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El increíble destino de un aventurero transcultural

Liam en la selva de Siberut, una isla de Sumatra. Liam Bates

Se llama Liam Bates y creció en Suiza. Pero para los telespectadores chinos es Li Mu. El presentador de programas de aventura los lleva a descubrir las provincias más remotas de China, los ‘hombres flor’ en una isla indonesia o a viajar en el ferrocarril a vapor del Furka.

Liam no tiene reparos en arrimar el hombro cuando hace falta. Para cercenar la cabeza a una serpiente y después asarla en una fogata, para comer hormigas salvajes o cazar un mono con su aljaba de flechas envenenadas al hombro. Y puede hacerlo vestido con una clásica camiseta del ejército suizo, o mejor aún, con un taparrabos hecho a base de cortezas. Un trabajo que desempeña en un mandarín impecable frente a una atenta cámara que le sigue a todos sitios.

Sus programas han cosechado un éxito considerable, y aunque no es tan célebre como Roger Federer en el Reino del Medio, sí se ha convertido a sus 25 años en el suizo más influyente del paisaje audiovisual chino.

Recientemente, unos viajeros del país asiático le reconocieron en un restaurante de Lucerna enfundado en un uniforme militar y con un fusil en bandolera. En otra ocasión, “me encontré en Lugano con dos estudiantes chinos que habían planeado originalmente estudiar en Estados Unidos, pero que finalmente optaron por el Tesino, después de haber visto mi programa”, afirma.

Loco por el kung fu

Todo comenzó en 2004 cuando tenía solo 16 años. Hijo de padre inglés nacido en África, Liam creció entre St-Prex (cantón de Vaud) y Mollens (Valais). Profundo admirador de las películas de Jacky Chan, tomaba cursos de kung-fu con un profesor que “ni siquiera era chino”. Su padre le propuso pasar un verano a Pekín, pero con una condición: que además de kung-fu, tomara clases de chino. En materia de libertad, la experiencia resultó iniciática para el joven, porque Liam estaba lejos del cobijo familiar y decidió repetir las estancias los veranos siguientes.

A los 17 años, el joven fundó una pequeña empresa en Pekín dedicada dar servicio a los extranjeros interesados en tomar cursos de kung fu en China, una actividad que le permitía financiar sus viajes a este país.

En algún momento, Liam pensó en hacer carrera en la acrobacia, pero partió a Vancouver, la ciudad con la colonia china más importante de Canadá. Allí estudió chino y cine simultáneamente. Durante el tercer año de estudios viajó al gigante asiático para grabar su primer documental: la versión china del Viaje en motocicleta del Che, experiencia que le permitió recorrer el país en motocicleta acompañado por un tibetano y un chino.

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Cómo se fabrica un chaleco salvavidas de fortuna. Una técnica utilizada por el ejército suizo que Liam explica en mandarín.

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Un verdadero chino

En 2010, Liam participó en un concurso de elocuencia en mandarín. Primero en Canadá, posteriormente en el propio Reino del Medio para la final que fue transmitida por televisión y en la que terminó en el pódium.

Un miembro del jurado, Ding Guangquan, se interesó en él y le propuso enseñarle el arte del xiangsheng, una forma de diálogo cómico muy común en China. Al principio no estaba muy entusiasmado. Aun así Liam tocó la puerta del maestro. Tres meses más tarde ya le había tomado gusto a este ejercicio. “Si uno sabe apreciar el xiangsheng, es que ha comprendido algo del cerebro de los chinos”, explica.

Ese mismo año, Liam terminó sus estudios y se instaló formalmente en Pekín. Tras el concurso de elocuencia le propusieron conducir un programa de aventuras en la cadena de televisión Voyage. Para ella Liam fue a explorar los confines de China pasando, cada vez, una semana íntegra con alguna familia de agricultores y compartiendo con ellos la vida cotidiana.

Liam Bates

Si uno sabe apreciar el xiangsheng, es que ha comprendido algo del cerebro de los chinos.

Regreso a Suiza

En 2011, Bates Liam condujo a su equipo a Suiza para grabar durante dos semanas seis entregas. En ellas invitaba a sus espectadores a su casa, se sumergía en el lago Lemán y cosechaba patatas en un huerto local. Los chinos descubrieron el Servicio Suizo de Rescate Aéreo (REGA), sus helicópteros y sus rescatistas de montaña, el ferrocarril del Furka, completamente operado por voluntarios y hasta el servicio militar, durante una grabación en una escuela de reclutas de las tropas de rescate.

