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Monseñor Óscar Romero: ¡Presente!

Los salvadoreños conmemoraron el 24 de marzo de 2010 el 30 aniversario de la muerte de monseñor Romero. Keystone

Bajo este lema el pasado fin de semana se realizó en Lucerna un encuentro que confirmó la grandeza simbólica dentro y fuera de El Salvador del religioso asesinado hace 30 años.

Muchos representantes del movimiento cristiano y de solidaridad suizos recibieron información de primera mano sobre la situación actual y el difícil camino que transita el nuevo gobierno de Mauricio Funes tras recibir un país marcado por “la impunidad institucionalizada”.

“El compromiso es leer la historia desde la visión de monseñor Romero; sobre todo desde la visión de las víctimas y desde la necesidad de incorporar en el proceso de cambios a las mayorías excluidas de la sociedad salvadoreña”.

Es lo que señaló David Morales, director de Derechos Humanos en la cancillería de El Salvador, sin maquillar los riesgos – incluso el de un golpe de Estado-, que acechan al gobierno de coalición integrado por el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), sectores políticos de centro, e incluso de derecha menos radical que la de ARENA. Esta composición política amorfa obliga a consensos que no son sencillos donde el debate pluralista no es moneda corriente.

Resurge el mensaje de Monseñor Romero

La opción preferencial por los pobres retomada en junio de 2009 por el periodista presidente comienza a abrir espacios de participación popular y a atender los problemas sociales y de seguridad más conflictivos, pero cinco años de gobierno serán insuficientes para corregir la desintegración familiar y los descalabros económicos y sociales remanentes tras 12 años de guerra civil, 70.000 muertos, 7.000 desaparecidos y dos décadas de gobiernos adoradores de lo que la Iglesia llamó el “capitalismo salvaje”.

Los casi seis millones de personas que el pequeño país volcánico acuna en sus 21.000 km2 (la mitad de la superficie de Suiza) aguardan cambios estructurales, posibles sólo a largo plazo. En un cuadro de crisis financiera nacional e internacional, presupuesto nacional en bancarrota, descenso de las remesas que envían los salvadoreños, sobre todo de EEUU, y la violencia casi inmanejable heredada por las pandillas juveniles ‘Maras’ y el crimen organizado no caben las expectativas eufóricas.

Un 40% de la población vive aún con apenas dos dólares diarios. “El Salvador ha vivido de exportar pobres”, dice con amargura el abogado defensor de derechos humanos David Morales refiriéndose a los 2,9 millones de salvadoreños que salieron del país.

Repaso fílmico a los pasos de Monseñor Romero

Es el año 1979: el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua da pie a comentarios y análisis. Muy cerca, en el Salvador, crece un monseñor que superando el miedo personal y su carácter pacifista –hasta conservador, inicialmente–, da voz a los sin voz y proclama desde el púlpito su condena a la represión militar y la injusticia social.

La reducida clase dominante y una parte de la jerarquía católica ven en los “curas progresistas” un peligro inquietante por su sintonía con los postulados de la Conferencia de Medellín y las aspiraciones de los desfavorecidos. Desde el aire se lanzan panfletos o aparecen pintadas de ‘haga patria, mate un cura’.

Con ese telón de fondo, la televisión suiza de expresión alemana encarga a los periodistas Oswald Itten y Otto Honneger un reportaje sobre el portavoz de los sin voz en la reprimida realidad salvadoreña con atisbos de guerrilla activa. Aquellas imágenes de 1979 tienen hoy un valor histórico.

Han pasado 31 años y Oswald Itten –presente en el encuentro de Lucerna-, pondera la oportunidad de haber conocido a un personaje al cual sitúa junto a Mandela y Gandhi por su carisma y la coherencia de sus actos con el mensaje de sus homilías. Monseñor Romero acudió a la radio y el diario del Arzobispado para llevar hasta los hogares más humildes la verdad e informar sobre hechos que los medios de comunicación ‘corrientes’ suelen callar por conveniencia, complicidad o temor.

