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Pide Nestlé nuevo TLC agroalimentario con la UE

Muchos campesinos helvéticos estarían en riesgo de quiebra. Keystone

Es el único camino para que los productos que manufactura en Suiza el gigante de Vevey sean competitivos en Europa dentro de algunos años.

Los campesinos helvéticos rechazan el acuerdo porque saben que muchos de ellos tendrían que cerrar. Mientras, los gobiernos suizo y europeo analizan a fondo el tema.

El reto para el campo suizo es claro: “Renovarse o morir”.
Sus productos son entre 40 y 45% más caros que sus equivalentes comerciados por los vecinos de la Unión Europea (UE). Y de cara a una globalización económica que no concede pausas ni retrocesos, Suiza está obligada a actuar.

La metamorfosis consiste en negociar un Tratado de Libre Comercio Agroalimentario (TLCA) que eliminaría subvenciones al campo y derribaría las barreras arancelarias que aún existen.

Los términos del acuerdo son analizados actualmente por expertos técnicos tanto de la Unión Europa (UE) como de la Confederación Helvética, pero su virtual alcance provoca revuelo.

Los campesinos helvéticos se manifiestan abiertamente en contra porque perderían apoyos gubernamentales y muchos de ellos corren el riesgo de desaparecer.

En contrapartida, los gigantes del sector agroalimentario, con Nestlé a la cabeza, ejercen cada vez más presión para que el tratado se haga realidad lo más pronto posible.

Inventario de la relación

¿Por qué tendría interés Suiza en negociar un TLC agroalimentario con la Unión Europea (UE) si no quiere ser parte de la UE?

Por razones estrictamente económicas.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Economía hasta a junio del 2008, este año, 75% de las exportaciones agrícolas helvéticas se dirigirán a la UE, ventas que equivalen a más de 3.500 millones de francos suizos.

En contrapartida, Suiza importa a la UE bienes agrícolas por más de 8.000 millones de francos suizos, que representan a su vez 80% de las compras de ese tipo de productos que realiza en el extranjero.

Y por décadas, Suiza se ha mantenido fuera de los “precios de mercado”. Sus productos son tan caros, con respecto a los equivalentes que ofrecen sus vecinos, que el único camino para competir en el futuro es igualar su oferta a los otros mercados.

Una segunda razón está ligada a la Política Agrícola 2011, o serie de principios que regirán el campo suizo en menos de tres años, que exigen una mayor competitividad por parte del agro helvético a través de la eliminación de políticas proteccionistas. Es decir, menos subvenciones a los campesinos, aunque esto represente su desaparición.

Presión en ambos frentes

Sin un Acuerdo de Libre Comercio Agrícola (ALCA) entre Suiza y la Unión Europea, la producción helvética de Nestlé está en riesgo, afirmó el pasado 31.08, el gigante alimentario.

Roland Decorvert, responsable de Nestlé Suiza, refirió a la publicación Sonntag que dado que dos tercios de los productos fabricados por Nestlé Suiza son exportados; a partir del 2013, con la supresión de subvenciones que tiene prevista el gobierno suizo, la diferencia en los precios de las materias primas suizas será imposible de enfrentar.

Nestlé asegura que el mejor camino para que la industria agroalimentaria salga bien librada es negociar un TLC con la UE que abra fronteras e induzca una reducción paulatina en los precios de las materias primas locales.

Acepta que “sería doloroso para algunas empresas”, sin aclarar que las afectadas son las más pequeñas.

Pero, desde su perspectiva, “no hay razón para pensar que la agricultura y la industria alimentaria suizas no serán capaces de atravesar dicho proceso con éxito”. Para evitar un impacto negativo sugiere incluir medidas de acompañamiento.

Los campesinos, sin embargo, no opinan lo mismo.
El 80% de las pequeñas explotaciones familiares (cinco miembros en promedio) están en contra de dicho TLC, según Christophe Eggenschwiler, responsable del Departamento de Economía y Política de la Unión Suiza de Campesinos (USP por sus siglas en francés).

La USP argumenta que los campesinos locales jamás serán capaces de competir con los europeos en igualdad de circunstancias, y que como consecuencia, la mitad de los negocios agrícolas helvéticos desaparecerían si hay un TLC.

Ganadores y perdedores

A juicio del Ministerio de Economía, un nuevo acuerdo agroalimentario es viable y conveniente para Suiza como país porque permitiría una reducción de entre 30 y 35% en los precios que pagan los consumidores.

La Confederación Helvética perdería 700 millones de francos suizos por los ingresos aduaneros, pero se vería compensada por un mayor crecimiento de la economía.

El ministerio aclara que “la autonomía de la política agrícola suiza no está en riesgo. Es verdad que el impacto sería mayor que el que produciría la conclusión de la Ronda de Doha de la OMC –que liberalizaría el comercio mundial-, pero menor que la que generaría la adhesión de Suiza a la UE”.

La UE es un mercado de 450 millones de consumidores que se abriría completamente a los productos suizos y la buena reputación de los mismos empujaría las ventas suizas.

El gobierno suizo estima que la industria lechera se cuenta entre los ganadores por la calidad de su producto.

Productos transformados como chocolate, galletas, sopas preparadas, dulces, ya están listos para competir.
Y serían sectores como el de semillas, abono, productos fitosanitarios, alimentos para animales, máquinas, equipo o harinas, los que tendrían que reforzar su competitividad, puntualizó.

swissinfo, Andrea Ornelas

Suiza firmó su primer Acuerdo de Libre Comercio con la UE en 1972. Le siguió un acuerdo en materia de seguros (1989), los Acuerdos Bilaterales I (1999) y los Acuerdos Bilaterales II (2004).

Aunque Suiza no es miembro de la UE, 80% de sus importaciones y 75% de sus exportaciones se realizan a esta región.

Desde el 1 de junio del 2007, los suizos pueden trabajar libremente en la UE y viceversa (salvo en los casos de Rumania y Bulgaria).

La agricultura representa 1,3% del PIB suizo.

El campo suizo genera 2,6% del empleo total del país, es decir, unas 92.000 personas.

De 1990 a la fecha han desaparecido 30.000 pequeñas empresas agrícolas familiares.

Los suizos no tienen interés en adherirse a la Unión Europea (UE), pero están completamente a favor de la existencia de acuerdos económicos y políticos que regulen la relación entre ambos.

En 1999, firmaron una serie de acuerdos bilaterales que incluían temas como el agrícola, que entraron en vigor el 1 de junio del 2002.

En su momento, el objetivo fue reducir aranceles, pero siempre protegiendo a los sectores y productos estratégicos.

En 2006, el Ministerio de Economía exploró la viabilidad, ventajas y desventajas de negociar un nuevo acuerdo de libre comercio agroalimentario entre Suiza y la Unión Europea (UE). Y en marzo del 2008, el Gobierno aprobó el mandato para negociarlo.

De materializarse, se abriría el mercado agroalimentario entre Suiza y la UE.

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