En 2012, Liam empezó a presentar un nuevo programa de aventuras, esta vez fuera de China. Recientemente, pasó un mes con los hombres flor de Mentawaï, en Indonesia. “Grabar fuera de China me ofrece una mejor oportunidad para incitar al público a la reflexión. En China es difícil lanzar una mirada reflexiva porque, por definición, un extranjero no comprende nada sobre este país. Por otra parte, sería muy mal visto explicar, por ejemplo, que el pescado escasea debido a la pesca excesiva. Desde el extranjero es posible decir mucho más”.

Entre líneas

Muchas veces el mensaje reposa justamente en lo que no se dice.

“La crítica no suele ser bienvenida, pero basta sumergirse en el lago Lemán para poner sobre la mesa el tema de la contaminación que sufren los cursos de agua chinos”, apunta.

“Por otra parte, las reacciones en los microblogs (del programa) prueban que el mensaje llega perfectamente, a menudo sin intención deliberada”, explica Liam.

Liam Bates

Grabar fuera de China me ofrece una mejor oportunidad para incitar al público a la reflexión.

“Si evoco el problema de la escasez de monos en una isla de Indonesia debido a los nuevos métodos de gestión de selvas que aplica el gobierno, el telespectador establecerá un lazo inmediato con lo que sucede en algunas regiones de China. Pero si esta isla estuviera en China, sería impensable abordar el tema en la pequeña pantalla”.

¿Qué motiva a Liam? En sus palabras, la posibilidad de acercar a la gente e incitar al telespectador a interrogarse.

¿Le ha facilitado esta tarea el hecho de ser extranjero? “Como extranjero es fácil salir una vez en la televisión, pero es mucho más difícil conservar un programa en antena. Para salir a gravar fuera de China tuvimos que esperar tres años”, dice.

Hoy, Liam está creando su propia productora en Hong Kong para poder producir sus futuros programas y, por qué no, para servir de intermediario a otros. Los proyectos no escasean. El año próximo, espera viajar a África para rodar durante uno o dos meses en una tribu. Confía en que será la ocasión de abordar el tema del tráfico del marfil.

Elegir su destino

Liam acaba de publicar su primer libro, en chino, que se distribuye en librerías desde principios de octubre. En él ofrece los detalles de sus rodajes que no fueron transmitidos en pantalla, ya que la escritura ofrece mucha mayor libertad que la televisión.

Su intención es mostrar a los lectores que cada ser humano puede elegir su destino, que no está obligado a seguir el modelo de vida ya trazado tan característico de la sociedad china actual.

Atlético, de cabello castaño y rizado, tez blanca y vestido con unos jeans y camiseta, Liam es lo opuesto a la arrogancia que  muchos chinos suelen atribuir a los occidentales. Su perfecto dominio de la lengua de Confucio, así como de los códigos de comunicación tradicionales del país, le han granjeado el respecto de los chinos pese a la apariencia física tan occidental que tiene.

Y sin lugar a dudas, el genio de Li Mu reside, justamente, en su capacidad para alejar a los telespectadores chinos de su identidad nacional durante el tiempo que dura el programa y hacerlos partícipes de la gran aventura humana.

Nace el 28 de junio de 1988 en Morges (cerca de Lausana).

2004: Primera estancia en Pekín para tomar cursos de kung-fu y mandarín.

2006-2010: Estudia chino y cine en la Universidad de la Columbia-Británica, de Vancouver.

2010: Se instala en Pekín y comienza a trabajar con The Travel Channel China, canal por satélite con cobertura nacional, pero controlado por las autoridades provinciales de la Isla de Hainan, al sur del país.

2012: Lanza una nueva serie llamada La última tribu.

“Vivir a caballo entre Suiza y China me permite apreciar la belleza de estos dos países. Cuando vuelvo a casa, comprendo que los suizos saben trabajar, pero también disfrutar. Tenemos suerte de vivir en un país que funciona, que nos permite dedicarnos a lo que queremos en la vida, sin tener que preocuparnos demasiado por el futuro.”

 
Dice Liam Bates

(Traducción del francés: Andrea Ornelas)

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