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“No se trata de derrocar al régimen”

Expertos de la ONU inspeccionan una zona que presuntamente fue escenario de un ataque con gases tóxicos en un suburbio de Damasco. Reuters

Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados se preparan para una probable acción militar contra Siria que podría producirse en los próximos días. Uno de los objetivos subyacentes es obligar a las partes en conflicto a sentarse a negociar, sostiene el profesor de Ciencias Políticas Markus Kaim.

El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Lakhdar Brahimi, lo dijo alto y claro el pasado miércoles: el derecho internacional es inequívoco y exige la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU para toda acción militar en respuesta al ataque presuntamente con armas químicas perpetrado la semana pasada en Damasco.

Los dirigentes occidentales, sin embargo, se han manifestado dispuestos a intervenir sin el aval del Consejo de Seguridad. Para justificar un ataque punitivo limitado y obtener un amplio apoyo internacional, han hecho hincapié en intervenciones similares precedentes que también pretendían proteger a la población civil.

El Ministerio helvético de Asuntos Exteriores ha condenado firmemente “las graves violaciones del derecho internacional humanitario que culminaron con el presunto uso de armas químicas” en Siria.

“Suiza está extremadamente preocupada por la situación política y humanitaria en Siria”, declara el Ministerio en un comunicado emitido el 28 de agosto. Considera que “hay que hacer todo y con urgencia para proteger a la población civil, conforme a las reglas humanitarias”.

Suiza deplora que en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU “no se haya conseguido una respuesta internacional común y eficaz a la tragedia siria”. El Ministerio recuerda los esfuerzos de Suiza a favor de una acción política (Declaración de Ginebra) y subraya la necesidad de celebrar una nueva conferencia en Ginebra, “como desearon y aceptaron importantes actores sirios e internacionales”.

En el terreno, Suiza “continuará a desplegar sus esfuerzos humanitarios en Siria y los países limítrofes que reciben flujos de refugiados”. ACNUR ha registrado dos millones de refugiados, la mayoría en los países vecinos. A ellos se suman cerca de 3,6 millones de desplazados en el interior de Siria.

Entre tanto, los expertos de la ONU investigan el ataque con gases tóxicos que costó la vida a cientos de civiles en un barrio periférico de Damasco bajo el control de los rebeldes. El miércoles cruzaron por primera vez la línea del frente para tomar pruebas. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, abogó por que los expertos dispongan del tiempo necesario para llevar a cabo su misión (hasta el viernes). Pero Washington y sus aliados han culpado a las fuerzas armadas del presidente Bachar al-Asad del ataque antes de conocer los resultados de la misión de la ONU.

Markus Kaim, jefe del Departamento de Seguridad Internacional en el Instituto de Política Internacional y de Seguridad de Berlín y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Zúrich, analiza la situación.

swissinfo.ch: Gran Bretaña presentó el miércoles una resolución que “condena el ataque químico” del 21 de agosto y “autoriza las medidas necesarias para proteger a los civiles”. El primer ministro David Cameron exige que la ONU “asuma sus responsabilidades en Siria”. ¿Cómo valora la situación?

Markus Kaim: Teniendo en cuenta la división entre Estados Unidos y Gran Bretaña, por una parte, y China y Rusia, por otra, no habrá una resolución que autorice el uso de la fuerza en un futuro inmediato conforme a lo que prevé el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidos. Me cuesta creer que el Gobierno ruso se plantee seriamente adoptar medidas semejantes.

Aun así, a mi juicio, se trata de una táctica inteligente. Aunque el proyecto de resolución no prospere, permitirá a Gran Bretaña y Estados Unidos explicar a la opinión pública que intentaron por todos los medios legalizar y legitimar su acción en el marco de la ONU, una acción que no es legal desde el punto de vista del derecho internacional. En otros términos, se trata de crear una legitimidad ante la falta de legalidad.

swp-berlin.org

swissinfo.ch: ¿Cree usted que Estados Unidos y sus aliados procederán de la misma manera que en Kosovo y convencerán a la OTAN para que se implique e incluso efectúe operaciones militares?

M.K.: El caso de Kosovo parece, a primera vista, bastante parecido, pero es muy diferente en varios aspectos. En Kosovo, la OTAN carecía de un mandato del Consejo de Seguridad para una intervención militar. No obstante, se habían formulado varias resoluciones en forma de ultimatos al Gobierno serbio que contemplaban el uso de la fuerza. En el caso sirio, no podemos remitirnos a tales resoluciones del Consejo de Seguridad.

Pero no me sorprendería que Washington intentara congregar a la OTAN y al mayor número de socios posible para lograr un respaldo político a la acción. Estoy seguro de que Estados Unidos ha discutido con Arabia Saudí, Catar e incluso Jordania. Turquía, por su parte, se ha declarado partidaria de una operación militar. Cuanto más apoyo regional tenga la acción, más legítima la considerará la comunidad internacional.

De 2011 a junio de 2013, Suiza recibió cerca de 2.500 solicitudes de asilo de ciudadanos sirios.

Durante el mismo periodo, cerca de 260 sirios obtuvieron el estatuto de refugiado y 750 protección temporal (admisión provisional).

A petición del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Suiza ha acogido a dos contingentes de 36 y 37 personas, de las cuales 39 son niños.

En respuesta a las interpelaciones de varios parlamentarios suizos preocupados por la situación en Siria, la ministra de Justicia y Policía, Simonetta Sommaruga, declaró el miércoles estar en contacto con el ACNUR, pero no precisó si Suiza acogerá otro contingente de refugiados.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son los objetivos de esta probable intervención militar?

M.K.: Veo dos objetivos principales. El primero, castigar o sancionar el uso de armas químicas. Es una forma de contrarrestar la proliferación. No se trata de derrocar al régimen en el poder. Si fuera el caso, asistiríamos a un planteamiento completamente diferente que implicaría la participación de las fuerzas terrestres.

El segundo atañe el proceso político, el proceso de paz Ginebra II que debía comenzar en junio pasado. El objetivo político prevalente podría ser, por ende, enviar un mensaje inequívoco a Bachar al-Asad y sus representantes para que se reúnan en Ginebra y entablen negociaciones con los rebeldes.

La próxima semana, además, tendrá lugar la cumbre del G20 en San Petersburgo. Un evento que podría utilizarse con fines diplomáticos si este fin de semana se produjera un ataque militar. Esto obligaría a Damasco, Moscú, Teherán y Hezbolá a revisar sus opciones políticas.

Puede que en San Petersburgo vea la luz una iniciativa política y que los estadounidenses sean lo suficientemente listos para dejar que los rusos presenten esta iniciativa. Pero estas son meras especulaciones.

En los próximos días, quizás asistamos a ataques punitivos, tras lo cual todos revalorarán sus opciones políticas y aguardarán para ver cómo evoluciona la situación. Si no fuera el caso, la opción militar volverá a la mesa de negociaciones. Pero la intervención militar no es una estrategia a largo plazo. La de Barack Obama es una táctica gradual muy inteligente.

swissinfo.ch: ¿Está usted de acuerdo con las voces críticas, según las cuales los ataques punitivos limitados no harán si no echar leña al fuego en Siria y la región?

M.K.: No. El conflicto dura ya casi dos años y se ha intensificado sin que Occidente se haya implicado militarmente. Al contrario, los ataques punitivos podrían interpretarse como un medio para evitar que el conflicto se extienda a Líbano, Irak y otras regiones de Oriente Medio.

(Traducción: Belén Couceiro)

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