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“Los suizos se oponen a la europeización”

"El Gobierno y el Parlamento partieron de la premisa de que el pueblo pudiera votar cada acuerdo, pero nunca en contra. Pero ahora los suizos han votado no, por lo que la vía bilateral está en entredicho", afirma el profesor Wolf Linder. Keystone

La política de la Unión Europea es, sobre todo, una política de las élites con importantes déficits democráticos. Solo en Suiza la población dispone de un instrumento democrático para defenderse contra el proceso de europeización y del que hizo uso el 9 de febrero, afirma el politólogo Wolf Linder.

El de los votantes suizos a la iniciativa Contra la inmigración masiva da mucho que hablar fuera de las fronteras helvéticas. Algunos ciudadanos europeos acusan a Suiza de oportunismo y populismo. Otros la elogian y envidian.

¿El 9 de febrero de 2014 fue un día bueno o malo para la democracia directa? Según Wolf Linder, exdirector del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Berna, siempre que la población helvética tiene la última palabra en política es un buen día.

El Gobierno suizo ha anunciado que antes de finales de año tendrá en la mano un proyecto de ley para la aplicación de la iniciativa de la UDC Contra la inmigración masiva aprobada el 9 de febrero en referéndum. Con ese fin ha encomendado a la ministra de Justicia y Policía, Simonetta Sommaruga, presentar un primer esbozo del plan de acción de aquí a junio.

El presidente de la Confederación, Didier Burkhalter, ha puntualizado que “por el momento nada cambia para los extranjeros que se hallan en Suiza gracias al acuerdo de libre circulación de personas”.

Fuente: Agencia Telegráfica Suiza (ATS)

swissinfo.ch: Muchos extranjeros nos envidian por nuestra democracia directa. Muchos ciudadanos comunitarios entrevistados a pie de calle felicitan a los suizos. ¿Está orgulloso, como suizo, de estos elogios?

Wolf Linder: Los derechos populares han sido siempre derechos de oposición, en primer lugar, contra el gobierno y en cuestiones de política interior. Hoy, sin embargo, observamos una creciente internacionalización de la política. Es imposible separar estrictamente la política interior de la exterior.

Y el pasado fin de semana, los ciudadanos suizos han descubierto un nuevo tipo de democracia directa. Pueden oponerse al proceso de globalización y europeización, cosa impensable en cualquier otro país europeo. Y como la política de la UE es, sobre todo, una política de las élites con importantes déficits democráticos, no es de extrañar que las personas de otros países feliciten a Suiza.

swissinfo.ch: Sin embargo, no vemos tentativas reales en otros países europeos para aplicar nuestro sistema. ¿Por qué?

W.L.: La democracia directa no es un producto de exportación. Cada país tiene su tradición y su cultura. Es difícil introducir la democracia directa, porque implica que las élites políticas cedan parte de su poder de decisión. Son sobre todo las élites políticas -parlamentarios, partidos- las que se oponen a cualquier forma de democracia directa, por ejemplo, con el argumento de que la población se sentiría superada.

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swissinfo.ch: Los promotores de la iniciativa votada el domingo no dicen cómo hay que traducirla en hechos. Así que no sabemos exactamente cómo la población quiere que se aplique. ¿Cómo debe proceder el Gobierno para respetar la voluntad popular?

W.L.: La iniciativa tiene que transformarse en una decisión de principio inscrita en la Constitución: “No queremos que la inmigración prosiga como en los últimos años”. Ahora corresponde al Gobierno y al Parlamento aplicarla.

swissinfo.ch: Se ha desatado un debate sobre los grupos de inmigrantes a los que se les negará la entrada en Suiza. ¿A todos? ¿A los cualificados menos que a los poco cualificados? ¿A todos los refugiados o solo a los que fingen serlo? ¿Cuál es la voluntad popular?

W.L.: El pueblo suizo no tiene una idea precisa de cómo ni dónde hay que restringir la inmigración. No se trata solamente de la libre circulación de personas con la UE, sino de un problema delicado y contradictorio.

Las disposiciones constitucionales no deben contemplar cifras ni instrumentos determinados, sino solo decisiones de principio adaptables a situaciones concretas. En este sentido, no hay razón para criticar la iniciativa. El texto ofrece al Parlamento y al Consejo Federal [Gobierno] flexibilidad y margen de maniobra suficientes.

