Perspectivas suizas en 10 idiomas

“Léele cuentos a tu hijo en tu idioma”

Libro infantil y cartulinas de colores para niños
Gentileza: Mónica Subietas

Muchos niños en Suiza crecen en hogares en los que al menos uno de los progenitores habla español. En algunas ciudades del país se organizan talleres de cuentacuentos en español con un doble objetivo: ayudar a los padres a que los pequeños se familiaricen con la lengua de Cervantes y fomentar la lectura en familia.


Mujer con camisa blanca, tejanos y folios en la mano sentada en el suelo y mirando a cámara
Mónica Subietas, periodista y escritora, es autora de dos novelas y un cuento infantil. Nació en Barcelona y desde niña siempre habló en catalán con su padre y en español con su madre. Reside en Zúrich desde hace diez años y está casada con un ciudadano suizo, al que conoció en el ‘Café Zúrich’ de Barcelona, y con el que tiene una hija de 8 años. @Luis Lumbreras

La sociedad suiza es una de las más multiculturales del mundo fruto de la inmigración. En este país viven hoy más de dos millones de ciudadanos extranjeros que representan el 25% de la población total. Y casi la mitad de las parejas que deciden unirse en matrimonio están formadas por cónyuges de nacionalidades diferentes. De estos denominados ‘matrimonios binacionales’ nacen niños que crecen con dos o incluso más idiomas.

El Instituto Suizo para los Medios de Comunicación Infantiles y JuvenilesEnlace externo (SIKJM, por su sigla en alemán) anima a las familias migrantes a mantener su propia lengua y a comunicarse con sus retoños en el idioma que mejor dominan. Y para apoyar a los padres en esta tarea educativa ha creado el proyecto ‘Regálame un cuento’Enlace externo [Schenk mir eine Geschichte, en alemán]. Se trata de sesiones de cuentacuentos en varios idiomas que se llevan a cabo en diferentes municipios de la Suiza de habla alemanaEnlace externo (español en los cantones de Argovia, Basilea, Lucerna, Schaffhausen, Turgovia, Zug, Zúrich), y francesaEnlace externo (español en Lausana y Renens, cantón de Vaud).

Los talleres “se celebran en bibliotecas multiculturales”, que disponen de libros en muchos idiomas, pues “lo que se pretende es que los niños tengan acceso a cuentos de calidad”, explica Mónica Subietas. Esta barcelonesa es la animadora del taller en español que tiene lugar los miércoles por la tarde en la biblioteca HardauEnlace externo de Zúrich. “La única diferencia con un cuentacuentos ‘normal’ es que los padres están presentes”. Y es que el objetivo no es solo fomentar la lectura en familia, sino también la interacción entre padres e hijos a través de distintas actividades. La cita semanal “es un rato que los padres dedican tiempo de calidad a sus hijos”.

Además del español, estos cursos se imparten en más de diez idiomas –árabe, albanés, bosnio, croata, serbio, portugués, ruso, somalí, tamil, trigiña (Etiopía), persa, turco– y están dirigidos especialmente a familias que proceden de culturas donde no existe o se ha perdido la tradición de contar cuentos a los niños, o de países donde los libros infantiles no están al alcance de todos los bolsillos.

El cuento de los miércoles

Los talleres de 90 minutos cada uno están dirigidos a los peques en edad preescolar, de 2 a 6 años, y son gratuitos. La actividad consiste en leer un cuento y hacer una manualidad que tenga que ver con el cuento.

Mónica lo ilustra con un ejemplo: Después de leer ‘Las emociones de Nacho’, cuyo protagonista tiene “4 o 5 años –que es la edad de los niños que vienen a la lectura–, hicimos una cara con cartulinas, en la que se podían mover la boca y las cejas, con lo cual ellos podían expresar emociones”.

Dos niños hacen manualidades con una animadora
Gentileza: Vanesa Colsa

Los talleres incluyen también juegos “que no tienen nada que ver con el cuento” y cuya finalidad es estimular “la motricidad fina, la memoria, la concentración”. Y mientras juegan, los peques se comunican e interactúan entre sí. ¿En qué idioma? “Es curioso, no había caído… Pero sí, interactúan en español”, responde Mónica Subietas. Es más. Hay dos hermanas que participan en el taller cuya lengua materna es el francés, pero “mientras estamos en el grupo solo hablan en español entre ellas”, asevera la animadora. Es un reflejo de que adquieren la lengua de “una manera muy natural”.

La lengua de papá

La mayoría de los niños son hijos de parejas mixtas: hablan español con uno de los progenitores –en muchos casos con el padre–, pero su lengua materna es el alemán u otro idioma. “Algunos hablan muy bien español o tienen muy buena comprensión. Otros apenas lo hablan”.

No importa, porque la animadora no solo lee el cuento, sino que escenifica el relato y utiliza los gestos o la mímica para captar la atención de los niños. Y de esta manera van adquiriendo vocabulario.

Curiosamente, son las madres –“algunas entienden, pero no hablan español”– las que acompañan a sus retoños al cuentacuentos para que se familiaricen con la lengua de papá, “con el que pasan menos horas y por eso necesitan reforzar el español”, indica Mónica. “Papás no tengo ninguno. Ya me gustaría”, dice. Sin embargo, reconoce que seguramente se debe a que la cita es de las 16.00 a las 17.30 los miércoles, es decir, en horario laboral.

Consejos y experiencia personal

Mónica Subietas es madre de una niña de 8 años, que “habla alemán [estándar], suizo alemán [dialecto de Zúrich], español e inglés”, el idioma en el que “mi marido y yo nos conocimos y no hemos podido cambiar”, confiesa. En familia, la pequeña suele expresarse en español cuando se dirige a Mónica y en dialecto de Zúrich cuando habla con su padre “y a veces nos suelta cosas en inglés”, se ríe. “Es una pequeña Babel mi casa”.

Evidentemente, la niña “tiene muchas interferencias del ‘Züridütsch’ [dialecto de Zúrich]. Por ejemplo, si la peque le dice “el vaso está kalt”, ella le contesta: “Sí, el vaso está frío porque…”. En lugar de corregirla, “lo que hago es situar la palabra en un contexto”.

Hasta la fecha su hija no ha intentado hablarle en otro idioma que no sea el español, pero en algún momento sí le ha reprochado que las otras mamás hablan ‘Züridütsch’, a lo cual Mónica le contesta: “Bueno, pero las otras mamás probablemente no hablan cuatro idiomas como yo. Y las otras niñas puede que tampoco hablen tantos idiomas como tú”.

Su hija siempre ha visto el multilingüismo “como una riqueza, no como algo negativo que la diferencie de los demás. Nunca ha sido un problema ni dentro ni fuera de casa”. Una de las normas que los expertos recomiendan para criar niños bilingües (o multilingües) es: “Un padre, un idioma. Y eso lo cumplimos a rajatabla”.

Además, Mónica y su esposo han inculcado a su hija el gusto por la lectura. “Si quieres que tu hijo aprenda un idioma, léele cuentos en ese idioma. Y lee tú también. Porque si ellos lo ven como algo que a ti te gusta, te van a imitar. Y es fundamental que sean los dos padres, cada uno en su idioma”.

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