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Por qué las mujeres con talento desaparecen de las universidades suizas

A las mujeres les queda un largo camino por recorrer en el mundo académico. Keystone
En Suiza el mismo número de hombres y mujeres realizan el doctorado, pero el porcentaje de mujeres disminuye en los posdoctorados. La Universidad de Basilea, gracias a un programa innovador, está consiguiendo que las mujeres se reincorporen al mundo académico.    

“Muchas mujeres con talento desaparecen de la universidad en el nivel posdoctorado”, indica Beate Böckem de la oficina de Igualdad de Oportunidades de la Universidad de Basilea.

Con las estadísticas de 2016 en la mano, la Universidad de Basilea muestra claramente cómo la presencia de mujeres disminuye a medida que se sube en el escalafón universitario.  

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La fase posdoctoral que, por lo general, va desde finales de la veintena hasta mediados de la treintena, es clave para establecerse como investigador en la comunidad académica, dice Böckem. Y viene a coincidir con el momento en el que muchas personas comienzan a formar una familia. Algunas mujeres, ante la dificultad de conciliar vida familiar y trabajo, lo abandonan o buscan un empleo más flexible. 

Para no desperdiciar este valioso grupo de talentos, la Universidad de Basilea ha creado ‘Stay on Track’Enlace externo, un proyecto dirigido a estudiantes de posdoctorado que vuelven a su trabajo después de disfrutar del permiso de maternidad. El objetivo es ofrecerles ayuda básica durante un semestre y que así puedan centrarse en su investigación.

¿Qué es un posdoctorado? ​​​​​​​

Llegar a ser catedrático sigue siendo el objetivo más significativo en la carrera académica. Un paso básico hacia ese objetivo es doctorarse, aunque es más importante todavía lo que viene después: la fase posdoctoral, afirma Beate Böckem. Ahí es donde uno se establece como investigador y para ello debe acreditarse en la investigación, conseguir financiación, ir a otras universidades, obtener la Habilitación (cualificación académica en el mundo de habla alemana que permite ser profesor en la universidad) y publicar artículos en revistas de prestigio.

Desde que en 2014 el programa se puso en marcha, ‘Stay on Track’ ha ayudado a más de 40 mujeres investigadoras, según explica Beate Böckem, su coordinadora. 

Apoyo específico

Una de ellas es la historiadora de cine y arte Eva Kuhn, madre de un niño de 15 meses. En su caso, ‘Stay on Track’ contrató a una profesora que se hizo cargo de uno de sus seminarios semanales cuando ella volvió de su permiso de maternidad. Gracias a esto Kuhn pudo concentrarse en organizar un congreso internacional de tres días sobre la obra de la artista y cineasta belga Chantal Akerman, un proyecto “que significa mucho para mí”, confiesa.  

Para Kuhn el simposio (del que se va a sacar una publicación) fue todo un éxito. “Mirando hacia atrás, veo que ha sido un paso clave en mi carrera. Y sin este apoyo no hubiera tenido ni el coraje ni la energía para ponerlo en marcha”, explica.

La fitóloga Cristina Moreno es madre de dos hijos menores de tres años. Estudia cómo responden las plantas al cambio climático y lo hace empleando colecciones de herbarios. Gracias a ‘Stay on Track’, la científica ha podido contratar a estudiantes para preparar las 3 000 muestras que previamente ella había tomado para analizar isótopos. Es un trabajo rutinario que exige mucho tiempo.

“Fue muy importante para mí. De lo contrario hubiera tenido que estar mucho más tiempo lejos de mi familia”, señala. “Cuando no estaba en el laboratorio, podía concentrarme en otras cosas como analizar mis resultados previos y asistir a conferencias”.

La ventaja de ‘Stay on Track’ es que el formulario de solicitud es fácil de rellenar; para la universidad es relativamente sencillo de organizar y, según Böckem, no cuesta demasiado. Además tiene apoyo de alto nivel.

“La Universidad de Basilea es muy consciente del techo de cristal que existe para las mujeres investigadoras”, indica el vicepresidente de la universidad, Edwin Constable, que ha dado su apoyo personal a este proyecto.

“Creemos que con el programa ‘Stay on Track’ la Universidad de Basilea ha desarrollado un modelo de buenas prácticas para respaldar en sus carreras académicas a excelentes investigadoras. Un modelo que podría adoptarse a escala nacional”.

Sistemas culturales y de carrera

La maternidad no es la única razón por la que las mujeres chocan con el techo de cristal académico, sostiene Böckem. Se necesita también un cambio de cultura lejos de muchas horas de trabajo y rígidas estructuras de promoción. Porque todavía a veces prevalecen actitudes que cuestionan el compromiso de las mujeres por el mero hecho de intentar conciliar la recogida de la guardería y el trabajo de laboratorio, por ejemplo.

Para Sabine Felder, secretaria general adjunta de la organización swissuniversities, aparte de razones históricas y familiares, existe también la cuestión de la “pareja de doble carrera”. Las mujeres académicas a menudo son más jóvenes que sus parejas. “Las contrataciones de estas mujeres, que siguen a sus parejas con nombramientos de primer nivel en las universidades, son de segundo orden y afectan tanto a la diversidad de materias como al número de mujeres”, responde a swissinfo.ch por correo electrónico.

Y añade que se necesitan, por tanto, medidas en varios niveles (“solucionar el tema de las mujeres, corregir la institución, asegurar la producción de conocimiento”).

A principios de marzo, el gobierno puso en marcha el último programa de igualdad en la universidad, P7 2017-2020, que cuenta con un presupuesto de 12 millones de francos suizos (12 millones de dólares) y que incluye, por primera vez, los 27 institutos de educación superior.   

A diferencia del programa 2013-2016, cuyo objetivo era que a finales de 2016 hubiera un 25% de catedráticas y un 40% de profesoras auxiliares, el nuevo no establece metas de ese tipo. Y es que los objetivos del programa anterior resultaron ser demasiado ambiciosos (a pesar de que algunas universidades de manera individual lo consiguieron). Pero, como señala Felder, se ha logrado que esta cuestión figure entre las prioridades de las universidades.

Según explica Felder, ahora corresponde a los institutos de educación superior, de manera opcional, implementar esos objetivos en sus propios planes de acción. Y agrega que se centrarán en las culturas de liderazgo en las diferentes disciplinas, como medicina y economía, porque pueden ser muy diferentes.

Largo camino por delante

Suiza no es el único país en el que las jóvenes académicas luchan por dejar huella. Alemania y Francia, al igual que los países escandinavos, muestran una falta similar de catedráticas.  

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El camino todavía es largo. Pero Moreno, la científica de la Universidad de Basilea, explica que los jóvenes académicos no deben sacrificar la posibilidad de tener una familia, “aunque saben que es muy complicado”. El apoyo y la buena planificación son clave, dice.  

Para Kuhn ser madre ha tenido un efecto positivo también en su pensamiento científico y en sus ambiciones. Aunque es consciente de que, dadas las dificultades –y alegrías– que un niño trae consigo, esto no le viene regalado. Y es justo ahí donde llegan proyectos como ‘Stay on Track’.    

“En mi opinión, ayudas como esta son imprescindibles para garantizar la próxima generación de investigadores y la calidad de su trabajo”, puntualiza.

Traducción del inglés: Lupe Calvo

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