En una segunda etapa, el pueblo puede oponerse a la ley elaborada por medio del referéndum [reunir 50.000 firmas en el plazo de 90 días para exigir que se someta a votación].

Los ministros de la UE adoptaron el martes una declaración conjunta respecto a la iniciativa Contra la inmigración masiva. “Respetamos la decisión popular”, declaró el jefe de la diplomacia griega, Evangelos Venizelos, cuyo país asumirá en julio la presidencia rotativa de la UE.

Pero Suiza debe respetar los acuerdos bilaterales suscritos con la UE, destacó. “El mercado común y los cuatro pilares (libre circulación de personas, bienes, capitales y servicios) son indivisibles”, consta en la declaración del Consejo de Ministros. Bruselas descarta separar la libre movilidad de personas de las otras libertades.

Al igual que la Comisión Europea, el Consejo de Ministros ha recalcado que la libre circulación no es negociable ni siquiera para los países miembros de la UE. “Esto vale para todos, incluidos mis colegas ingleses”, respondió Venizelos a un periodista, en alusión al primer ministro británico, David Cameron, que se ha manifestado a favor de limitar la inmigración.

Evangelos Venizelos desmintió que los ministros hayan discutido la eventualidad de adoptar sanciones contra Suiza. Por el momento, siguen atentos la situación. Además, Bruselas no ha recibido hasta ahora una solicitud de Berna para entablar nuevas negociaciones.

En su audiencia ante el Parlamento Europeo, la alta representante para la política exterior y de seguridad, Catherine Ashton, se refirió al referéndum helvético. Ni siquiera los grandes partidos contaban con este resultado, dijo. Su cometido ahora es reflexionar sobre las posibles consecuencias y sumarse al Gobierno en la labor de traducirla en una ley.

Ashton dejó muy claro que la libre circulación es un derecho fundamental de la UE, aunque confía en que se encontrará “una solución satisfactoria” con Suiza.

Fuente: Agencia Telegráfica Suiza

swissinfo.ch: ¿La democracia directa ha puesto fin a la vía bilateral?

W.L.: En cierto sentido, sí. Optamos por la vía bilateral como consecuencia de una votación popular [rechazo del ingreso de Suiza en el Espacio Económico Europeo en 1992]. Fue una opción arriesgada. El Gobierno y el Parlamento partieron de la premisa de que el pueblo pudiera votar cada acuerdo, pero nunca en contra. Pero ahora los suizos han votado no, por lo que la vía bilateral está en entredicho.

Pero como ambas partes, tanto Suiza como la Unión Europea, tienen interés en proseguir en la vía bilateral, creo que el Gobierno intentará demostrar que los contingentes son compatibles con la libre circulación.

swissinfo.ch: Usted es un arduo defensor de la democracia directa. Pero la democracia directa también implica riesgos. Por ejemplo, se puede abusar de ella para fomentar miedos que carecen de fundamento o crear chivos expiatorios. ¿Han aumentado los riesgos de abuso?

W.L.: Algunos expertos sostienen que la mediatización y personalización de la política constituyen un riesgo para la democracia directa. Yo soy menos pesimista, salvo en un aspecto: En el siglo XX, los partidos políticos no eran tan propensos al populismo. Hoy, nos topamos con iniciativas que nos exponen más al populismo. El debate no se limita a hechos objetivos, sino que apela a las emociones. Y esto constituye un peligro para la democracia directa.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son los instrumentos para luchar contra los abusos?

W.L.: Debemos confiar en la capacidad de autorregulación del sistema, en que los partidos asuman su responsabilidad y no sucumban a la tentación populista.

swissinfo.ch: Esta semana, el suizo Roger Köppel, redactor jefe del semanario ‘Weltwoche’, y Ralf Stegner, miembro de la directiva del SPD alemán, se reprocharon mutuamente la incapacidad de entender la democracia. ¿La democracia directa suiza es más democrática que la democracia representativa alemana?

W.L.: No estimo que sea prudente confrontar los dos sistemas. En Alemania, las elecciones tienen un peso mayor; conducen a que haya alternancia en el poder entre Gobierno y oposición. En Suiza tenemos el consenso [un gobierno colegiado] y, por ello, las elecciones tienen una repercusión menor. Pero disponemos de una democracia directa que nos permite adoptar decisiones reales.

La democracia directa no es una alternativa, sino un complemento al sistema parlamentario y, por ende, un elemento adicional de democracia.

Traducción del alemán: Belén Couceiro

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