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Rosa mosqueta, de ‘arbusto plaga’ a pócima antiedad

Rosa mosqueta en cultivo. Weleda

Hasta 1970 era considerada sólo una 'maleza' en Chile. Hoy, tras demostrarse sus múltiples beneficios, el país andino produce el 85% de la oferta mundial. Y la suiza Weleda es uno de sus mayores compradores.

La empresa helvética de productos de belleza naturales, presente en Chile desde hace 15 años, trabaja con dos compañías locales que cuentan con el sello de producción orgánica IMO Switzerland.

Curiosamente, este arbusto -que sólo se da en forma silvestre- no es originario de Sudamérica, sino de Oriente. Fueron los conquistadores españoles quienes lo trajeron a Chile en el siglo XVII, con el fin de utilizarlo como una valla natural contra los intrusos.

En estas latitudes la rosa mosqueta encontró las condiciones climáticas ideales para crecer, cubriendo grandes extensiones de terreno. Sólo a partir de la década de los 70, cuando se conocieron algunos de sus componentes, se le prestó mayor atención desde el ámbito científico.

En años posteriores, se descubrió que posee altas concentraciones de vitamina C (hasta 50 veces más que el limón), vitamina A, E, B1 y B2 (con excepcionales propiedades regenerativas y cicatrizantes) y ácidos grasos esenciales.

Esta conjunción de elementos previene los efectos del envejecimiento prematuro y apoya la autoregeneración de la piel, entre otros beneficios.

Weleda pone sus ojos en la mosqueta

Katherina Nagel, jefa de Marketing de Weleda Chile, explica a swissinfo que el interés de la trasnacional comenzó en la década de los 90, mientras buscaba un nuevo ingrediente para su línea de cuidado facial de pieles maduras.

“Como nuestros aceites son naturales, estaba claro que tenía que ser un producto natural, además de innovador y de alta calidad”.

Se disponía de conocimientos sobre el uso de rosa mosqueta para cicatrizar heridas. “Luego nuestras investigaciones comprobaron que tenía muchos efectos más, como atenuar manchas, una cualidad justa para pieles mayores”, precisa.

Posteriormente, Weleda entabló contacto con empresas chilenas recolectoras y proveedoras de esta planta, que pudieran certificar calidad y rigurosidad. Las dos escogidas, Naturals Oils y Logopan, cuentan con el sello de producción orgánica IMO Switzerland, una de las agencias más reconocidas de certificación y garantía de calidad de productos respetuosos con el medio ambiente.

“Trabajamos con un proyecto auditado en que se deben cumplir ciertas normas. Por ejemplo, al cosechar la semilla se trata de no romper la planta inicial para que pueda seguir creciendo y produciendo nuevos frutos, lo que resulta muy difícil, porque la rosa mosqueta tiene espinas”.
También se controla que no se utilice ningún químico o pesticida.

De Chile… pero no en Chile

La producción se envía directamente a Europa, donde se elaboran los aceites y cremas de rosa mosqueta que Weleda distribuye en todo el mundo. Paradójicamente, estos productos sólo se comercializan en Chile desde 2006.

“Hasta entonces, Weleda llegaba a este país sólo con líneas muy básicas, como las de bebés y artículos farmacéuticos. Pero desde 2004 aumentamos nuestra presencia y hoy tenemos casi los mismo productos que en Europa”, señala esta alemana radicada desde hace tres años en Santiago.

La ejecutiva admite que la situación de Weleda en Chile respecto de la rosa mosqueta es especial. “Como la planta proviene de aquí, hay mucho más conocimiento de productos y, por ende, más competencia”. Pero la calidad y rigurosidad pocas veces es la misma:

“Incluso hay personas que la producen en sus casas o compran un aceite natural, lo mezclan con un aroma con esencia de rosa mosqueta y lo venden como si fuera el original”. Otros usan en su elaboración aceites minerales de base, lo que reduciría su pureza, calidad y efectividad.

