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Suiza pierde poco a poco aliados fiscales

Comprar un avión, ¿una nueva forma de evadir al fisco? Keystone

La decisión de Austria y Luxemburgo de avalar el intercambio automático de información fiscal con el resto de países de la Unión Europea ha dejado aislada a Suiza en la cruzada global contra el secreto bancario, sostiene un experto de la Red de Justicia Fiscal.

Viena y Luxemburgo han cedido a las presiones de la Unión Europea (UE), al suscribir el mes pasado al suscribir la revisión de la Directiva sobre Fiscalidad del Ahorro (DFA), que elimina muchas de las lagunas que tiene el modelo actual de retención en la fuente.

Obligada por el entorno internacional, Suiza también da pasos en esa dirección. El año pasado aceptó renegociar el acuerdo bilateral de retención de impuestos con la UE, firmó la nueva Ley para el Cumplimiento Fiscal de las Cuentas del Extranjero (FATCA) con Estados Unidos, y se sumó al proyecto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para establecer un nuevo modelo de intercambio automático de información (IAI) de carácter global.

Sin embargo, Markus Meinzer, activista de la organización TJN, afirma que Berna sigue luchando por defender su secreto bancario.

swissinfo.ch: Luxemburgo y Austria avalaron la revisión de la DFA para incluir nuevas disposiciones en materia de IAI. ¿Qué trascendencia tendrá esta directiva para la lucha global contra la evasión?

Markus Meinzer: Marca un antes y un después en la lucha europea contra la evasión y los paraísos fiscales. Durante más de 20 años, Luxemburgo y Austria entorpecieron los esfuerzos para eliminar el secreto bancario en la UE.

Los sectores financieros de estos dos Estados dictaron durante demasiado tiempo el ritmo de los avances en la lucha contra la evasión a través de entidades en el extranjero.

Pero no hay que confiarse demasiado. ¿Aplicará Luxemburgo correctamente las nuevas reglas? Su historial en este ámbito no es el mejor, y no es el único país que se encuentra en este caso.

Aunque el intercambio de información fiscal que contempla la OCDE será de carácter multilateral, los países que han decidido cooperar deben de todas formas firmar acuerdos bilaterales, afirma la Secretaría de Asuntos Financieros Internacionales (SIF).

El portavoz de la SIF, Mario Tuor, añade que en este tema la posición de Suiza no es distinta a la de otros países de la OCDE.

Tuor asegura que Suiza es el único país que ha manifestado abiertamente su inquietud por que los gobiernos puedan hacer un mal uso de la información sensible que recibirán. Pero considera que el riesgo de que las autoridades fiscales transmitan esos datos a otras entidades gubernamentales preocupa a escala global.

No hay nada de turbio ni siniestro en que Suiza pida que las nuevas normas de la OCDE para el IAI consideren la entrega recíproca de datos, añade Tuor.

Y asegura que dicha reciprocidad ha quedado asentada en los primeros borradores que existen de los nuevos estándares internacionales del IAI que prepara la OCDE.

swissinfo.ch: ¿En qué situación queda Suiza tras esta decisión?

M.M.: Luxemburgo y Austria eran los aliados naturales de Suiza para hacer fracasar una y otra vez los esfuerzos europeos por abrir la información de los evasores fiscales.

En la batalla que compartían para evitar el IAI, los tres enarbolaban el argumento de la igualdad de trato. Luxemburgo y Austria afirmaban: “No vamos a abrir, a menos que Suiza lo haga”. Y Suiza, en su turno, decía: “Hasta que Luxemburgo, Singapur, Hong Kong y los demás (países defensores del secreto bancario) no realicen una reforma, tampoco lo haremos nosotros”.

En realidad era un juego. Un pretexto. La receta para preservar su status quo. Pero los recientes pasos de Austria y Luxemburgo socavan seriamente la posición de Suiza.

swissinfo.ch: Suiza aceptó renegociar el acuerdo sobre fiscalidad del ahorro con la UE, a condición de que los bancos helvéticos obtengan un mejor acceso a los mercados europeos. ¿Puede ser una ruta peligrosa para Bruselas?

M.M.: Es muy probable que la solicitud suiza no sea atendida. Es decir, todo mundo en Europa sabe bien, por una larga y amarga experiencia propia, que permitir a los bancos suizos hacer lo que les venga en gana en Europa conlleva riesgos sustanciales.

La historia, la cultura y el modelo de negocios de la banca privada suiza se ha sustentado durante años en la evasión fiscal y a los leopardos difícilmente se les caen las manchas.

Por otra parte, los negociadores saben que la presión política global está empujando a Suiza a aceptar el IAI, independientemente de que sus bancos tengan o no un mejor acceso a los mercados europeos.

