmente protegidos ante eventuales sanciones estadounidenses”.
