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Hacia una rehabilitación de los “niños-esclavos”

Thomas Kern / "Eine wen iig - dr'Dällebach Kari" / Catpics

La Confederación se prepara para rendir homenaje a las decenas de miles de niños asignados a los agricultores o internados administrativamente hasta 1981. Las organizaciones de víctimas acusan recepción de la noticia, pero demandan una compensación económica. Esa batalla se anuncia más difícil.

“Nací sin padre y mi madre me entregó a mi abuela. Cuando mi abuela murió, me enviaron con las hermanas y luego con un campesino. Yo tenía que ordeñar las vacas antes de ir a la escuela y me trataban muy mal. Yo no era nadie”, narra Paul Stutzmann.

Este friburgués de 72 años es uno de los 100.000 niños que fueron asignados  durante los siglos XIX y XX en Suiza. Convertidos en mano de obra barata, a veces eran golpeados, mal alimentados e incluso víctimas de abusos sexuales. Por otra parte, “madres niñas” o “marginales” fueron encarcelados sin juicio o internados en hospitales psiquiátricos hasta los años 1980. Las autoridades ordenaron a veces la castración y esterilización o la adopción forzada de menores.

A principios de la década de 2000, comenzaron a surgir testimonios en los medios de comunicación, lo que provocó intervenciones parlamentarias. Durante muchos años, las iglesias, cantones, comunas y Confederación se lanzaron la responsabilidad, minimizando algunos los abusos. En 2010, las cosas comenzaron a cambiar cuando, después de un amplio trabajo de cabildeo,  ex internos administrativos de la prisión bernesa de Hindelbank obtuvieron excusas federales y cantonales.

Y he ahí que todas las “víctimas de las medidas coercitivas con fines de asistencia” son invitadas este 11 de abril a una “ceremonia de conmemoración”, en Berna, en presencia de la ministra de Justicia, Simonetta Sommaruga, de representantes de las instituciones, de las Iglesias, los cantones, las ciudades, la Unión Suiza de Agricultores, etc. Una jornada histórica que reunirá por primera vez a todas las partes. Estará también el ex parlamentario federal Hansruedi Stadler, designado por Sommaruga para arbitrar futuros intercambios entre víctimas e instituciones.

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Infancias robadas

Este contenido fue publicado en En 1944, su reportaje sobre el hogar para muchachos del Sonnenberg (Lucerna) publicado por “Die Nation” hizo tal escándalo que el director fue condenado por maltrato. (Paul Senn, FFV, Kunstmuseum Bern, Dep. GKS. © GKS.)

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Demasiada vergüenza o demasiado dolor

“En aquella época, se consideraba normal maltratar a los niños y la pobreza era considerada una tara a corregir con el trabajo. Me invitaron un día a una reunión de esas personas y me quedé tan consternado con sus historias que no podía ni hablar”, cuenta Walter Zwahlen, presidente de la “Red infancias robadas” que cofundó en 2008. El número de esos niños que todavía viven se estima en 10.000, pero la asociación tiene solo cuarenta miembros. “Muchos sienten demasiada vergüenza para darse a conocer y, sobre todo, demasiado dolor para reabrir la herida”, agrega Walter Zwahlen.

No existe un estudio nacional sobre el tema porque los archivos están dispersos entre los cantones, las comunas e instituciones, o incluso fueron destruidos. Por lo tanto, los testimonios orales son prácticamente las únicas fuentes confiables. Walter Zwahlen, sin embargo, constituyó una biblioteca única con 620 libros de testimonios en varios países occidentales. “Fue lo mismo en otras partes, explica. Hay poca documentación como en Suiza, pero los testimonios concuerdan, de Alemania a Polonia pasando por Checoslovaquia o Noruega”.

Años de presión

“Ya no puede decirse que eso no existió. Muchas familias tienen parientes que fueron asignados”, revela Pierre Avvanzino, ex profesor de la Escuela de Trabajo Social de Lausana e investigador.

“En 1987, lo niños de viaje (gitanos) separados de sus padres fueron rehabilitados y recibieron una indemnización. Fue fácil porque la operación “Niños del camino” (1926-1973) fue encargada por la Confederación. Los registros estaban centralizados, por lo que era imposible para el gobierno  escapar al hecho de ofrecer excusas y compensaciones”, subraya el historiador.

Para los niños asignados y los internos administrativos, llevó años de presiones, con huelgas de hambre y apelaciones ante la Corte Europea de Derechos Humanos, así como una exposición que recorre Suiza desde 2009, para que algunos cantones (Berna, Lucerna, Turgovia y Friburgo) se excusaran.

Dos iniciativas parlamentarias piden una reparación moral y la implementación de un programa nacional de investigación. Pero ni hablar de compensación material para los partidos de derecha, así como para la mayoría de la Comisión de Asuntos Jurídicos de la cámara baja.

