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Política exterior

El final de la Guerra Fría ha permitido a Suiza desarrollar una política exterior más activa. En los últimos años ha asumido un papel cada vez mayor de país mediador y representante de los intereses diplomáticos.

Los denominados ‘buenos oficios’ de Suiza tienen una larga tradición y, junto con el mandato de ‘potencia protectora’, constituyen un pilar importante de la política helvética en materia de paz. El Ministerio suizo de Asuntos Exteriores está dispuesto a asumir un papel mediador en las negociaciones diplomáticas y respaldar los esfuerzos destinados a alcanzar un acuerdo de paz y una solución pacífica de un conflicto. En los últimos años, Suiza ha acompañado más de 30 procesos de paz y ha encabezado, entre otros, los procesos de mediación entre Armenia y Turquía, así como entre Georgia y Rusia. En los últimos siete años, el Ministerio de Exteriores ha participado en más de 15 negociaciones de paz, entre ellas: Sudán, Colombia, Nepal, Myanmar (exBirmania), Sri Lanka, Mali y Siria).

Suiza suele ser escenario de varias negociaciones internacionales, como las recientes sobre el programa nuclear de Irán o los esfuerzos para resolver la crisis siria.

Pero Suiza también ha atravesado momentos difíciles en sus relaciones diplomáticas. La detención en Ginebra de Hanibal, el hijo de Muamar Gadafi, desató una crisis que llevó a Trípoli a cerrar las empresas suizas en Libia, suspender los vuelos y prohibir durante meses que los empresarios suizos salieran de Libia. Gadafi dejó libre a uno de ellos y envió al otro a la cárcel (fue puesto en libertad posteriormente). Las relaciones bilaterales fueron gélidas hasta el derrocamiento del coronel libio.

Para más información consulte la página del Ministerio suizo de Asuntos ExterioresEnlace externo.

Buenos oficios

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Legación suiza al servicio de terceros

Este contenido fue publicado en Un Estado asume la función de potencia protectora cuando dos Estados en conflicto rompen sus relaciones diplomáticas. La potencia protectoria retoma entonces una parte de las tareas de la representación ordinaria. Representa los intereses de un Estado en un tercer Estado. Asegura la protección de los ciudadanos del primero en el territorio del segundo. Sus…

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El proporcionar ‘buenos oficios’ sigue siendo una finalidad de la política exterior suiza. Los ‘buenos oficios’ incluyen salvaguardar los intereses de terceros. Actualmente, el país tiene seis mandatos de ‘potencia protectora, cuyo número alcanzó un pico durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos mandatos incluyen algunas labores consulares y/o diplomáticas en el caso de una ruptura parcial o total de las relaciones con un Estado. Y permiten a los Estados mantener relaciones de bajo nivel y brindar protección consultar a los conciudadanos del país concernido.

Suiza puede tomar la iniciativa de actuar entre los dos países o cumplir esta función a petición de una de las partes, a condición de que todas ellas estén de acuerdo. 

Además de representar los intereses de Irán en Egipto (desde 1979), Suiza ha representado los intereses de Estados Unidos en Irán desde 1980. A mediados de febrero de 2016, Suiza aceptó actuar como ‘potencia protectora’ entre Irán y Arabia Saudí. Berna representa los intereses iraníes en Arabia Saudí y los intereses saudíes en Irán.

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Suiza ha actuado como ‘potencia protectora’ de Rusia en Georgia desde 2008 y de Georgia en Rusia desde principios de 2009.

Berna también representó los intereses de Washington en Cuba desde 1961 y los de La Habana en Estados Unidos desde 1991. Este mandato concluyó en julio de 2015, cuando ambos países reanudaron sus relaciones diplomáticas.  

Suiza y la UE

Suiza no es miembro de la Unión EuropeaEnlace externo. Sin embargo, el país forma parte del Espacio Schengen, un área libre de controles fronterizos externos y con una política común de visados. 

En 1992, los electores rechazaron por estrecho margen la adhesión el Espacio Económico Europeo. Los otros tres países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), Islandia, Liechtenstein y Noruega, decidieron entrar a formar parte del EEE, aunque la EFTA sigue existiendo.

En junio de 2016, el Parlamento decidió retirar formalmente la solicitud suiza de adhesión a la UE, que estaba inactiva desde 1992.  

Debido al sistema de democracia directa, una solicitud de adhesión efectiva a la UE tendría que ser sometida a votación nacional en Suiza y obtener la mayoría de votos de los ciudadanos y de los cantones (doble mayoría). 

Esta tibia actitud con respecto a la UE obedece a varios factores. La UE es percibida como deficitaria en materia de instituciones democráticas y se considera que harían falta muchas restricciones en el habitual sistema suizo de la iniciativa popular y el referéndum (democracia directa) para compatibilizarlo con las normas de la UE. Los costes también preocupan, porque Suiza se convertiría en un contribuyente neto a las arcas de la UE, y hay dudas también sobre la compatibilidad de la neutralidad helvética con la normativa de la UE. 

La respuesta pragmática del gobierno suizo desde 1992 es el establecimiento de conversaciones bilaterales con la UE y la firma de más de 20 acuerdos bilaterales importantes.

Sin embargo, estos acuerdos bilaterales quedaron en entredicho el 9 de febrero de 2014, cuando los suizos aprobaron una iniciativa para limitar la llegada de inmigrantes. Para Bruselas, esta decisión viola el acuerdo de libre circulación de personas entre países miembros de la UE que Suiza ha firmado.

Suiza confía en entablar negociaciones (que serán difíciles) con Bruselas sobre los cupos de inmigrantes y los acuerdos bilaterales. Bruselas decidió aplazar esas negociaciones hasta conocer el resultado del referéndum del Brexit (salida de Gran Bretaña de la UE). El Gobierno suizo dispone de tiempo hasta febrero de 2017 para encontrar una solución al tema de la inmigración comunitaria que respete la voluntad que expresaron los suizos en la urnas (limitar la inmigración) y que sea aceptable para la UE (libre circulación de personas). En diciembre de 2016 el Parlamento llegó a un acuerdo de compromiso por el que se decidía modificar la ley para dar prioridad a los trabajadores suizos en lugar de fijar cuotas para los trabajadores de la UE. Sin embargo, la ley no podrá ser todavía modificada ya que es probable que los ciudadanos se pronuncien sobre una iniciativa a favor de revocar las cuotas para los trabajadores de la UE.

Suiza es también miembro del Pacto de Estabilización en el Sureste de Europa y ha aportado más de 1.000 millones de francos a favor de los nuevos países de la Europa Oriental.

Para asegurarse de que Suiza no sufrirá discriminación al no ser miembro de la UE, la legislación suiza en muchos campos, incluyendo el del comercio, ha sido redactada conforme a la de la UE. Pero la indicación más clara de que el asunto está en suspenso es que el gobierno suizo ya no tiene como un objetivo inmediato el ingreso en la Unión Europea. Tal afiliación es señalada ahora como “una opción”.

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