Por eso estima que sólo tienen un ‘competidor serio’ en el país. Esta compañía -local-, sin embargo, vende la mayor parte de sus productos en el extranjero, principalmente por una cuestión de costes, estima Nagel.

“En Chile, la conciencia de lo natural todavía no está tan presente, no se toma en cuenta que un producto 100% orgánico cuesta un poco más. Se fijan mucho en el precio y no tanto en lo que viene adentro. Por eso a nuestra competencia también le resulta más difícil”.

Tampoco existe una norma que regule conceptos como natural u orgánico. Cualquier producto puede utilizar estas denominaciones. “Entonces también tenemos que luchar contra el prejuicio de que la cosmética natural es algo casero, elaborado sin mucha rigurosidad”.

Pese a ello, la línea ha tenido buenos resultados, “porque cuando la gente empieza a usarla se da cuenta de sus beneficios. Tenemos un nicho pequeño, pero de clientes muy fieles”.

Dos cultivos prometedores

“Chile, por su agricultura, es muy interesante para nosotros”. Actualmente Weleda trabaja en dos nuevos proyectos:

“Estamos investigando dos productos que ya se cultivan en el país, con el objetivo de crear líneas innovadoras. Incluso estamos ayudando a algunos pueblos a cultivarlos de manera orgánica”. Sin embargo, Nagel prefiere no dar más detalles, “por un tema estratégico”.

La filial chilena también está apoyando iniciativas orientadas a promover su filosofía.

“En enero hicimos un curso para capacitar a médicos antroposóficos. Vinieron especialistas de Suiza, país en que está la casa matriz y donde también se fundó la medicina antroposófíca, que inspira la filosofía Weleda”. Asimismo, la empresa apoya la formación de la primera sociedad de agricultores biodinámicos en Chile.

swissinfo, Mariel Jara, Santiago de Chile

Los principales países importadores de Rosa Mosqueta son: Alemania, Suecia, EE UU, Japón, Francia y Suiza.

El consumo de Weleda para la producción de línea de Rosa Mosqueta se estima actualmente en 10 toneladas anuales.

Fue fundado en Suiza en 1921, sustentado en el trabajo de la doctora Ita Wegman y de Rudolf Steiner, quienes buscaban complementar el tratamiento del ser humano, visualizándolo como un todo.

Ambos son los fundadores de la medicina antroposófica, filosofía que va de la mano con la visión de Weleda, que promueve “el cuidado de la salud en armonía con el ser humano y la naturaleza”.

La compañía está presente en 51 países de los 5 continentes. Cuenta con 1.800 empleados, 135 hectáreas de jardines biodinámicos propios en el mundo, cultiva 300 especies de plantas y mantiene más de 10 proyectos de relaciones de comercio justo.

La Rosa Aff. Rubiginosa (nombre científico) es una rosácea que abunda en el sur de Chile (regiones VIII, IX y X principalmente), en la Cordillera de los Andes.

Sus flores son rosadas y cuando sus pétalos caen, la planta desarrolla un fruto rojizo, de forma ovalada. De sus semillas se obtiene el aceite de rosa mosqueta, que contiene altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados -linoleico y linolécico- responsables de la regeneración de la piel.

En la actualidad, además de la cascarilla de mosqueta y el aceite de sus semillas, se exporta la mosqueta deshidratada para varios usos: infusiones, mermeladas, medicamentos y productos cosméticos.

Para elaborar su línea Rosa Mosqueta, Weleda utiliza además ‘Rose absolue’, un aceite que le otorga el aroma característico a sus productos y que proviene de la Rosa damascena y Rosa centifolia.

La compañía inició en 2001 un proyecto de agricultura biológica en Turquía, país que ofrece las condiciones climáticas ideales para este cultivo: producir una flor de mayor calidad y valor sin dañar el medio ambiente.

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