La educación extra familiar en Suiza no ha sido objeto de un estudio científico, pero las autoridades reconocen que, hasta 1981, menores y jóvenes adultos fueron víctimas de medidas coercitivas con fines asistenciales y colocados en instituciones o en hogares de campesinos.

1944: el semanario Die Nation publica un reportaje sobre el hogar para niños de Sonnenberg (cantón de Lucerna) del periodista Peter Paul y del fotógrafo Paul Senn. La institución es cerrada y su director condenado por abusos.

1974: el periodista y político Arthur Honegger publica Die Fertigmacher, novela parcialmente autobiográfica sobre la colocación forzada de los menores,  que se vende en más de 100.000 ejemplares.  

1981: siete años después de la ratificación de la Convención Europea de Derechos Humanos, son agregadas a la legislación suiza disposiciones relativas a la privación de libertad con fines asistenciales.

1991: Marco Leuenberger historiador de Berna, cuyo padre había sido asignado, publica el primero y todavía  único estudio importante sobre los niños asignados en el cantón de Berna.

1999: presentación de una iniciativa parlamentaria que pide una compensación para las víctimas de la esterilización forzada, sin éxito hasta el momento.

2009-2013: integrada por cerca de 300 testimonios y fotografías de la época, la exposición “Infancias robadas-Verdingkinder reden” viaja por una decena de ciudades suizas y ha recibido a más de 85.000 visitantes.

Hasta ahora, los cantones de Berna, Lucerna, Friburgo y Turgovia han presentado excusas oficiales a las víctimas.

En 2010, en la prisión para mujeres de Hindelbank (Berna), a raíz de una interpelación parlamentaria, la entonces ministra de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, presentó sus excusas por el internamiento administrativo de personas inocentes.

2011: introducción de dos interpelaciones parlamentarias, la primera para la rehabilitación de personas internadas por decisión administrativa y la segunda para un examen de conciencia histórica y presentación de excusas por parte de la Confederación a los niños asignados.

Los mil millones de la discordia

El diario Blick calcula, con el economista en jefe de un banco importante, que “el trabajo infantil gratuito reportó a la agricultura entre 20 y 65 mil millones de francos. Aproximadamente 10 mil de los niños concernidos viven aún, y deberían recibir mil 200 millones de francos”.

Para Walter Zwahlen esa cifra es “realista”. “Si contamos un promedio de nueve años de trabajo, tenemos 16.000 francos de los años 1940 y 120.000 actualmente”. La Unión Suiza de Agricultores (USP) reconoce “este sombrío capítulo de Suiza”, pero rehúsa excusas e indemnizaciones: “Es difícil, si no  imposible, después de tantos años, establecer un monto y una retribución fija no tiene en cuenta las condiciones de los niños, que fueron diferentes de un caso a otro”, declara su presidente, Jacques Bourgeois.

Según el único sondeo sobre el tema (Blick, 08.11.2011), el 45% de los suizos estima que los niños asignados fueron explotados; el 27% está a favor de una indemnización, pero considera que mil millones es demasiado. Walter Zwahlen espera que el tiempo va a cambiar las cosas. “Suecia y Canadá han compensado a personas. La Iglesia católica irlandesa ha pagado mil millones de euros (el gobierno prometió también una indemnización). Lo mismo vale para la Iglesia católica de Bélgica, y la de los Países Bajos considera la posibilidad. Austria pagó un poco y Alemania debería hacerlo este año. Suiza tendrá que hacer lo propio”.

Pierre Avvanzino se muestra escéptico: “Se necesitan fuertes presiones políticas y yo no las veo por ahora, el tema es todavía asunto de algunas personas. Ese hecho histórico es aún muy cuestionado y, en mi opinión, esos niños no representan nada para los políticos. Pero si se quiere hacer algo, hay que actuar rápidamente, porque esas personas desaparecen”.

¿El friburgués Paul Stutzman asistirá el 11 de abril a Berna? “No creo que tenga el coraje. Además, tuve una buena vida, para mí todo eso quedó en el pasado, quedó resuelto”, responde, aunque con una voz vacilante.

Las “víctimas de medidas coercitivas con fines de asistencia” son invitadas a una ceremonia de conmemoración el 11 de abril en Berna.

Además de la ministra de Justicia, Simonetta Sommaruga, estarán representadas la Asociación Profesional para la Educación Social y la Pedagogía Especializada, la Conferencia de los Cantones en materia de Protección de Menores y Adultos, la Asociación de Comunas Suizas, la Federación de Iglesias Protestantes, la Unión de Agricultores Suizos y la Asociación de Hogares Suizos e Instituciones Sociales Suizas, la Conferencia de Directores Cantonales para Asuntos Sociales, la Unión de Ciudades Suizas, la Iglesia Católica Cristiana de Suiza, la Conferencia Episcopal Suiza .

Traducción, Marcela Águila Rubín

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