“Era obvio que a partir de ese documental histórico debíamos hacer una versión actual”, señala a swissinfo.ch Christa Miranda, refiriéndose a un reportaje reciente de la TV suiza que recoge la realidad de El Salvador de hoy, testimonios de quienes conocieron al religioso mártir, autoridades, ciudadanos y miembros de las pandillas juveniles ‘Maras’.

Además, la llegada de un gobierno diferente reanima el interés de los movimientos de solidaridad suizos y europeos, pese a que “Centroamérica desapareció de los radares de la prensa internacional”, precisa la redactora del programa ‘Sternstunde-Religion’.

Del terrorismo de Estado a la esperanza

El presidente Mauricio Funes ha pedido perdón en nombre del Estado por el magnicidio perpetrado hace 30 años por escuadrones de la muerte cuando monseñor Romero oficiaba una misa en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia. Este hecho simbólico abre la posibilidad de llegar a la verdad hasta ahora impedida por una ley de amnistía promulgada en 1993.

La Comisión de la Verdad creada tras la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec señaló como autor intelectual del asesinato al entonces mayor Roberto D’Aubisson, fundador del partido ARENA que gobernaría el país en las dos décadas siguientes e impediría la profundización de la memoria histórica.

La agenda de paz suscrita en 1992 desmontó los aparatos militares del ejército, la policía y las tropas guerrilleras del FMLN, pero no ha tocado a fondo los mecanismos de justicia ni ha propiciado la verdadera reconciliación nacional. Las violaciones a los derechos humanos siguen en espera de sanciones porque aún tropiezan con un fiscal general inactivo en este terreno pese a las recomendaciones internacionales.

Este estado de las cosas agiganta la imagen del prelado que hace 30 años pagó con su vida la defensa de los desfavorecidos. Pero tal como el propio monseñor Romero profetizara, “resucita cada instante en el pueblo salvadoreño” y su enseñanza cobra alcance internacional sin fronteras religiosas ni nacionales.

En ese contexto se inscriben la veintena de actividades que RomeroHaus (Casa Romero de Lucerna) y otras organizaciones realizaron para “sensibilizar a la opinión pública suiza sobre la realidad de hoy en El Salvador e invitar a la reflexión sobre los temas Norte-Sur”, concluye Barbara Müller.

Juan Espinoza, Lucerna, swissinfo.ch

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez nació en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917.

Se ordenó sacerdote el 4 de abril de 1942. En su paso por Roma fue alumno de monseñor Giovanni Batista Montini, más tarde Papa Pablo VI.

Tras alinearse en una Iglesia católica distante de la política, no pudo como arzobispo tolerar la represión y las injusticias bajo la mirada pasiva de la jerarquía religiosa.

Condenó enérgicamente los asesinatos de sacerdotes y campesinos, entre ellos del padre Rutilio Grande. Monseñor Romero se acercó al ‘Documento de Medellín’, origen de la Teología de Liberación.

Murió asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en la capilla de un hospital para enfermos de cáncer. La comunidad internacional condenó enérgicamente ese hecho que daría lugar al conflicto armado de doce años.

Sus restos descansan en la Catedral de San Salvador. Decenas de miles de feligreses visitan su mausoleo.

Los acuerdos de paz de 1992 han desactivado formalmente el conflicto armado; el FMLN se ha convertido en partido político y el país experimentó mejoras en las condiciones sociales y económicas sin apenas tocar las estructuras del sistema judicial inoperante en la investigación y sanción a los derechos humanos.

El gobierno de Funes, periodista surgido de la UCA (Universidad Católica), recoge la visión de Monseñor Romero y opta por una línea similar a la de Lula en Brasil.

El FMLN tiene 35 parlamentarios y gobierna en coalición con otros sectores.

El país recibe del Banco Mundial un paquete adicional de asistencia de 250 millones de dólares para el programa anticrisis del presidente Funes en protección social, educación, salud y creación de empleo.

Población: 5,7 millones de habitantes

Superficie: 21.000 km2

Moneda: colón, dólar estadounidense

PIB per cápita: 2.850 dólares anuales

Exportaciones: textiles, café azúcar, atún químicos, papel

Religión: católica (52%) y gran número de protestantes

Expectativa de vida: 69 años (hombres), 75 años (mujeres)

El Salvador es uno de los países que la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) apoya preferencialmente en Centroamérica.

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