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Suiza pierde brillo para las firmas extranjeras

La llegada de varias multinacionales ha cambiado el rostro urbanístico de Zug. Keystone

La capacidad de atraer a multinacionales a su territorio fue durante décadas una fuente vital para la economía suiza. Pero las crecientes críticas dentro y fuera del país por el trato generoso que reciben los corporativos amenaza con descarrilar esta ‘industria’.

“Los rivales de Suiza en el intento de atraer empresas a su territorio con esquemas fiscales favorables son cada vez más agresivos”, alerta Rudolf Wehrli, presidente de la Federación de Empresas Suizas (economiesuisse). “Las excelentes condiciones marco corren el riesgo de esfumarse si las comparamos con las que ofrecen otros países”.

Presionada por la Unión Europea (UE), Suiza se enfrenta a una inminente revisión del régimen fiscal que aplica a los corporativos extranjeros.

Bruselas exige a los cantones terminar con las rebajas fiscales “discriminatorias” que conceden a las multinacionales que generan sus beneficios en el exterior y demanda que las graven con las mismas tasas impositivas que aplican a los corporativos suizos.

Inquieta por el alarmante ritmo al que las multinacionales pierden el interés por establecerse en Suiza, economiesuisse abordó este problema durante su reunión anual en agosto. El balance que arrojó el encuentro celebrado en Lausana fue aleccionador para la economía suiza.

En la cima de la lista de preocupaciones figura el ajuste inminente que vivirá el régimen fiscal que ofrecen los cantones a los corporativos. Pese a resignarse a las inevitables reformas para sacudirse los reclamos de la UE, el Gobierno helvético también tiene pendiente un mandato de negociación.

Más de 6.500 empresas extranjeras operan en Suiza, muchas tienen sedes regionales, centros de investigación o divisiones administrativas en este país.

De acuerdo con economiesuisse, las multinacionales emplean a 430.000 personas (11% de los empleos totales) y han generado dos tercios del crecimiento económico en la última década, así como inversiones por 650.000 millones de francos suizos en Suiza.

Su peso y relevancia varía de un cantón al otro. Su proporción es mayor en Zug, Ginebra y Vaud que en otros.

La Cámara de Comercio Suizo-Americana estima que las multinacionales generaron el 43% de la riqueza de Ginebra en 2010 y el 41% de la riqueza de Vaud. En ambos cantones crearon de dos tercios de los nuevos empleos entre 2000 y 2010.

La Asociación de Ciudades suizas advirtió en agosto que las ciudades y los municipios suizos podrían perder 1.500 millones de francos de ingresos anuales, si se eliminaran las exenciones fiscales para las empresas extranjeras y se redujeran los forfaits fiscales para empresas.

Cuidado con los competidores

En el primer borrador del citado mandato, Suiza propone incluir conversaciones bilaterales sobre temas que no tienen vínculo directo, como un mejor acceso de las instituciones financieras suizas al mercado europeo. Sin embargo, Bruselas ha dejado claro en reiteradas ocasiones que no tolerará esta clase de negociaciones duales.

Suiza pide, además, que la UE retire la amenaza de represalias, como tarifas comerciales punitivas sobre los productos suizos, antes del inicio de las negociaciones.

La demora para alcanzar acuerdos concretos está ahuyentando a las empresas que aprecian las garantías de estabilidad al hacer negocios. Wehrli teme que los rivales de Suiza aprovechen la situación para arrebatarle las multinacionales y, de paso, los ingresos fiscales correspondientes.

“Los competidores son muy agresivos a la hora de atraer empresas a su territorio y echan mano de esquemas impositivos favorables, además de regalos de bienvenida y localizaciones subvencionadas. Nuestras excelentes condiciones marco pueden evaporarse si se comparan con las ofertas ventajosas que reciben los inversores en otros países”, señala a swissinfo.ch.

En alusión al aumento de los salarios y los alquileres en Suiza afirma que “la competitividad de un país no debe ser dada por hecho, y cuando una economía la consigue debe ser consciente de que no durará si la descuida”.

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Bienvenida al retroceso

La mayoría de los principales atractivos de Suiza para los negocios internacionales siguen intactos: redes de transporte de primer nivel; estupendos centros de investigación y educación vinculados al sector productivo; una fuerza laboral altamente cualificada y multilingüe; una localización estratégica en el centro de Europa; además de ser una de las economías más sólidas y poseedora de un sofisticado sistema financiero.

Sin embargo, la alfombra de bienvenida comienza a lucir sucia ya que la opinión pública se manifiesta cada vez más contra los gigantes corporativos.

Inconformes con carreteras congestionadas, trenes abarrotados y precios de viviendas por las nubes, cada vez más ciudadanos señalan con un dedo acusador a las multinacionales y a sus empleados como responsables de estos problemas.

La evidencia más concreta de este sentimiento de inconformidad frente al capitalismo extranjero se ha dejado ver claramente en el barómetro de los sentimientos de la población suiza: las iniciativas y los referendos.

En marzo, los suizos aprobaron la iniciativa Minder para limitar los salarios de los altos ejecutivos. El 24 de noviembre rechazaron, en cambio, la iniciativa 1:12, por la que el sueldo máximo no debía ser doce veces superior al salario más bajo en la empresa.

Una encuesta anual de Ernst & Young sobre firmas extranjeras reveló que el número de empresas foráneas que llegan a Suiza o expanden sus operaciones se redujo de 124 en 2007 a 61 en 2012.

El número de nuevos empleos creados gracias a la inversión extranjera cayó un 40% en 2012, según el diario Neue Zürcher Zeitung.

El número de bancos extranjeros presentes en Suiza pasó de 145 a principios de 2012 a 129 en mayo de 2013.

Inconformidad de los suizos

En los dos próximos años se sumarán otras iniciativas. Una para endurecer el régimen fiscal sobre las herencias; otra para limitar la población extranjera con derecho a vivir y trabajar en Suiza.

Las vapuleadas firmas extranjeras y las principales fortunas privadas también padecen la resaca del colapso financiero internacional. Algunos cantones ya han eliminado los regímenes fiscales especiales para la población acaudalada que ha decidido mudarse a Suiza, presionando al Gobierno para que adopte medidas semejantes a escala nacional.

“Dondequiera que voy las compañías multinacionales me preguntan si Suiza sigue siendo un país propicio para la actividad empresarial, porque por el momento no se sienten bien vistos aquí”, dice Martin Naville, director de la Cámara de Comercio Suizo-Americana.

“No estamos observando un éxodo importante de compañías extranjeras”, aclara a swissinfo.ch, “pero son enormes los riesgos que Suiza afronta los próximos dos o tres años. Nos enfrentamos a muchas cuestiones importantes que merecen toda la atención y seriedad”.

“Los semáforos no están en rojo para las multinacionales, pero ya han cambiado al ámbar”.

(Traducción del inglés: Andrea Ornelas)

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