Markus Meinzer

swissinfo.ch: Suiza firmó FATCA y toma parte de las conversaciones de la OCDE para establecer las nuevas normas globales en el IAI. ¿Está Suiza a punto de pasar página?

M.M.: No, desafortunadamente. Suiza no se ha comprometido a ser parte del primer grupo que adoptará las llamadas normas del Estándar Global Único sobre el Intercambio Automático de Información (CRS, en inglés) de la OCDE y tampoco existe evidencia de que apoye este proyecto.

El hecho de que Suiza participe en los trabajos solo refleja que es miembro de la OCDE, pero no ha dejado claro si sus funcionarios están desempeñado un papel constructivo o promoviendo prácticas dilatorias.

Y veo más indicios que van en la segunda dirección.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son esos indicios?

M.M.: Suiza parece estar aplicando dos tipos de reglas: una apertura considerable hacia los Estados ricos y poderosos, y otra mucho más endeble hacia los países vulnerables.

Al insistir en la negociación bilateral de acuerdos, en lugar de una negociación multilateral, Suiza consigue dolorosas concesiones (frecuentemente en el terreno fiscal) de los países en desarrollo.


Suiza también entorpece los avances (en materia de IAI) al cuestionar la capacidad de los países en desarrollo para manejar correctamente los datos confidenciales que recibirán. Es una reacción anticuada, colonialista y paternalista que ignora que la mayoría de estos países en desarrollo ya lo están haciendo como parte de otros tratados que tienen vigentes.

Y hay una táctica más, Suiza insiste que debe asegurarse que haya reciprocidad con cualquier país que pretenda recibir información suya. Esto sería un enorme desperdicio de recursos para muchas naciones en desarrollo.

En agosto de 2013, Berna llegó a un acuerdo con EEUU para eximir a los bancos suizos de procesos penales siempre que se sinceren y revelen voluntariamente ante Washington las acciones que realizaron para promover o encubrir la evasión de sus clientes estadounidenses.

En septiembre, el Parlamento suizo aceptó la nueva Ley para el Cumplimiento Fiscal de las Cuentas del Extranjero (FATCA), que obliga a los bancos extranjeros a entregar de forma automática al gobierno de EEUU información sobre sus clientes estadounidenses.

En octubre, Suiza firmó la convención de la OCDE que busca establecer nuevos estándares internacionales en materia de IAI entre gobiernos.

Y en diciembre, Berna apoyó un mandato de negociación para revisar la Directiva de la UE sobre la Fiscalidad del Ahorro (DFA). A cambio de dar luz verde a las reformas para frenar la evasión fiscal internacional, el gobierno suizo pide que sus bancos obtengan un mejor acceso a los mercados financieros europeos, pero no está claro que esta petición le sea concedida.

swissinfo.ch: Cuando la DFA, FATCA y el CRS de la OCDE estén en marcha, ¿estaremos ante la sentencia de muerte del secreto bancario?

M.M.: Es cierto que el CRS tiene el potencial para andar todo el camino necesario hasta conseguir que el secreto bancario desaparezca en el mundo. Pero esto dependerá en gran medida de cómo se resuelvan algunas preguntas pendientes y ambigüedades.

El umbral de 250.000 dólares, a partir del cual el intercambio de información será automático, debe ser abolido. Pero esto dependerá de si EEUU decide sumarse y apegarse plenamente a la iniciativa.

Y por supuesto, también necesitamos estar alertos a los nuevos embustes que los banqueros y abogados ya deben estar discurriendo.

Por otra parte, el CRS contempla todos los activos financieros, pero no incluye otras formas alternativas de riqueza, como el dinero guardado en cajas de seguridad, los almacenes de arte, los bienes raíces, o las inversiones en barcos o aviones.

Algún día, todos esos activos también serán objeto de un intercambio mutuo de información.

swissinfo.ch: ¿Y qué va pasar con los miles de millones de activos no declarados que aún se encuentran en los paraísos fiscales?

M.M.: Por el momento, solo el llamado Acuerdo para las Cartas de No Testificación que EEUU ofreció a los bancos suizos tiene previsto el intercambio de información sobre actividades que tuvieron lugar en el pasado.

Pero sería positivo que las futuras reglas para el IAI soliciten que sea posible, como mínimo, intercambiar también información correspondiente al año previo a la puesta en marcha de estas normas.

Esto desarticularía muchos de los esfuerzos que se realizan actualmente para reestructurar las carteras de inversión con objeto de dejarlas fuera del IAI (convirtiendo los activos en oro, dinero en efectivo que será depositado en cajas de seguridad, o dividiendo abultadas cuentas bancarias en otras más pequeñas para asegurar que su saldo sea inferior al umbral de declaración obligatorio fijado en 250.000 dólares).

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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